— Mami, estás viva. — Sus ojos verdes igual a los míos me hacen sobre saltarme, imposible. No puede ser, esté niño es...
— Byron. — Podría reconocer esa voz en cualquier lugar. La tengo gravaba en mi memoria cómo si fuera mi maldita canción favorita.
— Papi, encontré a mamá. — Estaba a unos metros del hombre que ame por más de una década, el hombre de 1.87, cabello negro, ojos grises azulados, hombros anchos, labios sexis y rostro apuesto. El era la definición de perfección.
¿Alguna vez le han regalado flores a un hombre? Yo si. Es el que está frente a mí en éste momento.
Lo recuerdo de niño, ¿cómo no me dí cuenta antes? Quizás por qué has estado luchando por olvidar todo de el. Así que no notaste que el pequeño aquí es su viva imagen. Contestó mi voz interior.
— Aléjate de mi. — Ordene a al mocoso. Mi voz antes normal se volvió fría.
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Lo siento
Lidia.
Han pasado tres meses desde que empecé a salir con Joseph. ¿Tengo sentimientos por el? Definitivamente si. No soy de piedra, cualquier mujer se sentiría bien si un hombre guapo, amable y carismático va tras de ti. Joseph ha despertado en mi sentimientos que no sabía podían resurgir de las cenizas. Ha sido comprensivo a la hora de hablar sobre mi familia, no me ha presionado para que nuestra relación avance, y tampoco ha reclamado los desplantes que le hace Byron.
Me gusta su personalidad, me gusta incluso más que su apariencia y eso dice mucho, en la última semana he apagado las alarmas, quizás me estoy apresurando, o quizás fue muy lenta al tomar esa decisión. Francamente no se. Ahora quiero disfrutar mi noviazgo al máximo, Quiero experimentar todas las cosas que no he podido. El sexo es una de ellas. Pero todavía no sé cómo se empieza, quiero decir, se cómo se tiene, tengo idea de algunas posiciones, pero no sé cómo se debe dar el momento.
Simplemente voy y le digo, "oye quiero tener sexo" ¿dejó que el tome la iniciativa? ¿Qué diablos hago?"
El miedo me invade cada vez que los besos de Joseph bajan por mi cuello. Las alarmas vuelven a encenderse y me dicen que no estoy haciendo lo correcto. La última vez fue hace dos semanas, pero hoy es otro día, otra semana e incluso otro mes. Hoy me siento lista para lo que se me presente.
Invité a Joseph a pasar la noche en mi departamento. Será la primera noche que pasamos juntos.
El timbre sonó y supuse que era el. Corrí a la puerta.
— Hola. Llegaste temprano. — ¿Recuerdan cuando dije que estaba lista para todo? Era mentira. No estaba lista para ver a Luke en mi puerta y con una apariencia de vagabundo. Lo vi hace una semana. Se veía tan impecable cómo siempre. — ¿Qué haces aquí y así?
— ¿Puedo pasar?
— No. Estoy esperando a mi novio. Lo que menos necesito es un tipo fastidioso arruinando mi buen humor. — El empujó mi puerta y se metió. — ¿Qué carajos quieres? — Se aclaro la garganta.
— Lo... — Le hice un gesto con la cabeza para que continuará. Estaba desesperada por echarlo. — Lo siento Lidia.
— ¿Qué? — Definitivamente no estaba lista para todo.
— Tenías razón. No soy tan perspicaz en la vida personal. Me equivoqué contigo. Ya se que no intentaste matar a Byron.
— Vaya. Por lo menos tuviste la decencia de investigar. Tarde. — Resalté. — Pero lo hiciste. — Ahora tenía curiosidad. Siempre la tuve. Yo sabía que no era culpable. ¿Pero quien lo era? — ¿Sabes quién fue?
— No. Sólo se que no fuiste tu.
— Si te enteras no dudes en decírmelo. Me gustaría darle un par de bofetadas. — Eso fue lo que recibí de mis padres. Eso era lo que yo le daría al culpable.
— Está bien.
— Y ya lárgate. — Me irritaron sus ojos mirándome fijamente.
— ¿Esperas a alguien? — ¿No había puesto atención cuando dije que esperaba mi novio?
