La Reencarnación De La Emperatriz Sanguinaria.

Justamente como Abel pensó, Victoria también fue llamada por el emperador para decirle que ella debe de ir a la frontera, ya se ha mantenido lejos de campo de batalla por mucho tiempo y los lycan estaban tomando ventaja de ello. Pero a diferencia de Abel, Victoria se negó a ir de nuevo, alegando que ella no actuará de forma apresurada solo por una venganza, el emperador ante la respuesta de Victoria se puso furioso.

— te crié como una hija, te di todo, los mejores maestros, las mejores joyas, y ahora te niegas a luchar por el imperio.— reclama el emperador.

— majestad, se esta dejando llevar por sus emociones, usted sabe que un ataque improvisado puede fallar, su sed de venganza nubla su juicio.— responde Victoria sin importar que este ante la corte.

Pero ante esta respuesta, los ministros hablan entre si, ya que Victoria tiene razón, el emperador esta apresurando todo debido a su deseo de venganza por la muerte del príncipe Byron. El primer ministro se pone de pie, apoyando a Victoria, ya que el emperador no esta siendo racional debido a las circunstancias. Los otros ministro también apoyan a Victoria. El emperador se sienta nuevamente en el trono mientras se soba la sien, no le gusta que otros le contradigan, pero si se pone más terco, habrá una gran discusión contra la corte y es lo que menos conviene en este momento, la batalla la estar perdiendo, por lo que necesita a Victoria para guiar a las tropas si es que quieren derrotar a los lycan.

— bien, Victoria, debes preparar un plan, necesitamos recuperarnos, estamos perdiendo terreno ante esas bestias.— ordena el emperador.

— de acuerdo majestad, revisaré los mapas, encontraré una forma de ganar la guerra.— asegura Victoria.

Dicho esto, hace una reverencia, retirándose del salón. Al salir fue directamente a su habitación y le pidió a Moira no dejar que nadie pase, pues debe de salir.

Victoria se oculta con una capa corriendo hacía el bosque, pero, al moverse como una sombra por el bosque, termina convirtiéndose en una bandada de cuervos que vuelan por encima del bosque.

Wolfram quien estaba por irse a dormir, se levanta repentinamente y se dirige cerca de bosque, viendo como los cuervos bajan uniéndose hasta dejar ver una figura encapuchada, quien se quita la capucha revelando a Victoria, Sira y otros lobos también sintieron el aroma de la vampiresa. Sira los hace retirarse a todos para que Wolfram pueda hablar con Victoria.

Victoria le hace saber a Wolfram que el emperador estaba molesto porque el príncipe Byron ha sido eliminado, así que busca venganza. Así que ya era el momento de tomar el palacio, el emperador enviará a Abel con otras tropas, por lo que el palacio quedara vulnerable, por supuesto, Abel esta de su lado y hará lo posible para llevar a esas tropas a una trampa.

— necesito que te comuniques con tus tropas de la frontera, que ellos sepan que Abel es un aliado.— explica Victoria.

— bien, enviare a alguien para que de el aviso. He de creer que cuando esas tropas se vayan, nosotros podremos entrar al palacio.—

— estás en lo correcto, quiero que se acerquen los más que puedan, cuando esas tropas estén lo suficientemente lejos, será nuestro turno, el palacio será nuestro.— responde Victoria con una sonrisa ladina.

Wolfram corresponde aquella sonrisa, así que sujeta a Victoria de la cintura para tenerla más cerca.— me gusta ese plan, lo haremos a tu modo.—

— mantente alerta cachorro, es la batalla que nos llevará al fin de esta guerra.— le da una palmada en el pecho y se aparta.

Victoria estaba dispuesta a irse, pero Wolfram la sujeta de la nuca para atraerla hacía él y darle un efusivo beso. Ante esto, los lycan que estaban de curiosos observando desde lejos, desvían la mirada.

Victoria corresponde el beso, supone que Wolfram esta un poco ansioso porque la noche que se vieron en el palacio no hicieron nada. Tras un largo beso, del cual se separan por la falta de aire, Victoria le hace saber que debe irse, además, no era el lugar adecuado para hacer algo más, así que tendrá que esperar. La chica se aleja para desaparecer en la oscuridad del bosque, mientras que Wolfram deja salir un gruñido, lo habían dejado con ganas.

— parece que alguien tendrá que conformarse con la mano.— se burla Sira.

Wolfram voltea a verla y sonríe con burla.— Sira, amiga mía, te tengo un trabajito, en el cual tendrás que cuidar de un humano.— se burla.

—¿que?, ¿como que un humano?—

Wolfram aun con un tono de burla, le cuenta que ella tendrá que ir sola hacia la frontera para avisarles a sus aliados sobre las nuevas tropas que enviará el emperador, y aunque estás no son tantas como los refuerzos del ducado, deben de tener cuidado y que además, Sira tendrá que ver por la seguridad del príncipe Abel, porque es el aliado que guiara a esas tropas a una trampa y durante la emboscada, él no debe de salir herido. Sira se queja, no le agrada para nada la idea de tener que cuidar de un humano.

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Justamente como el emperador había ordenado, Abel se prepara para guiar las nuevas tropas que el emperador debe de enviar, estás son las que se han quedado en el palacio para protegerlo, por eso, era necesario obtener la ayuda del ducado Dagger, pero ahora, de ve obligado a enviar al campo de batalla a su única protección. Desde la ventana, el emperador ve partir a sus tropas y espera que pronto, Victoria tenga lista una estrategia para poder aullentar a los lycan de su territorio.

— Victoria, debes de tener un plan perfecto, esta vez esas sucias bestias deben ser destruidas.— habla molesto.

— no se preocupe majestad, me aseguraré de que esta batalla sea la última.— asegura Victoria.

— eso es perfecto, acabaremos con esas bestias.— el emperador parece emocionado.

Victoria solo deja ver una leve sonrisa, el emperador habla como si él también estuviera en la batalla, cuando lo cierto es que es solo un cobarde que envía a sus hijos a un lugar peligroso para después vanagloriarse del éxito ajeno.

— por supuesto majestad, bestias estúpidas serán eliminadas.— Victoria mantiene una mirada afilada hacía el emperador.

Pobre viejo, no sabe lo que le espera, estos, podrían ser sus últimas horas de vida. Victoria se retiro de aquel lugar. Sus pasos eran firmes, estaba preparada para lo que se viene, el palacio pronto tendrá un nuevo gobernante y esa, será ella, y todo aquel que se niegue a aceptarlo, simplemente, será exterminado.

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Al día siguiente, un ave picotea su ventana, en su pata traía una nota, al leerla, supo que Wolfram estaba listo. Ya que para el anochecer las tropas que lleva Abel deben de estar lo más lejos posible, le da una respuesta a Wolfram, ha llegado el momento de atacar el palacio.

— Moira, es hora de que salgas al palacio, ve a donde te indique y espera.— le pide a la doncella.

— alteza...¿estará bien?, ¿y si todo sale mal?— habla preocupada.

Todo saldrá bien, el emperador esta desprotegido, es ahora cuando se debe hacer.— responde Victoria.

— esta bien alteza. Por favor, cuídese.— hace una reverencia.

Moira se retira y se va a su habitación a preparar una maleta, cuando las doncellas le preguntan por su repentina salida, ella solo les dice que la princesa le encargo algo importante. Las doncellas no indagan más, pero algunas se quejan porque seguramente Moira ha recibido vacaciones o fue enviada de viaje, mientras que ellas apenas y tienen un día libre. Victoria se encierra en su habitación, preparando dagas y una espada, al igual que ropa adecuada para pelear.

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