Dylan Peterson está pasando por una mala racha en su vida. Acaba de regresar del ejército y su hermano menor está metido en problemas, debiendo dinero a un prestamista conocido y peligroso. Amenazado de muerte, Cameron recurre a su hermano mayor para que lo ayude.
Dylan simplemente no esperaba tener que recurrir a un antiguo conocido suyo, Tristan Manson, uno de los hombres más ricos de la ciudad.
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Capítulo 10
—Tal vez no hayas visto todo sobre mí.
Él se queda mirándome y yo continúo:
—Sé que recuerdas aquella tarde que te invité a salir conmigo y te negaste, sino no habrías venido directamente a mí.
No me importa que sepa que lo investigué.
Él dice:
—Tenía miedo de acercarme a ti. Estuve en casa hace un tiempo y ya no vi tu coche estacionándose como solía hacerlo en mi barrio.
Creo que ambos sabemos más el uno del otro de lo que imaginamos. Me gusta eso, esa extraña conexión.
—Hace tiempo que no hago más eso.
Percibo que él terminó de comer, le pregunto si desea repetir, él dice que no. Recojo los platos.
Dylan
Me quedo mirándolo recoger los platos y dejarlos sobre la pila. Pensando en lo que él acaba de decir. Él no me respondió la pregunta, entonces digo:
—Pero eso no explica que te sientas parecido a mí de alguna forma.
Él me mira, entonces dice:
—Ven conmigo.
Yo lo sigo en dirección a la sala. Tiene algunas fotos sobre la chimenea, algunas de él con un hombre que él dice ser su padre. Él mira la foto y después dice:
—Cuando yo tenía 15 años, mi padre me encontró besando a un chico en mi cuarto.
Yo apenas me quedo mirándolo hablar y él continúa:
—Después de golpearme en el rostro y expulsar al chico de mi cuarto, él me dio un sermón, dijo que iba a desheredarme en caso de que me viera hacer eso de nuevo y en seguida me mandó a un internado.
Él ríe de forma sarcástica ahora y continúa:
—Un internado solo de chicos.
Él se pone serio ahora:
—Pero yo no hice nada ahí, nada de eso, apenas me concentré en estudiar para convertirme en un líder empresarial como él quería.
Yo me quedo mirando:
—Cuando regresé después de la facultad de Economía a los 23 años, hice la imagen que él quería. Era un líder nato, asumí gran parte de los negocios de la familia y disfrutaba la noche con mujeres maravillosas.
Entonces su rostro se pone sombrío de repente y él continúa:
—Hasta que descubrí que mi padre y el padre de aquel chico lo habían forzado a casarse un tiempo después de que yo volví. Lo encontré y él me confirmó eso y quería distancia de mí. No es que yo quisiera alguna cosa con él.
Él respira hondo y continúa:
—Pero eso atizó mi lado rebelde y comencé a salir con todos los chicos que yo quisiera.
Él me mira y entonces deja la foto de los dos ahí. Camina en dirección al sillón y se sienta.
—Me recuerdas al mismo tiempo una época en que yo podía ser yo mismo antes de todo y también la época en que yo finalmente decidí ser yo.
Yo digo sin pensar bien:
—Pero no es esa la imagen que transmites a las personas.
Él parece sorprendido por lo que yo dije, yo debía haber pensado mejor antes de hablar.
—Lo sé.
¿Él admite?
Él entonces me mira, se levanta y dice:
—Por eso te conté todo esto.
Yo me quedo mirando sin entender y él se aproxima diciendo:
—No hago más esas cosas, no puedo perder todo lo que construí para ser noticia en periódico y revista de chismes. Infelizmente aún dependo de mi padre en algunos negocios y él ha hecho marcación cerrada en mi vida íntima si es que me entiendes, como si yo fuera un niño que no sabe lo que quiere.
Me quedo mirando él continuar:
—Las mujeres que ves conmigo son todas muy bien pagadas para no esparcir nada sobre nuestra vida personal, son novias trofeo. Duermo con la mayoría de ellas, pero eso nunca me deja satisfecho totalmente.
Él me lanza una mirada sombría.
Eso explica muchas cosas.
Él continúa:
—Como yo dije, ya hace mucho tiempo que no salgo con nadie además de apariencias como tú mismo ves en las noticias.
Oír eso me deja tenso nuevamente. Él no me deja pensar bien sobre eso y dice:
—Cuento contigo para mantener esto totalmente en secreto. ¿Puedes guardar ese secreto?