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Enamórate Perdidamente

Enamórate Perdidamente

Status: Terminada
Genre:CEO / Completas / Diferencia de edad
Popularitas:416.4k
Nilai: 4.7
nombre de autor: Fer.

Leonardo Salvatore, un empresario italiano/español de 35 años, ha dedicado su vida al trabajo y a salvaguardar el prestigio de su apellido. Con dos hijos a su cargo, su concepto del amor se limita a la protección paternal, sin haber experimentado el amor romántico. Todo cambia cuando conoce a Althea.

Althea Salazar, una colombiana de 20 años en busca de un nuevo comienzo en España para escapar de un pasado doloroso, encuentra trabajo como niñera de los hijos de Salvatore. A pesar de sus reticencias a involucrarse emocionalmente, Althea se siente atraída por Leonardo, quien parece ser su tipo ideal.

¿Podrá su amor superar todo? ¿O el enamoramiento se acabará y se rendirán?

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Parte 16 (+18)

Leonardo

—No dude que cuidaré de ella —Le dediqué una sonrisa burlona a Althea, quien reaccionó exactamente como esperaba, con sus mejillas encendidas por la declaración que acababa de hacer.

—Quite el altavoz —Althea se alarmó por un momento, pero obedecí la indicación de mi futura suegra, quería eliminar cualquier posibilidad de malentendidos—. Señor, sé que usted es una persona muy importante y probablemente esté lleno de dinero, no dudo que sea guapo porque investigué y encontré cosas sobre su pasado. Sin embargo, ella es mi niña, la misma que ha sufrido mucho a causa de los hombres.

—¿Qué quiere decir?

—Ella eventualmente le contará la razón por la que dejó su vida en nuestro país para buscar nuevos horizontes.

—Más o menos me lo mencionó.

—Bueno, nosotros le sugerimos que se fuera porque verla sufrir nos partía el corazón, sin querer que esto avanzara, su padre y yo desde la ignorancia le dijimos que se fuera al país que tanto deseaba, donde nadie la conocía, donde nadie la lastimaría.

—¿A dónde quiere llegar?

—Mi hija ha sufrido mucho, así que si no quiere algo serio con ella, si no la ve como una esposa, como la madre de sus hijos, por favor, no permita que se ilusione.

—Entendido, ¿entonces si tengo esa idea puedo seguir con esto?

—Sí.

—Espero conocerla pronto —Se escuchó una risa.

—Usted sí tiene valor para decir las cosas.

—No esperaba menos. Fue un placer conocerla y hablar con usted, espero que podamos hacerlo también en otro momento —Estaba a punto de colgar cuando escuché las voces de los hermanos al fondo.

—¡No la cagues, cuñado! —La llamada se cortó y Althea me miraba desde la cama con una ceja alzada, los niños seguían dormidos y en la mansión todos estaban acostados, así que aproveché para acercarme a ella y tocar su mejilla suavemente.

—¿Qué hablaste con ella? —Sus ojos no dudaron en hacer la pregunta, aunque se estaba sonrojando por el contacto.

—Lo sabrás en el futuro —Me incliné para darle otro beso, breve y suave, y luego me alejé para observar su reacción. Pude ver cómo sus ojos se iluminaban y cómo pasaba su lengua por sus labios.

Dios mío, esta muchacha sería mi perdición.

—Deme otro —No lo pienso dos veces y nos entregamos a un beso más profundo, donde la intensidad aumenta y siento una creciente necesidad de tener mis labios sobre los suyos. Althea parece compartir esa misma necesidad, su mano se posa en mi brazo, animándome aún más cuando emite un suave gemido.

Nos separamos por un momento, sus labios están un poco más hinchados y mi mente se llena de fantasías donde ella es la protagonista en cada escenario. Siempre he sido una persona que controla muy bien sus impulsos sexu*les, he tenido pocas parejas porque siempre estuve enfocado en mis metas y objetivos.

—Debes bañarte, los niños van a despertar y los empleados te ayudarán a cuidarlos —le indico.

—Estoy bien, puedo encargarme de ellos —responde, pero su tono de voz no suena seguro.

—No es una pregunta, es una orden —le digo, notando cómo sus grandes ojos brillan ante mi tono autoritario.

—Si me sigue ordenando, me va a poner caliente —me dice con una sonrisa, apenas conteniendo una risa.

—No sabía que eras tan directa al hablar.

—No sabes muchas cosas de mí.

—Bueno, ahora tengo permitido decir que quiero saberlo todo sobre ti —me acerco y le doy un beso más breve—. Te voy a traer ropa, no dudes en llamarme si necesitas ayuda —le digo, y ella se sonroja, pero asiente con determinación.

—Entonces, sí necesito su ayuda —Sus ojos brillan con maldad y me relamo los labios.

