Después de años de matrimonio con Josue de un momento a otro me pide el divorcio. Como volveré a confiar en los hombres?
NovelToon tiene autorización de lucy curiel para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
Se rompió la burbuja
Aun no vivíamos juntos, ya que queríamos vivir cada etapa de nuestra relación con calma. Y de paso así darle gusto a nuestras familias, yo aun no quería boda, estábamos bien así.
Por un tiempo no tuvimos ningún motivo de preocupación, pero la vida no es siempre miel sobre hojuelas, también tiene sus altas y sus bajas.
Después de una excursión de senderismo qué hicimos con un grupo que se dedica a hacer experiencias extremas para principiantes, no se presentó a trabajar. Mi suegra me llamó y me dijo que tenía una severa infección, qué se pasó la noche ardiendo en fiebre y que el médico le mando antibiótico y reposo.
Por ser lunes había mucho que hacer en la empresa, pero me apresure para poder irme temprano a visitarlo y ver si ya se sentía mejor. Lo encontré aún con fiebre y estuve toda la tarde poniéndole paños de agua fresca hasta conseguir estabilizar su temperatura, lo dejé dormido y me fui a descansar, pero preocupada, ya que lo vi realmente mal, de hecho nunca lo había conocido así, serio y callado, solo sus ojos brillantes quedaban de su natural alegría. Se tardó como una semana en recuperarse, y pensé que ya todo había pasado.
El sangrado de la nariz de Arturo regresó, tuvo par de episodios, uno mientras dormía y otro cuando estábamos en una junta con unos posibles clientes, esto no me gustó y le pedí ir al médico, pero se negó, diciendo que exageraba las cosas, por lo que solo se volvió a tomar el tratamiento del multivitamínico qué le habían recetado la última vez, pero esta vez el sangrado no se detuvo con eso.
Volvió también su aspecto demacrado, pero esta vez acompañado de dolores de cabeza y cansancio.
Me costó mucho trabajo convencerlo de ir otra vez al médico, de hecho tuve que hacer presión aliándome con Citlalli y Mauro para que aceptara, de hecho este último ya me había comentado que no le gustaban los síntomas que tenía mi novio, sin decirme que enfermedad podía ser, solo mencionó que había que hacer un check up completo para descartar algún problema mayor. También nos recomendó un médico internista, que era de toda su confianza porque trabajaban en el mismo hospital y prometió estar al tanto de sus resultados.
Su mamá ya se estaba inquietando también por su aspecto, así que también me ayudó para que decidiera al fin programar la cita con el internista.
Él día de la cita yo estaba especialmente nerviosa, y él solo me trataba de calmar diciendo que ya vería que no tenía nada.
Llegamos al hospital y nos dirigimos a la recepción, donde una chica muy amable nis indicó el piso donde se encontraba el médico, llegamos y había una sala de espera con una recepción donde nos anunciamos y nos indicaron que esperáramos a que nos llamaran. Esperamos por un rato, el que se me hizo eterno, y finalmente nos llamó el doctor, un hombre de mediana edad muy agradable qué nos pidió disculpas por la tardanza, explicando nos que a veces las consultas se alargan debido a que tiene que resolver todas las dudas de los pacientes. Nos sentamos y comenzó a hacer la historia clínica y mi novio respondía puntualmente a todos los cuestionamientos. Al final nos explicó que los síntomas presentados podían deberse a muchas causas, así que tenía que mandarnos a hacer exhaustivos análisis para dar con el verdadero problema.
Los siguientes días le practicaron todos los exámenes necesarios, los resultados saldrían en un par de días. Ese par de días los pasamos juntos, atesorando cada momento. Yo realmente me esperaba lo mejor, o sea que fuera algo sencillo, pero me preparaba para lo peor, pues las palabras de Mauro cuando me dijo que esos síntomas no le gustaban me recordaban que podía ser algo serio también.
Antes de dirigirnos a la consulta, me acerque a darle un fuerte abrazo, yo lo necesitaba más que él, el me correspondió y le pedí que me prometiera qué sin importar lo que saliera en los resultados, estaríamos juntos. Me lo prometió, pero decía que como siempre me alarmaba sin razón, y yo quería creerlo, aunque sentía una opresión en el pecho debido a la ansiedad.
Ya en el consultorio del médico, me temblaban las manos, por lo que Arturo me las tomó entre las suyas y cuando el doctor nos dijo al fin que era lo que tenía, se rompió la burbuja de felicidad en la que nos habíamos encontrado hasta ese momento.
Leucemia linfoblástica aguda. Pronunció el internista, y sentí que mi mundo se desmoronaba, nos explicó que si bien era un tipo de cáncer agresivo, tenía buen pronóstico si se detecta a en etapas tempranas, y nos mandó con un especialista en el tratamiento de estos padecimientos, un hematólogo oncólogo. El doctor Moran, que era el mejor en su especialidad.
Saliendo del consultorio con el sobre de los estudios en la mano, nos encontramos con Mauro, quien nos dijo que ya sabía de los resultados y que nos esperaba una temporada difícil, pero que tenía la esperanza de que se podía vencer la enfermedad.
Regresamos al departamento sin hablar, yo quería decirle tantas cosas, pero tenía un nudo en la garganta qué me lo impidió, solo nos tomamos de la mano, pasando el trago amargo juntos.
Ya cuando estuvimos más calmados, me dijo que lucharía con todas sus fuerzas y que me necesitaba fuerte a mi también, yo le reitere que contaba conmigo y que juntos podíamos lograrlo, me abrazó y por primera vez vi miedo en sus ojos, pero sonreía para darme ánimos, lo besé con ternura y el respondió con intensidad, nos amamos esa noche, con un dejo de tristeza, pero él quería aprovechar antes de que iniciará el tratamiento que sabíamos que lo debilitaria, y no teníamos la certeza de cuanto tiempo le llevaría recuperarse hasta hablar con el doctor Moran. Había que hacer la cita cuanto antes, así que quedé de llamarlo a primera hora en la mañana.