— Si. Estoy esperando a mi buen muchacho. Ya sabes, el que viene después de un cucaracho. — Reí, a él no le hizo tanta gracia.
— No me compares con Joseph.
— Imposible hacerlo. Existe un universo de diferencia entre ustedes. Para mí fortuna hay hombres que si saben ver el valor de una mujer.
— ¿Me vas a odiar toda la vida por elegir a tu hermana?
— No. Odiarte es una pérdida de tiempo. Simplemente no te perdonaré. Por mucho que te disculpes nada va a remediar todo lo que viví. Gracias a ti aprendí que no debes dar tanto si no te dan nada. — Con Joseph he dado lo que he recibido. Ni más, ni menos. Llevo la relación a pasos de tortuga. El no se ha quejado, ojalá siga así. Me perdí un segundo en mis pensamientos, hasta que los labios de Luke se juntaron a los míos. No entendí lo que estaba pasando, ésto no estaba en mi itinerario, ni de hoy ni de mañana ni en 100 años. — Déjame. — Lo empuje y el volvió a tomar el control sobre mi, su beso me estaba lastimando. Literalmente me estaba lastimando. Decidí morder sus labios con todas mis fuerzas y lo hice sangrar. El sabor de su sangre llegó a mi boca y sentí mucho asco. Escupí en el momento. — ¿Qué ser oscuro se apoderó de ti? ¿Cómo te atreves a besarme? — Su silencio me decía que el hámster en su cabeza dejó de dar vueltas. Estaba ido.
— Lo siento. No sé por qué lo hice. — Dio media vuelta y choco contra una pared llena de músculos. Los ojos de Joseph escanearon a Luke. Su mirada se poso en sus labios. Le dió un puñetazo en ese momento.
— Joseph espera. — Fuí donde el y lo agarre.
— Te beso — Sus ojos furiosos se posaron en mi. — ¿Por qué dejaste que pasará?
— Quizás por qué todavía me quiere, mira el recuerdo que me dejo.— Se burló mientras le enseñaba su labio partido. — ¿Por qué estaba actuando cómo un grandísimo idiota? Si lo es, siempre lo ha sido, pero eso acaba de escalar a otro nivel.
— Nunca vuelvas a tocar lo que es mío. — Joseph lo agarro de la camisa. — Ella es mía.
— ¿Sabías que ella me amo desde los siete años? — El rostro de Joseph se oscureció. — Lidia, ¿no le has contado nuestra historia?
— No hay historia entre nosotros. Sólo malos recuerdos. Lárgate de mi casa. — Luke se quitó las manos de Joseph.
— Yo dudo mucho que un día te ame como me amo a mi.
— Deja de decir estupideces y termina de largarte. — Me alteré, ese imbécil nunca me quiso, nunca me querrá y sin embargo quiere echar a perder mi vida. Mi relación.
— Creó que me debes una explicación. — ¿Estaba lista para darla? Cuándo empecé con el fui conciente que un día tendría que contarle mis verdades, una amistad no es lo mismo que una relación de pareja. A Sierra podía mantenerla al margen, sin embargo, mi vida antes de él, le concierne, sobre todo por qué hay alguien de mi pasado en mi futuro. Byron, si mi sobrino no existiera podría deslindarme de todo mi pasado. Con el en mi vida es imposible. — Estoy esperando.
— No puedo. — Todavía no confiaba lo suficiente en el. ¿Qué va pensar cuándo sepa que por diez años perseguí a un hombre cómo si fuera un perro? ¿Qué va pensar cuándo sepa que mi familia me echo a la calle? ¿Cuándo sepa que me acusaron injustamente de algo?
¿Va confiar en mi? ¿Creerá mi versión?
— ¿No puedes que?
— Mira cenemos. Olvidemos lo que acaba de pasar.
— No. Yo quiero una explicación.
— No estoy lista para darla.
— Creó que en realidad no estás lista para confiar en mi. Llevamos tres meses, pero ni una vez has hablado conmigo de tu familia. O de por qué el hijo de tu hermana te llama mamá.
— No es fácil.
— Para mí tampoco lo es. No puedo estar con alguien que me oculta cosas importantes.
— ¿Estás terminando conmigo?
— Tómalo como quieras.