si soy yo de nuevo haciendo todo lo que mi familia o mejor dicho mi hermana menor quiere que haga.
mi nombre es Elizabeth Jackson oconor, tengo 26 años, estaba comprometida con un hombre que nisiquiera conocía pero mi tragedia no comienza allí, todo va muy mal cuando mi hermana menor crece y empieza a querer todo lo qué es mio y no entiendo que, si nisiquiera tengo nada ya que mis padres la quieren más a ella por su culpa termino muriendo traicionanda por mi única hermana y esposo llena de deseos de venganza pero algún Dios me vio tan desesperada que decidió darme una segunda oportunidad para acabar con las personas que me hicieron daño hasta la muerte y está vez no desaprovechare esta oportunidad.
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VERDADERA CARA
●Aurora: después de pasar una buena noche con un hombre cuyo nombre ya no recuerdo, me quedé dormida y regresé a casa a las 5 de la mañana, un poco asustada, ya que no puedo permitir que mi padre se entere de la vida que llevo. Entro despacio a casa, subo las escaleras, entro a mi habitación y me pongo un pijama. Salgo a buscar un vaso de agua y me sorprendo al ver la puerta del cuarto de la estúpida de Elizabeth abierta y su cama arreglada. ¿Dónde pasó la noche esta maldita? Oh, qué buena excusa para que mis padres la pongan en su lugar, voy a la cocina por mi vaso de agua y veo a mi padre sentado tomando un café. Me sorprendo y le digo: ¿qué haces despierto a esta hora, papi?
●Pedro: Hola, mi niña. ¿Cómo dormiste? No supe a qué hora llegaste. Todo bien por aquí. No podía seguir durmiendo, así que vine por un café. De esa manera, me alisto temprano y voy a la empresa, ya que tengo algunos asuntos que atender. Además, hoy tenemos la cena para la pedida de mano de tu hermana, así que tengo que regresar temprano.
●Aurora: Me fue muy bien, papá. Pasé un momento agradable con mi amiga Sara, ¿te acuerdas de ella, verdad? Estábamos con sus padres y luego me trajeron a casa. Yo tampoco pude seguir durmiendo. Sí, papá, esa es una muy buena idea, sabes que no debes llegar tarde a la cena. Oye, tengo algo que decirte. No sé si estoy haciendo bien, pero estoy un poco preocupada. Cuando me desperté, pasé por la habitación de mi hermana y parece que no durmió en casa. ¿Sabes algo de ella? Estoy muy preocupada.
●Pedro: ¿De qué estás hablando, mi dulce niña, si tu hermana se vino antes que nosotros? Como que no está en casa. Vamos a ver en dónde está metida esa niña. Voy a su habitación y es cierto lo que me dijo mi Aurora: ¿dónde diablos se quedó esa niña de mierda? Tomo mi teléfono y empiezo a llamarla, pero nadie responde. Algo me dice que esta estúpida niña me meterá en problemas con la familia Rubio. Empiezo a llamar a todos en la casa a gritos.
●Carmina: mi cielo, ¿qué es todo este alboroto? ¿Te sucede algo? Hola, mi niña, ¿cómo amaneciste? ¿Te fue bien con tu amiga?
● Aurora: buen día, mami. Me fue muy bien. Mi padre está así porque la perra de mi hermanita no durmió en casa anoche. Mira cómo está hablando con todos los sirvientes para que la busquen. Aunque a mí eso no me importa, voy a subir a darme una ducha y ver cuándo esa estúpida decide aparecer. Entré a mi habitación y me metí en la bañera para relajarme.
●Carmina: cariño, siempre te dije que a esa niña le dimos demasiada libertad. Mira, ya ni le importa no llegar a dormir a casa. ¿Qué pasaría si hay un escándalo y el joven Bladimir se entera en dónde pasó la noche esa niña?
●Pedro: No te preocupes, cariño, ya cancelé la ida a la empresa. Me quedaré aquí esperando a que aparezca esa niña malcriada y nadie puede saber que Elizabeth no pasó la noche en casa. ¿Estamos de acuerdo? Nadie. Pasaron dos horas y esa mocosa no aparecía. Desayunamos y, de repente, escucho que abren la puerta. Voy directamente hacia ella, miro quién entra, me pongo frente a ella y, con voz firme, le digo: ¿Dónde diablos has estado, niña estúpida?
●Elizabeth: intento llegar a casa rápidamente, pero creo que ya es imposible. Estoy segura de que ya se dieron cuenta de que no pasé la noche allí. Tendré que soportarlos hasta la noche, solo unas horas más, y seré libre de esta familia. Así podré vengarme de ellos y no tendré piedad. Salgo del taxi, pago y entro a la casa. Cuando me doy la vuelta, veo a mi padre y a mi madre esperándome con una mirada asesina. Mi padre me grita y veo cómo se acerca sonriendo la perra de Aurora, así que le digo: Padre, no me grite. No vine a dormir a casa porque no quise; simplemente me di cuenta de que al ir a tomar el taxi no tenía suficiente dinero, así que me quedé en casa de mi amiga, no entiendo porque siempre piensan lo peor de mí.
● Carmina: cariño, pero yo te di todo el dinero para que pagaras el taxi, porque dices que te faltaba, mi niña.
●Elizabeth: madre, no estoy mintiendo. Mira, esto fue lo que me diste, o es mentira. Agradezco a mi amiga que me trajo a casa y pude pasar una noche segura. Padre, si quieres, le llamo ahora mismo a mi amiga para que me crea.
●Pedro: No es necesario si dices que fue así. Ahora ve a darte una ducha rápida, estamos desayunando. Ah, y no olvides que hoy tendremos la cena para anunciar tu compromiso. Espero que estés muy linda y que no dejes mal a la familia, ¿de acuerdo?
● Elizabeth: está bien, no se preocupe, hoy no los haré quedar mal. Estoy a punto de subir a mi habitación cuando siento las manos de Aurora en mi cuello. Luego me arranca la chaqueta que llevo puesta y empieza a gritar como loca. Mierda, ahora sí estoy en problemas. No sé cómo pude bajar la guardia con esta perra.
●Aurora: Papá, mira cómo está mi hermana Elizabeth. ¿Qué son todas esas marcas en tu cuerpo? No me digas que lo que dicen los rumores sobre ti es cierto, que vendes tu cuerpo a hombres adinerados. Por favor, explícanos qué está pasando. Mira que hoy te comprometes, ¿cómo puedes hacer pasar una vergüenza así a nuestra familia? Sonrío al ver la expresión en su cara, ya que todo lo que acabo de decir me lo inventé. No quiere decir que porque se vaya a casar voy a dejar de intimidarla.
●Pedro: Elizabeth Jackson O'Connor, ¿qué demonios estás haciendo? ¿Cómo te atreves a ensuciar el buen nombre de esta familia? Eres una perra deshonesta, igual que tu madre. Me dirijo hacia ella y le doy una bofetada que la hace caer al suelo. Ordeno a los sirvientes que la encierren en el sótano hasta la noche.