DESTINOS OCULTOS

Después del enfrentamiento y con Dong-hyun bajo custodia, la sensación de alivio comenzó a instalarse en el ambiente. Sin embargo, para Jinwoo, Gael y Hyun-sik, la noche aún no había terminado. Tras abandonar la zona industrial, se dirigieron a una ubicación segura donde podían evaluar las secuelas de lo que había sucedido y planificar los siguientes pasos.

En el pequeño refugio, Gael se sentó en un sillón desgastado mientras revisaba algunos documentos que habían recuperado de la operación. Hyun-sik estaba en una esquina, desinfectando el corte en el costado de Jinwoo. A pesar de que la herida era superficial, el dolor punzante no dejaba de recordarle la intensidad del encuentro.

—Has tenido suerte, Jinwoo —comentó Hyun-sik, colocando una venda en la herida—. Si Dong-hyun hubiera tenido mejor puntería, no estaríamos teniendo esta conversación.

Jinwoo esbozó una sonrisa débil. Sabía que Hyun-sik tenía razón, pero no le preocupaba tanto su herida física como la incertidumbre que sentía en su interior. El caos reciente le había permitido ignorar sus emociones, pero ahora que la adrenalina se desvanecía, una mezcla de dudas y pensamientos no resueltos comenzaba a invadirlo.

Gael, quien había estado observando en silencio, dejó de lado los documentos y se levantó, acercándose a Jinwoo con una expresión de preocupación. Había algo en su mirada, una pregunta que había evitado formular hasta ese momento.

—Jinwoo, ¿qué sigue ahora? —preguntó Gael con voz calmada—. Hemos logrado nuestro objetivo, pero ¿a dónde vamos desde aquí?

La pregunta de Gael resonó en Jinwoo más profundamente de lo que esperaba. Habían llegado tan lejos persiguiendo a Dong-hyun y luchando por una causa que, al principio, parecía simplemente justicia. Pero ahora que habían alcanzado su meta, Jinwoo no estaba seguro de lo que vendría. Sabía que la captura de Dong-hyun no resolvería todos los problemas; quedaban cabos sueltos, y la red de corrupción se extendía mucho más allá de un solo hombre.

—No estoy seguro —admitió Jinwoo después de un momento de silencio—. Siento que, aunque hemos ganado, todavía hay muchas cosas que no hemos resuelto. Y no solo afuera… también aquí —dijo, llevándose una mano al pecho—. Hay algo que no puedo ignorar más.

Gael lo miró con intensidad, como si esperara esas palabras desde hacía tiempo. Jinwoo siempre había sido alguien reservado, alguien que se enfocaba en la misión y rara vez permitía que sus emociones salieran a la superficie. Sin embargo, en ese momento, algo en él parecía estar cambiando.

—Jinwoo… si hay algo que necesitas decir, ahora es el momento —dijo Gael suavemente—. No podemos avanzar si seguimos guardándonos cosas.

Jinwoo inspiró profundamente. Había algo que había comenzado a sentir desde que conoció a Gael, pero no había querido enfrentarlo. Las emociones que surgían en él eran confusas y contradictorias, pero también eran innegables. Era hora de ser honesto, no solo con Gael, sino consigo mismo.

—Gael, he estado negando lo que siento —dijo finalmente, con una voz que temblaba levemente—. La verdad es que me importas más de lo que debería, más de lo que puedo explicar. No se trata solo de la misión o de lo que hemos vivido juntos… es algo más profundo.

El silencio que siguió fue denso, pero no incómodo. Gael, con una expresión mezcla de sorpresa y alivio, dio un paso más cerca de Jinwoo, hasta que estuvieron frente a frente. Sin pensarlo mucho, levantó la mano y la colocó suavemente en la mejilla de Jinwoo.

—Yo también lo siento, Jinwoo —respondió, susurrando las palabras—. Lo he sentido desde hace mucho, pero no estaba seguro de si tú… si nosotros…

Antes de que Gael pudiera terminar su frase, Jinwoo cerró el espacio entre ellos, tomando a Gael en sus brazos. El beso fue profundo y lleno de emociones reprimidas, como si ambos estuvieran descargando todo lo que habían guardado durante tanto tiempo. Fue un momento de vulnerabilidad y sinceridad que los unió de una manera que ninguna batalla podría haber logrado.

Cuando se separaron, con sus frentes apoyadas la una en la otra, Gael sonrió con suavidad.

—Supongo que esto cambia algunas cosas, ¿verdad? —bromeó, tratando de aligerar el momento.

—Sí, cambia muchas cosas —admitió Jinwoo, mirándolo con una intensidad renovada—. Pero también nos da una razón más para seguir adelante. No podemos permitir que todo lo que hemos hecho hasta ahora sea en vano.

Hyun-sik, quien había estado al margen de la escena, no pudo evitar intervenir con una sonrisa divertida.

—Bueno, ya era hora de que ustedes dos lo admitieran —dijo, caminando hacia ellos—. Ahora que por fin han dejado de lado sus complicaciones emocionales, podemos concentrarnos en lo que sigue.

Jinwoo y Gael intercambiaron una mirada cómplice. Sabían que la lucha no había terminado, pero ahora tenían un motivo más para continuar: su relación y el futuro que podían construir juntos. Con Dong-hyun fuera del camino, se abría una nueva oportunidad para redirigir sus esfuerzos hacia algo más grande.

—Podemos hacer algo diferente —dijo Jinwoo con renovada determinación—. Algo que realmente haga una diferencia, no solo en nuestras vidas, sino en las vidas de otros. Tal vez deberíamos considerar la idea de formar una organización para luchar contra la corrupción y proteger a quienes no pueden hacerlo por sí mismos.

Gael asintió, y una chispa de entusiasmo brilló en sus ojos.

—Me parece una excelente idea —dijo—. Sería nuestra forma de asegurar que lo que hemos logrado aquí perdure. Y estoy seguro de que, juntos, podemos lograr lo que nos propongamos.

Con el acuerdo tácito sellado, el destino de ambos comenzó a tomar forma en sus mentes. Habían superado muchos desafíos, y aunque el camino aún era incierto, sabían que, con su amor y determinación, podrían enfrentar lo que fuera. Ahora, tenían un propósito más grande que perseguir, y no estaban dispuestos a dejar que nada se interpusiera en su camino.

El futuro era suyo para escribir, y lo harían juntos, paso a paso.