Hamilton, un príncipe rebelde que nunca ha encajado en el mundo de la realeza. Obligado a seguir el camino que su familia ha trazado para él, Hamilton sueña con una vida de libertad, lejos de las responsabilidades del trono. Sin embargo, todo se complica cuando su corazón comienza a latir por Esmeralda, una humilde criada del palacio. Su amor prohibido pone en peligro no solo sus vidas, sino también el destino del reino.
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capitulo 19
Hamilton narrando...
–¿Estás hablando de mí? (Nicolás habla mientras se acerca).
–Hamilton se va a la ciudad y no quiere que vaya con él. (Alma habla quejándose).
–Yo también voy a salir, puedes venir conmigo si quieres. (Nicolás habla y Alma salta de alegría).
–Así debería ser un hermano, Hamilton. (Alma habla señalándome).
–Ven ayúdame a equipar a Rain. (Nicolás dice yendo hacia su caballo y Alma lo acompaña).
–Ya podemos irnos. (Hablo mientras tomo la mano de Esmeralda, la ayudo a subir a la Guía y luego subir.).
–¿A dónde vamos, Nico? (Escucho a Alma preguntarle a Nicolás quién le está poniendo la silla a su caballo al salir del establo).
–Vamos a visitar a Elsa. (Habla Nicolás).
–¿Están saliendo? (Alma habla con curiosidad, esto es lo último que escuchamos).
–¿Vamos despacio o quieres ir más rápido? (Le pregunto quién parece distraída). ¿Esmeralda?
¿Como? (Ella habla).
–¿Está bien aumentar la velocidad o algo así? (Quiero decir, quiero que se sienta cómoda hasta que lleguemos a la joyería).
¿Puedo? (Dice tomando las riendas del Guía).
–Es temperamental, no le gusta que nadie la mande, pero está bien. (Hablo y le paso las riendas).
–Parece que somos similares, definitivamente nos llevaremos bien. (Habla y empieza a acelerar poco a poco). Esperar.
Empezó a acelerar poco a poco pero rápidamente íbamos a una velocidad absurda.
El trayecto desde el palacio hasta la Joyería de los Reinos dura al menos 2 horas pero a esa velocidad llegamos mucho antes.
–Sabía que te gusta montar, pero no sabía que montabas así. (Hablo de ayudarla a bajar).
–¿Soy tan malo? (Ella habla y yo levanto las cejas).
¿¡Malo!? ¿Estás bromeando? Eres increíble, no muchas mujeres pueden montar así.
(digo y ella sonríe). Cada día que pasa me sorprendes más.
–Aprendí mucho de mi padre, él fue quien me dio Leal. (Ella habla y tomo su mano llevándola al interior de la joyería). Está cerrado.
–No, espera. (Llamo a la puerta y se abre casi automáticamente).
– Señores, pasen. (Dice el joyero sonriendo mientras nos deja el billete).
Gracias. (Habla Esmeralda al pasar).
–Perdón por avisarte tan tarde, Joseph. (Hablo después de entrar y le doy la mano al joyero, Joseph).
–Siempre estoy a tu disposición. (Habla mientras camina hacia la Esmeralda quien está frente a una vitrina observando las joyas que se encuentran en exhibición).
La joyería estaba cerrada especialmente para que la usáramos hoy, ¿imaginas la confusión que sería si la gente del reino supiera que dos personas pertenecientes a la familia real estaban en el área? Hablando de eso, Esmeralda aún no ha sido presentada adecuadamente como mi esposa, solo lo saben a través de los rumores que surgieron el día de la boda.
Y para ser honesto, no tengo ningún deseo de estar rodeado de plebeyos, nada más que eso.
–¿Entonces eres el plebeyo afortunado que enganchó al príncipe salvaje y rudo? (Joseph habla sosteniendo la mano de Esmeralda y ella me mira perdida, espera… ¿dijo príncipe salvaje y rudo?).
No eres rubia como dicen los rumores ni tienes ojos azules, pero eres bonita.
–Gracias… supongo. (Dice Esmeralda mirando a Joseph quien está recogiendo unos mechones de su cabello rojo).
–¿Cómo acostarse y despertarse como una princesa? O mejor dicho, ¿cómo es despertar junto al príncipe Hamilton? ¿Tu cabello es naturalmente rojo o te lo teñiste? ¿Te enamoraste del príncipe a primera vista? (Ni siquiera sabe cuando callarse, se nota el malestar de Esmeralda). ¿Él también es salvaje cuando tienes sexo o puedes con esa cara angelical domar a la bestia?
–Parece que estás muy interesada en mi marido, ¿estás enamorada de él? Si quieres puedes quedártelo, de nada. (Esmeralda habla enojada, vaya, Esmeralda enojada parece otra persona). ¿Vas a cerrar la joyería y abrir un periódico de chismes?
–Mierda, Dios mío. (Estas son las únicas palabras que puedo sacar de mi boca, Joseph es muy hablador y ya estoy acostumbrada a su forma de pensar pero se me olvidó contarle esto a Esmeralda).
–Lo siento señorita, no fue mi intención molestarla, no sabía que era tan sensible. (Habla Joseph soltando el cabello de Esmeralda).
–No soy sensible. (Habla Esmeralda).
–José, ¿qué pedimos? (Hablo y Joseph se aclara la garganta).
–Sí, alteza, lo conseguiré. (Joseph habla y toma una caja de metal y la coloca sobre la mesa de madera en el centro de la tienda, Esmeralda se sienta en una silla). Pueden elegir lo que quieran.
