Dentro De Tus Redes.

Almass Vannecelli

...****************...

Durante las últimas dos semanas, Juwon y yo hemos estado más conectados, manteniendo conversaciones y realizando llamadas frecuentes. Sus detalles me hacen crecer la ilusión hacia él; no deseo que existan limitaciones en lo que tenemos, ya que siento que es sincero y tiene buenas intenciones conmigo. Habíamos acordado que esta noche iría a su casa, y él se ofrecería a recogerme. Pasaría una semana con él, aprovechando que mis hermanos no estaban en la ciudad.

Al salir de la universidad, vi un coche conocido, era Jim. Honestamente, parece no aceptar un no como respuesta y continúa insistiendo. Mientras caminaba hacia mi auto, él se baja y se acerca a mí.

—Buenas tardes.

—Hola, Jim. ¿Qué te trae de nuevo por aquí? —pregunto de manera despreocupada.

—Vengo a ver si hoy tengo la suerte de que la chica más hermosa de esta universidad acepte mi invitación a cenar.

Sonrío levemente, preguntándome si no se cansará de insistir. Después de evaluarlo por unos momentos, le respondo con una voz suave:

—Está bien, aceptaré tu invitación. ¿Dónde nos vemos?

Lo veo sonreír, y con tono emocionado me responde:

—Yo puedo pasar por ti. Solo dime dónde te recojo. Quiero invitarte al restaurante Soner.

—Nos vemos allí a las 8. Hasta luego, Jim.

Me despido y subo a mi auto; a los segundos, entra Esmeralda.

—Vi que ese tal Jim está muy feliz. ¿Acaso aceptaste su invitación? —me pregunta con curiosidad.

—Sí, ha estado insistiendo durante estas dos semanas, así que lo acepté por simpatía.

—¿Qué pasará si se entera tu coreano? No creo que le guste.

—No estoy haciendo nada malo, solo será una cena, además puedo tener más amigos.

—Pero tienes una relación con él. Si se entera de que saliste a comer con otro chico, podría molestarse.

—Estamos saliendo y conociéndonos; aún no tenemos una relación formal, así que no debería molestarse. Solo será una comida.

—Si tú lo dices, pensé que irías hoy a su casa.

—Lo haré. Después de la cena, iré a su casa y le diré que me mande a buscar a las 10. A esa hora estaré allí.

Ella solo mueve la cabeza en señal de negación. Al llegar al apartamento, comienzo a investigar en mi portátil sobre Jim, ya que su apellido me sonaba familiar. En pocos segundos, toda la información aparece en la pantalla: es el hijo del presidente de este país. Ahora comprendo por qué su apellido me era conocido; tiene 23 años y está soltero. Él acaba de regresar del extranjero. Dejo mi computadora a un lado y tomo mi teléfono, donde leo un mensaje de Juwon preguntando cómo me fue. Le respondo que pase por mí a las 10, sin entrar en más detalles. Dejo el teléfono a un lado y me acuesto un rato, ya que la universidad está cansándome más de lo habitual.

Siento que alguien me mueve; al abrir los ojos, es Esmeralda.

—Almass, ya se hizo de noche. ¿No piensas salir?

Miro el reloj: ya son las 7. Me levanto rápidamente de la cama, corro hacia el baño, me doy una ducha rápida y me pongo un vestido azul que combina con mis tacones.

Me veo elegante, ya que el restaurante es muy glamuroso. Me maquillo rápidamente y salgo del apartamento. Al bajar, me subo al auto hasta llegar al restaurante. Miro mi reloj: llegué puntual. Él se acerca, mirándome de abajo hacia arriba con una pequeña sonrisa.

—Buenas noches, te ves muy hermosa. Gracias por aceptar mi invitación.

—Buenas noches —le sonrío.

El mesero se acerca y nos conduce a la mesa. Jim mueve la silla para que me siente; lo hago, y el mesero nos entrega las cartas. Pido algo ligero para comer, él hace lo mismo y también pide una botella de vino, antes de que el mesero se retire.

—Cuéntame, Almass, ¿qué estás estudiando?

—Estudio Sistemas y Software —le respondo.

—Es una carrera complicada.

—No tanto, si tienes claros los códigos. Cuéntame, Jim, ¿qué estudiaste?

—Yo estudié en el extranjero Negocios Internacionales. Hace poco volví.

—Entiendo, tu apellido me sonaba conocido hasta que me enteré de que eres el hijo del presidente. ¿Cómo se siente? —le pregunto con curiosidad.

—Es un orgullo que tu padre sea la máxima autoridad del país, pero también es agotador. Siempre están pendientes de tus movimientos. Ante las cámaras, debes aparentar perfección y manejar el estrés de la prensa.

El mesero regresa y comienza a servirnos. Después de varios minutos, hemos terminado. Bebemos vino mientras él me cuenta anécdotas de su experiencia en el extranjero, lo cual me parece divertido. Miro el reloj: ya son las 9:30, y debo irme antes de que venga a recogerme.

—Me agradó mucho la cena; la pasé muy bien, pero ya debo irme.

—Gracias por aceptar. Me sentí muy bien a tu lado. Permíteme llevarte, por favor.

Si espero al chofer, llegaré más tarde.

—Está bien.

Nos levantamos y caminamos hacia la salida. Observamos cómo uno de los escoltas de Jim abre la puerta del auto y ambos nos subimos.

—Almass, en una semana habrá un evento muy importante. Los fondos serán para una fundación y me gustaría que me acompañarás. Me gustaría tener una amistad contigo.

—Lo siento, pero la verdad es que no. Me agradan tus intenciones, pero estoy saliendo con otra persona.

—Entiendo tu situación, pero solo busco una amistad. No tengo a ninguna amiga que me pueda acompañar. Si lo prefieres, puedes invitar a tu amiga. Solo será por un rato. Por favor, ¿aceptarías ir conmigo?

—Está bien, solo será por un rato…

—Sí, eres tan hermosa por dentro como por fuera —me dice, sonriendo.

Le respondo con otra sonrisa y, minutos después, llegamos al edificio. Él se baja del auto, me abre la puerta y toma mi mano para ayudarme a salir.

—Una vez más, gracias por aceptar mi invitación. Aquí tienes mi tarjeta; por favor, escribe para que estemos en contacto y coordinemos nuestra asistencia al evento. Te agradezco de nuevo.

Me da un beso en la mano, y en ese momento escucho una tos fuerte. Al voltear, veo a Juwon observándonos, y su expresión refleja molestia. Su mirada intensa y sus ojos, más oscuros de lo habitual, me hacen retirar rápidamente mi mano.