"Mi vida cambió en un abrir y cerrar de ojos. Tenía todo lo que siempre había deseado: padres amorosos, una hermana que era mi mejor amiga y un novio que se suponía que me amaba desinteresadamente. Pero un día, al descubrir secretos ocultos que giraban en torno a mí, sentí que el suelo se desvanecía bajo mis pies. ¿Cómo podría haber estado tan ciega?, ¿cómo puede confiar tanto en esas personas?; estos secretos estaban a punto de sacudir los cimientos de mi familia y destruir mi relación."
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Capitulo I Decepción
Punto de vista de Kristen
Llevo cinco años fuera de mi país, estuve estudiando en el extranjero gracias a una beca que obtuve por mis estudios, estoy emocionada por volver a ver a mis padres, hermana y en especial a mi novio Leo a quien amo con locura. Solo una persona sabe de mi regreso: mi hermana Irene a quien quiero mucho. Mi novio y yo nos conocimos en la preparatoria; en esa escuela solo iban las personas de clase alta y uno que otro becado. Él era el chico más guapo de toda la escuela, las chicas morían por él, pero él se fijó en mí, una chica común sin dinero ni fama: una simple becada. Y es que así ha sido todo en mi vida, siempre he tenido que luchar por lo que quiero.
Mis padres pensaban que Leo solo era un compañero de clases y que iba a la casa solo a buscar apuntes, decidimos que fuera así, ya que ellos eran muy estrictos y nunca me hubieran permitido tener novio, según ellos lo primero eran mis estudios. Me parecía que estaban orgullosos de y que querían un mejor futuro para mí.
Por otro lado, estaba mi hermana Irene, ella es un año menor que yo. Mi hermana siempre ha sido más liberal, a ella le importaba muy poco la opinión de mis padres, así que siempre hacia lo que le daba la gana. Aun así era mi mejor amiga y a quien le contaba todos mis secretos. Ella sabía de mi relación con Leo y de que lo amaba con todo mi corazón, así como también sabía de qué regresaría esa noche, para darles una sorpresa.
Después de varias horas de vuelo al fin pisaba suelo de mi país natal, llena de emociones encontradas iba caminando hacia la salida del aeropuerto, en busca de un taxi que me llevará a casa, iba tan distraída que no me fijé y choque contra un muro haciendo que cayera al suelo, al menos eso pensaba yo (que era un muro), pero cuando alce la mirada, me encontré con un hombre alto, musculoso, tenía un aura que daba miedo y sus oscuros ojos solo transmitían frialdad; sin embargo, no podía negar era que ese hombre estaba como para comérselo, por unos instantes nuestras miradas conectaron, pero el encanto termino cuando se refirió de manera tan déspota a mí.
“¡Fíjate por donde caminas, muchacha tonta!”. Las palabras de ese sujeto resonaron en todo el lugar y su frialdad congelo a todos los transeúntes.
“¿Qué le pasa, él que debería ver por dónde camina es usted insolente, mal educado”. Kristen mostró su carácter y fue la única en todo el lugar en no temer a este hombre.
“¿Insolente, mal educado?”, respondió el hombre con expresión sombría.
Me dio igual el comportamiento de ese hombre, por mi carácter rebelde e indomable no le tenía miedo a nadie. Estos años en el extranjero me ayudaron a forjar un buen carácter y a no bajar la cabeza ante nadie. Sin querer perder mi tiempo discutiendo con ese patán, pues tenía cosas que hacer mucho más importantes, deje al sujeto parado, con una expresión fría mirándome con cara de querer matarme, realmente me daba igual, ya que seguramente no lo volvería a ver en la vida. Subí a un taxi que me llevo directamente a la casa de mis padres. Mi familia era la típica familia de clase media, no contábamos con lujos ni nada que pudiera llamar la atención, pero al llegar mi sorpresa fue ver algunos autos de lujo parqueados afuera de la modesta casa. «“Seguramente mi hermana les contó a mis padres que llegaría hoy”», pensé; sin embargo, no me moleste porque por primera vez sentí que mis padres me habían extrañado y que habían organizado una fiesta para recibirme.
Con una inmensa sonrisa baje del auto después de pagar el servicio del taxi, agarre mis maletas y camine con paso firme a la entrada de la casa. No estaba vestida adecuadamente para que los invitados me vieran, pero se suponía que yo sería la que diera la sorpresa y no al revés. Intente abrir la puerta principal con mi llave, no obstante estás no funcionaron, mire extrañada la cerradura de la casa y me di cuenta de que la cerradura había sido cambiada. Sin darle importancia a ese hecho llamé a la puerta usando el timbre como hacían los invitados.
Después de llamar varias veces, al fin alguien abrió la puerta. Era mi madre quien me recibió con cara de sorpresa, pero sabía que era falsa, pues era experta en detectar las mentiras, (al menos eso creía yo).
Con una sonrisa forzada, Emperatriz Milán me recibió. “¡Kristen!, cariño que sorpresa, no sabía que vendrías hoy”, las palabras de Emperatriz solo demostraban el desdén que sentía ante mi presencia.
“¡Madre!, solo quería sorprenderlos”, indique pensando que estaba viendo cosas donde no las había.
“Pero no te quedes ahí parada, ven pasa. Estamos teniendo una celebración muy especial”, dijo mi madre con una sonrisa que parecía ser genuina.
Entramos a la casa y mi mamá me pidió pasará al comedor, estaban reunidos ahí con unos invitados especiales. Yo tenía curiosidad de saber que se estaba celebrando, así que camine aún con la esperanza de que la celebración fuese para mí. Sin embargo, lo que pasó después, desquebrajo mi mundo haciendo que todo lo que yo creía empezaba a desplomarse.
“Familia, les presento a mi hija Kristen Sandoval, nuestra hija mayor”, mi madre me presento a sus invitados, pero para mí sorpresa en la mesa estaba sentado Leo Linares, el amor de mi vida.
Mis ojos se llenaron de felicidad y un brillo especial se mostró en ellos, «será que Leo vino a pedir mi mano, pero es imposible, pues solo Irene sabía que yo venía», más, sin embargo, Leo se puso pálido a penas me vio y desvío su mirada al plato frente a él.
“Kristen, te presento a Leo Linares, el prometido de tu hermana y ellos son sus padres, Carol y Felipe Linares”, Elizabeth estaba emocionada con el compromiso de Irene y su tono de voz alegre lo comprobaba.
En cambio, yo estaba sintiendo un dolor asfixiante en el pecho, el dolor de la traición se introdujo en cada uno de mis huesos, ese sentimiento de pérdida se hizo presente, y aunque por dentro me estaba muriendo no les iba a dar el gusto de verme derrotada, por el contrario, mostré mi mejor sonrisa y trague mis lágrimas en, para poder pronunciar las palabras que salieron con naturalidad y sin emociones. “Felicitaciones hermana, veo que encontraste el hombre perfecto para ti, les deseo que sean muy felices”, mi mirada bailaba entre Irene a la que consideraba mi mejor amiga y en Leo pensé que era el amor de mi vida.