Maldita sea, esta mujer era el pecado personificado. Entendía por qué ningún hombre había podido resistirse a tenerla en la cama. Era increíble en todos los sentidos: belleza, inteligencia, carisma. Y con esos comentarios, dejaba claro que no dudaría en explorar lo más extravagante en la intimidad.

Sí, culpaba a aquellos hombres por no haber sabido aprovechar el tesoro que tenían ante ellos en su máxima expresión. Althea sería mi dulce pecado, el que quería cometer el resto de mis días.

Respiro profundamente al salir de la habitación, cumpliendo con lo que dije, voy a su cuarto y recojo la ropa para dejarla afuera. Al asomarme a la cama, veo a Matteo dormido, extendido como una estrella de mar. Un poco más allá, algo se mueve en la cama. Al acercarme, veo a Pablo chupando sus dedos y moviendo los pies con energía.

—Ya estás despierto —le sonrío y lo saco de la cama. Él se ríe al verme—. Supongo que te caigo bien, ¿no? —Le doy un beso en la mejilla, lo cual lo hace reír aún más. Parece que mi barba le causa gracia.

Dos segundos después, Althea sale de la habitación con una toalla alrededor de su cuerpo. Mis ojos recorren brevemente sus piernas.

—¿Qué pasó? ¿Está bien Pablo? —pregunta con preocupación.

—Sí, está bien —respondo un poco distraído, sin dejar de mirarla. Su cabello mojado gotea sobre el suelo.

—Dios, qué susto —respira profundamente. Luego, se acerca a donde había dejado la ropa y nota los pequeños toques morados en su cuello. Intento tocarlos, pero ella se aparta asustada—. Me veo terrible, lo sé.

—Maldito bastardo —digo con rabia. Althea me sonríe, y me acerco para darle un beso en la frente—. No te preocupes, yo voy a solucionarlo.

Nos quedamos en silencio por un momento, intercambiando sonrisas cómplices. Althea vuelve al baño para cambiarse, mientras yo me quedo jugando con Pablo. Poco después, alguien toca a la puerta. Al abrir, veo a una de las empleadas de la cocina con un biberón. Le extiendo la mano para que me lo entregue, y, aunque parece sorprendida, finalmente me lo da.

Después de despedir a la empleada, me siento en la cama para darle el biberón a Pablo, quien come con energía.

—Ahora sí pareces un papá —dice Althea con una sonrisa, enarcando una ceja.

—¿Qué quieres decir con eso? —pregunto, un poco confundido.

—Antes parecías un papá muy irresponsable con sus hijos —responde con una risa que sacude al bebé que toma el biberón.

—Nunca me habían dicho eso.

—Oh, yo tampoco te lo habría dicho si no tuviéramos confianza —dice, acercándose a mí y mirándome desde arriba.

—Dame otro beso —le pido.

—Eres un fastidioso —responde, pero en menos de un segundo ya me está dando el beso. Nos separamos al escuchar los llantos, y al girarnos, vemos a Matteo sentado en la cama, llorando desconsoladamente.

—¡No! Al no debe enamorarse de papá.

1
Gloria Stella
Me gustó mucho, gracias autora, muy divertida y relajante
Mercedez Peréz
bueno ya sabemos cuál era el miedo del pequeño ahora tendremos que esperar cuál es el secreto de ella excelente historia escritora
Mercedez Peréz
tendriamos que preguntar porque el niño no quiere que ella tenga algo con el padre
Mercedez Peréz
Excelente
Mercedez Peréz
adta aqui lo que e leído muy buena
Katyani Carolina Paredes Umbria
hermosa historia
Lu Perez Dominguez
Excelente
Kira Valenzuela
espero que tenga segunda parte
Graciela Maureira
Excelente
Graciela Maureira
Bueno
Mery Diaz
Excelente
Marialaura Sambray
muy buena sin tantas vueltas genial
Stella velez
muy bueno y bien escrito 👌
Angela Salazar
muy linda me gusto mucho felicidades por escribir tan bonito
Ivetsita
GENIAL!!! simplemente genial... 🤩
Alis
Me he preguntado desde que empecé a leer en diversas plataformas, porqué se les hace a los escritores que poner escenas con alcohol es llamativo o relevante, cuando es un poco denigrante sobretodo para las mujeres, cuando la diversión es sana no necesariamente debe haber estimulante alguno, es un comentario constructivo, sólo para saciar mi curiosidad.
Alis: estaré atenta a la siguiente historia, bendiciones multiplicadas.
Fer: Holis, es verdad, yo por eso trato de evitar poner en mis escenas tristeza, pero tendré más cuidado con ciertas cosas porque si me hiciste reflexionar jajaja
total 4 replies
Georgina Hernandez
Malo
Georgina Hernandez
Muy malo
mayelin Almonte
Y yo esperando la foto por favor
mayelin Almonte
Escritora estoy esperando la foto por favor si
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