Abre la caja y dentro hay varias piezas de joyería desde collares, pulseras, aretes y… anillos, pero uno en especial me llamó la atención.
Sigo mirando a Esmeralda que está observando todo con mucho cuidado y admiración, pero luego ella me mira y yo desvío la mirada.
–Entonces unas joyas despertaron tu interés, princesa. (Parece que José mantuvo la calma, cosa que yo nunca he podido hacer).
–Todas las joyas son muy hermosas y con solo mirarlas se nota que son muy valiosas, pero no puedo llevarme ninguna. (Habla Esmeralda).
¿¡Como!? (José habla sin entender).
¿Por qué no? (Pregunto sin entender y acercándome a ella).
–Soy bastante torpe y puedo hacer fácilmente uno de ellos, no quiero enojarte y no quiero que me castiguen de nuevo. (Ella habla normalmente y yo me agacho hasta estar a su altura).
–Puede que seas un poco torpe... quiero decir muy torpe y termines perdiendo todas tus joyas, pero no volveré a enfadarme contigo, lo prometo. (Hablo tomando sus manos y besando cada una de ellas, Esmeralda sonríe levemente). Yo también soy torpe, olvidaste las veces que perdí mi corona, mis zapatos, mi espada y...
–Eso es lo que faltaba, el reino está en manos de dos jóvenes irresponsables. (Dice Joseph sacudiendo la cabeza negativamente).
–Ella se quedará con todas las joyas que hay aquí. (Hablo y tanto Esmeralda como Joseph no pueden ocultar sus caras de asombro). Conserva cada uno de ellos adecuadamente y luego envíalos a palacio, allí recibirás la remuneración debida.
Como desées. (Joseph habla y Esmeralda se levanta y se dirige hacia la puerta).
–Pero lo aceptaré ahora. (Digo cogiendo un anillo de esmeralda y Joseph toma una cajita verde y se pone el anillo).
–Buena elección, señor. (dice Joseph entregándome la caja y la guardo en mi bolsillo). Hasta luego, Señor.
–Hasta luego, José. (Hablo y le abro la puerta a Esmeralda y luego paso).
–La ciudad hoy está muy tranquila, normalmente hay más movimiento. (Dice Esmeralda mirando a su alrededor).
–Qué suerte tenemos. (Hablo y Esmeralda me mira). ¿Qué fue?
–Eres consciente de que eres conocido como el “príncipe salvaje y maleducado” por todos en el Reino, ¿verdad?
(Habla Esmeralda).
–Sólo José piensa eso. (Hablo mientras desato la Guía). ¿No lo es?
–Bueno… (Esmeralda no termina de hablar y ya sé la respuesta).
–¿Tienes hambre? (Pregunto cambiando de tema).
Sí, lo tengo. (Habla Esmeralda).
–Vamos, hay un restaurante cerca. (Hablo de ayudarla a subir a la Guía).
Como el restaurante está cerca, no pensé que fuera necesario viajar hasta allí, así que caminé sosteniendo las riendas mientras Esmeralda se sentaba en el guía.
Cuando caminaba ya podíamos ver algunas personas por la ciudad, algunos solo miraban mientras otros miraban y susurraban, esto ya me molesta. Llegamos al restaurante y está un poco lleno.
El propio dueño del restaurante vino a recibirnos y nos indicó la mejor mesa, que está en el centro del restaurante.
–¿Qué quieres comer? (La verdad es que nada de la carta me da ganas de comerlo porque son platos demasiado sencillos y no estoy acostumbrada).
–A… yo… (No sé qué preguntar).
–Para empezar comeremos canapés Dos platos de feijoada y arroz, para beber querremos dos zumos de maracuyá y de postre sois libres de sorprendernos con vuestras dotes gastronómicas. (Esmeralda habla con una hermosa sonrisa en los labios).
–Ya está, señorita. (El hombre habla y se va).
–¿Cómo hiciste eso? Ni siquiera sabía qué hacer. (Hablo con admiración).
–Me pasó una vez mientras caminaba con Angelina pero ella me enseñó qué hacer, cuando no sabes qué elegir, pedir siempre canapés, el plato que está en exhibición y de postre una sugerencia del chef, sin olvidando el cumplido. (Ella habla).
–Me alegra que estés aprendiendo, estoy muy orgulloso de ti. (Hablo sosteniendo tu mano que está sobre la mesa).
–Muchas gracias, Jales. (Esmeralda habla y su sonrisa rápidamente desaparece y yo quito mi mano de la de ella).
–¿¡Acabas de llamarme Jales!? (Hablo sin creer).
–No, Jales está aquí. (Dice mirando hacia la puerta y yo volteo).
–¿Qué hace aquí? (Digo mirando a él quien al notar nuestra presencia sonrió y comenzó a caminar hacia nosotros).
–Intenta no pelear con él delante de la gente, por favor. (Esmeralda habla preocupada).
–No prometo nada. (Hablo y siento una mano en mi hombro).
–Qué sorpresa conocerlos, altezas. (Jales habla, acerca una silla y se sienta). ¿Puedo sentarme?
–¿Qué quieres, Jales? (Hablo y quito su mano de mi hombro).
–Vine a visitar tu reino de mierda, Esmeralda, estás hermosa como siempre. (Jales toma la mano de Esmeralda y la besa, voy a terminar matándolo en medio del restaurante).
–Aquí está la entrada. (El dueño del restaurante habla, deja una bandeja con canapés y Jales toma uno).
–Está delicioso. (Jales habla de comer).