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“La Reina Del Mar Y La Guerra”

“La Reina Del Mar Y La Guerra”

Status: Terminada
Genre:Traiciones y engaños / Capitán de Barco/Flota / Maldición / Completas
Popularitas:1.1k
Nilai: 5
nombre de autor: Nani

En Halicarnaso, una ciudad de muros antiguos y mares embravecidos, Artemisia I gobierna con fuerza, astucia y secretos que solo ella conoce. Hija del mar y la guerra, su legado no se hereda: se defiende con hierro, sombra y espejo.

Junto a sus aliadas, Selene e Irina, Artemisia enfrenta traiciones internas, enemigos que acechan desde las sombras y misterios que el mar guarda celosamente. Cada batalla, cada estrategia y cada decisión consolidan su poder y el de la ciudad, demostrando que el verdadero liderazgo combina fuerza, inteligencia y vigilancia.

“Artemisia: Hierro, Sombra y Espejo” es una epopeya de historia y fantasía que narra la lucha de una reina por proteger su legado, convertir a su ciudad en leyenda y demostrar que el destino se forja con valor y astucia.

NovelToon tiene autorización de Nani para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

Capítulo 17: Los Herederos del Juramento

Capítulo 17: Los Herederos del Juramento

Pasaron siglos desde la noche en que Artemisia desapareció en el mar. Halicarnaso cambió de manos, de lenguas y de dioses. Los imperios se alzaron y cayeron como mareas, y las ciudades crecieron sobre ruinas olvidadas. Pero en cada generación, entre las canciones de los marineros, las plegarias de los sacerdotes y las historias de los ancianos, un nombre seguía flotando como espuma sobre las aguas: Artemisia, la Reina del Mar.

Decían que nunca murió. Que en las noches de tormenta podía verse su silueta caminando sobre las olas, o que en las batallas más crueles, las flotas escuchaban un canto lejano que les daba valor. Para los poderosos, era mito. Para los humildes, era fe.

Y en los templos oscuros, donde se susurraba más que se hablaba, era ley:

Hierro para resistir. Sombra para proteger. Espejo para vencer.

El renacer del juramento comenzó en un puerto olvidado del mar Egeo. Allí vivía una joven llamada Cassia de Halos, descendiente lejana de los antiguos generales de Artemisia. Su linaje había sido reducido a pescadores y mercenarios, pero la memoria corría en su sangre como fuego oculto.

Una noche, mientras buceaba en busca de perlas, Cassia halló algo imposible: una espada oxidada, atrapada entre las rocas del fondo marino. No era hierro común. Incluso cubierta de algas, emitía un brillo apagado, como si guardara una llama interior.

Al tocarla, Cassia sintió un peso caer sobre su pecho. Escuchó voces, ecos antiguos, un murmullo de juramentos pronunciados siglos atrás. Y entre ellos, una frase clara, firme, indomable:

—El hierro nunca se quiebra.

Cassia emergió jadeando, con la espada en la mano. A partir de ese momento, la calma de su vida se quebró para siempre.

Pronto llegaron noticias de que no era la única.

En la ciudad de Mileto, una orden secreta de mujeres llevaba generaciones velando en silencio sobre pergaminos y códigos ocultos. Se hacían llamar Las Veladas, herederas de la Sombra, descendientes de Irina Jenos. Sus integrantes eran espías, intérpretes, amantes de la intriga y guardianas de secretos políticos. Habían sobrevivido ocultas, transmitiendo su misión de madre a hija: preservar la discreción, la astucia y el filo invisible del juramento.

Mientras tanto, en Rodas, los sacerdotes de un templo olvidado desenterraban lo que llamaban el Fragmento del Espejo. No era el cristal completo de oricalco, sino una astilla, un pedazo quebrado que reflejaba cosas que no estaban allí: rostros de muertos, futuros probables, recuerdos que nunca habían sucedido. Estos sacerdotes, autoproclamados Custodios del Reflejo, aseguraban que descendían de Selene Claes, la mujer que había entregado su vida para sellar el juramento.

Así, sin que nadie lo planeara, tres fuerzas comenzaron a reemerger: el Hierro, la Sombra, el Espejo.

Pero el centro de la historia era Cassia.

El hallazgo de la espada no pasó desapercibido. Mercenarios quisieron arrebatársela; nobles intentaron comprarla. Ella los enfrentó a todos, descubriendo que no solo tenía la fuerza del hierro en sus manos, sino en su voluntad.

En una ocasión, durante una emboscada en el puerto, blandió la espada contra diez hombres. No era una combatiente experta, pero los aceros enemigos se partían al chocar con su arma. Los testigos juraron que, por un instante, vieron la sombra de otra mujer a su lado, guiando sus movimientos: una reina con manto negro y corona de olas.

Cassia comenzó a soñar con Artemisia. En esos sueños, la Reina del Mar le hablaba sin palabras, solo con miradas que pesaban más que cualquier sentencia. Una y otra vez, Cassia despertaba con la certeza de que no era casualidad: había sido elegida.

La primera unión ocurrió en secreto.

Cassia fue conducida, con los ojos vendados, a un sótano en Mileto. Allí la esperaban Las Veladas. En un círculo de lámparas, mujeres con velos negros la observaban. Una de ellas, anciana, le preguntó:

—¿Qué has visto en tus sueños?

Cassia dudó, pero respondió con sinceridad:

—He visto a una mujer caminando sobre el mar. No me ordena. No me consuela. Solo me mira, y en su mirada hay un mandato: no quebrarme jamás.

Las Veladas se miraron entre sí. La anciana asintió.

—Entonces eres de las nuestras. La Sombra caminará contigo.

Le entregaron un anillo de obsidiana, símbolo de su aceptación.

Semanas después, en Rodas, los Custodios del Reflejo permitieron a Cassia contemplar el fragmento del espejo. Al mirarlo, no se vio a sí misma, sino a Artemisia, erguida sobre un trono de olas. Y a su alrededor, miles de mujeres que portaban las tres insignias: espadas, mantos, espejos.

El reflejo le habló con voz quebrada:

—No busques mi regreso. Haz que mi eco no muera.

Cassia cayó de rodillas, llorando.

La noticia se propagó como pólvora: en los mercados, en los barcos, en las tabernas, comenzó a circular el rumor de que el juramento había despertado.

Los reinos vecinos empezaron a inquietarse. Si el hierro, la sombra y el espejo regresaban, significaba que Halicarnaso no había muerto, que su legado podía reconstituirse en un nuevo imperio.

Y con el renacer del juramento, también comenzaron a moverse viejos enemigos. En el sur, en las cavernas olvidadas de Licia, una orden que llevaba siglos dormida empezó a pronunciar su nombre prohibido: los Serpente.

Cassia, sin saberlo, se había convertido en el faro de un nuevo ciclo.

De noche, mientras dormía junto al mar, soñaba que Artemisia la miraba y le entregaba una llave invisible. Al despertar, comprendía el mensaje: ella no era reina, ni oráculo, ni diosa. Ella era heredera, y con cada decisión que tomara, el eco de Artemisia resonaría más fuerte.

El hierro estaba en sus manos. La sombra la rodeaba. El espejo la observaba.

El juramento, una vez más, había regresado al mundo.

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Vianey Hernandez Ortiz
Excelente Novela 💯💯💯
Vianey Hernandez Ortiz
Excelente Novela 💯💯💯
Liliana Rivero
excelente historia felicitaciones escritora éxito en todas las demás que escribas gracias por compartirla con nosotras bendiciones 👏🥰/Rose/
Liliana Rivero
excelente capitulo me gustó mucho sigue así
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