Última parte de la saga Casualidad o Destino, continuando y culminando con la historia de Carlos y Lizbeth, así como de su descendencia, mostrando las experiencias, que puede vivir una persona sin importar, la edad que se tenga o la época en la que se encuentre.
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S.O.S. CÓDIGO ROJO.
Los días pasan, Carolina y Alondra, se preocupan por Charlotte, que sigue, sin regresar a casa y más aún sin responder sus llamadas o mensajes, peor aún ignorando sus intentos de acercarse a ella, ya que cuando iban a la casa familiar, trataban de hablarle, a lo que ella solo ignoraba su existencia y se encerraba en su cuarto, sin darles la menor oportunidad de decir una sola palabra.
Alondra:
Amor no debiste sujetarla, ahora que lo pienso, no fue prudente.
Carolina:
Lo sé mi vida, pero también me arrepiento de no querer aprender más que lo básico, mis hermanos si aprovecharon cuando papá, nos enseñó, ahora estamos totalmente desarmadas, a veces me pregunto ¿qué harían mis papás en esta situación?
Todos los miembros jóvenes de la familia, se dan cuenta del problema que hay, entre Charlotte y sus mamás, al darse cuenta de esta situación, intentan hablar con ellas, pero estas niegan que haya un problema demasiado grande que comentar, haciéndolo pasar como un simple berrinche de parte de su hija.
Los más grandes de los jóvenes, no creen en esta versión que les dan, por lo cual deciden hablar directamente con su querida hermana, con la esperanza de que les diga la verdad, para poder entender qué ocurre entre ellas, además conocer que tan grave es el problema para que ella no quiera ni siquiera hablar con sus mamás.
Carlos III:
Charlotte, ábreme, quiero hablar contigo.
Charlotte:
Hola hermano, ¿Cómo estás?
Carlos III:
Muy preocupado por ti pequeña, nunca te comportas así, ¿Qué pasa?
Charlotte:
Junta a todos los hermanos necesito mucho apoyo de ustedes.
Carlos III:
De acuerdo, dame 5 minutos.
Carlos III, manda un mensaje al grupo de hermanos, con la palabra código rojo, el cual entre ellos es la máxima señal de alarma, por lo que al leerlo, inmediatamente, se dirigen a la casa familiar, llegando en un máximo de 30 minutos los que estaban a mayor distancia, todos tenían un gesto de preocupación en sus rostros.
Lizbeth:
¿Qué pasa?
Carlo:
Lo mismo pregunto un código rojo, ¿estás bien?
Carlos III:
Yo sí, pero Charlotte me pidió que los reuniera, nos necesita.
Charles:
Me imagino que sucede, pero es mejor que ella nos lo diga.
Asgard:
Yo también, así que es mejor que nos hayamos reunido.
Lizeth:
No nos tengan, en ascuas díganos.
Charlotte:
No creo que sea misterio, pero en verdad los necesito.
Charlotte, les cuenta todo con detalles, a lo que la cara de todos los jóvenes, pasa de un gesto de preocupación a uno de molestia, ya que no podían creer que Carolina y Alondra llegaran a tal extremo, pero sin sorprenderse de sobre manera, ya que todos conocían la forma de ser de ambas,
Carlos III:
Hermanos míos, esto necesita términos nucleares, ya saben qué hacer.
Todos:
A si es.
Todos los, hermanos, se ponen a llamar a sus respectivos, padres diciéndoles que era urgente que se reunieran en la casa familiar, variando en los mensajes, ya que para, Carlos II, Gienevive, Aldebaran y Kenia les decían que había un problema con Carolina y Alondra por lo cual, necesitaban su presencia y a estas últimas les dijeron que Charlotte, al fin, iba a hablar con ellas.
Los adultos llegan pronto a la casa familiar preparados, para ayudar a solucionar, el problema, así como corregir a la causante de todo, por lo cual se apresuran, dejando cualquier ocupación que tuvieran en ese momento, ya que entendían lo que estaba pasando; llegando al mismo tiempo pero antes que Carolina y Alondra.
Carlos II:
Leímos sus mensajes, chicos, y les pedimos disculpas, ya que es algo que teníamos que solucionar, hace mucho tiempo.
Kenia:
Antes de todo, Charlotte, permíteme hablar contigo, en privado; hay algunas cosas que necesito aclararte, no solo como tu tía, también como abogada.
Charlotte:
De acuerdo tía.
Kenia:
Nena sé que te fuiste de tu casa, legalmente aún estas bajo la tutela de tus mamás, sé que eres muy lista y sabrás de la emancipación, te puedo ayudar con eso, solo te pido que nos des la oportunidad de hablar con ellas, si no llegamos a una solución, yo misma te ayudaré a emanciparte, e incluso tu tío y yo pagaremos tus estudios de bachillerato, solo te pido esta oportunidad.
Charlotte:
¿Madrina cómo sabes los problemas con mis mamás y más aún lo de escuela?
Kenia:
Mi niña hermosa, ninguno de nosotros somos ciegos, de sobra sabemos, que tus mamás y tú no se están hablando, por algo has estado en esta casa, qué tantos recuerdos guardan para ti, donde mis suegros te protegían incluso del mundo entero.
Charlotte:
Madrina, es que no es justo, mis mamás solo quieren que haga los que ellas dicen sin mayor problema, no quieren que tenga mi propia opinión, ni mi propia vida.
Kenia:
No lo tomes así nena, solo se preocupan demasiado por ti, pero te aseguro que si después de hoy, no cambian, tengo preparado todos documentos para tu emancipación, pero ni locos te dejaremos sola, soy tu madrina y no dejaré a mi amada ahijada sola en ningún momento.
Al escuchar estas palabras, Charlotte, abraza a Kenia, con lágrimas en los ojos, aceptando lo que esta le decía.
Charlotte:
Gracias madrina.
Kenia: De nada mi niña, ahora solo espera, aquí y nosotros nos encargaremos.
Al salir Kenia de la habitación, Charlotte se relaja y abriendo un pequeño joyero, el cual era su caja de tesoros, encuentra un pequeño botón, que no había visto antes al oprimirlo, en una hendidura del joyero sale una carta con el anillo de Carlos y el beso de Liz, al verla la habré de inmediato.
Charlotte, amada nieta:
Hola, pequeña Charly, si estás leyendo esto, nosotros ya no estamos físicamente contigo, y como los sospechamos has decidido, estudiar algo que a tus madres no les gusta, si Carolina te llega a decir que no estudies algo que te apasiona, que incluso nosotros no desearíamos que no desperdicies tu inteligencia, esto no es del todo falso; pero, para notros desperdiciar tu inteligencia, es que no aproveches al máximo tu potencial, si te amenaza de cualquier forma, en tu tocador hay una memoria, en un comportamiento secreto atrás de este, ponla en la intervención que le aran tus tíos, junto con esta carta, además en este compartimiento encontraras una tarjeta de débito, que te servirá para pagar toda tu prepa además para uno que otro lujito que te quieras dar; solo te pedimos no odies a tus mamás no son malas, solo que las dos te aman demasiado, y Carolina es demasiado terca, culpa de tu abuela, ya que fue su única niña :)
Atte.
Carlos y Liz.
PD:
No es cierto, es culpa de tu abuelo que era su princesa.