Años después de ser vendido a piratas por su mejor amigo, y que el padre este se case con Catalina, su prometida, Raúl regresa al río de la plata en busca de venganza y se reencuentra con su hermana, Esperanza, quien con su adorable carácter tratará por todos los medios que no efectúe su cometido, aunque todo plan de venganza puede caer al reencontrarse con Margarita, la hermana rebelde de su ex prometida.
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capitulo 3: "EL ENGAÑO"
Pasaron un par de semanas desde que Raúl e Ignacio habían desaparecido. Esperanza no podía dejar de pensar en ello y se sentía desesperada. Se comentaba en el pueblo que Ignacio, sí, había regresado. La joven no sabía si esto era verdad, pero le había llegado una nota, en donde los citaban a su padre y a ella en la mansión Uriarte Soler.
Cuando llegaron, Catalina, también se encontraba allí, los tres entraron al despacho de señor Alfredo. Vieron, para sus sorpresas, que se encontraba Ignacio. Tenían mucha incertidumbre al respecto, el muchacho parecía tener algunos golpes y el brazo vendado. En cuanto los vio, bajo la mirada.
-¿Ignacio?- pregunto Catalina, mientras esperanza ayudaba a que su padre se siente -¿Qué sucede? ¿En dónde está Raúl?-
-Los hemos citado aquí, porque Ignacio tiene algo que contaros.- comenzó a decir Alfredo, pero Ignacio trato de levantar la mirada y la bajo nuevamente sin pronunciar palabra, entonces, Uriarte Soler, decidió continuar -Mi hijo y Raúl habéis sido raptado por piratas...- todos quedaron asombrados -Cuando intentaron escapar los piratas los habéis descubierto y Raúl... Raúl decidió... lamento informaros esto... Pero él entregó su propia vida por salvar la de mi hijo...- finalizo con pena al hombre.
Esperanza quedó inmóvil ¡esto no podía ser verdad!. Escucho un alarido proveniente de Catalina, quien se agachó para abrazar a su padre, que estaba desconsolado, mientras ella solo tomaba su mano y sin desviar la mirada del joven.
En un momento reaccionó y camino hacia Ignacio con los ojos empapados.
-No lo entiendo...- musitó -Él... Él es muy diestro con la espada...-
Ignacio apenas levantó la mirada con lágrimas en los ojos.
-Lo siento, Esperanza.- respondió en voz muy baja y casi sin aliento -Yo... Yo mismo lo... Lo he visto caer al mar cuando... Cuando lo atravesaron con la espada.- divago
En ese momento, el mundo de la joven se desmoronó, solo escuchaba como Catalina lloraba a gritos y veía al señor Uriarte Soler agacharse a su lado para consolarla, ya que estaba tirada al lado de su padre...
Esperanza se dio la vuelta y camino hacia afuera, se sentía muy aturdida, necesitaba escapar, huir de allí, pero sentís como si sus pies pesaran.
Abrió la puerta y caminó unos pasos fuera del despacho. No pudo más, se apoyó de espalda a la pared y se dejó caer. Por más que intentaba, no podía dejar de llorar ¡Esto no podía estar pasando!
Horas más tarde, esperanza, aún no aceptaba lo que estaba pasando. El señor Uriarte Soler les había ofrecido su casa para hacer una reunión en honor a Raúl y en agradecimiento por salvar la vida de su hijo. Funeral era imposible, ya que no había cuerpo.
Quiso alejarse de todos, seguía sintiéndose aturdida. Mil cosas pasaban por su mente, sabía que no era adecuado pasa una señorita, pero decidió sentarse en las escaleras. Vio como se acercaba Margarita y se sentó a su lado.
-Lo siento, amiguita.- dijo la niña de tan solo 12 años.
-Es que no lo entiendo, Magui...- respondió ella -Esto no tiene sentido.- y la niña la miro confundida.
Esperanza miraba hacia la sala en donde todos estaban.
-No confío en Ignacio...- dijo en cuanto lo encontró con su mirada.
-yo tampoco...- respondió la niña tomando su mano.
Esperanza corrió la mirada y vio al señor Ruiz de la Garza, junto a su hija Catalina y al señor Uriarte Soler, acompañando a su padre.
-En su padre tampoco confío... aún menos que en su hijo...- continuo con los ojos fríos e hinchados por tantas lágrimas derramadas.
-Es verdad...- Margarita también lo miro -Al parecer, está muy ocupado consolando a mi hermana.- comento mal intencionada.
Esperanza miró a su amiga y pensó en lo madura que era para su corta edad. Luego, cerro los ojos fuertes dejando caer lágrimas.
-Estaré contigo siempre.- dijo la pequeña -Te quiero...- continuo apoyando su cabeza en el hombro de Esperanza.
-Si...- Sonrio ella sutilmente -Juntas siempre...-
-Y para siempre...- finalizo la niña. así Esperanza, también apoyo la cabeza sobre la de Margarita y se quedaron contemplando a la nada por un largo momento.