La Rosa Del Idol

Ambiente musical:(Única- Greeisy/ Agárrate a la Vida - Atacados)

Si algo me quedó claro ayer, es que no me parezco a la mujeres de aquí, y eso está bien. Así que, en aras de presumir mi libertad y mi procedencia, para el paseo del día me pongo un maxi vestido de vuelos, con estampado de flores rojas y con cuello Halter, realmente no exhibe nada, pero las ondas de tela acentúan mis curvas naturales, y la cara de la guía me lo hace saber, aunque no dice nada al respecto, con mi piel morena cualquiera sabría que soy extranjera. Además, me dejo el cabello suelto, para que los oscuros rizos caigan hasta mi espalda baja, dándome un look despeinado y fresco; eso sí, el outfit va sellado con un par de zapatos deportivos blancos, porque estábamos advertidas que ese día caminaríamos por el centro de Seúl, y mis ganas de verme bien no iban a entorpecer el paseo con zapatos incómodos.

- Amiga te ves divina, yo creo que la guía lo que está es celosa, porque le falta el estilo que a nosotras nos sobra. Mira aquí todo el mundo usa colores neutros, negro, blanco, gris y beige, está bien darles un poco de vida, tú de rojo y yo de amarillo vibrante, para que se acuerden del trópico.

 - Hoy me vestí para mí misma y si no infringe ninguna ley, la verdad que se aguanten todos y nos vean brillar, y al que le moleste, que se ponga lentes de sol.

 El día resplandecía en todo su esplendor, paseamos por la plaza de Seúl y encontramos niños jugando con el agua que sale de las fuentes, el propio de día de junio, visitamos el ayuntamiento, caminamos unas cuadras y llegamos a Cheonggyecheon, en donde se ven las caminerías junto a un arroyo bordeado con muchos árboles y allí nos sentamos a descansar y a comer, esta ciudad es increíble, es la mezcla de la más alta tecnología y los más grandes rascacielos, sembrados en un bosque, con ríos y espacios verdes por doquier.

Después de ahí, siguió la ruta hasta el Palacio Gyeongbokgung y al de Geunjeongjeon, un nombre más difícil que otro, pero al pronunciarlos parecen las palabras mágicas que te arrojan a otra era, que abren las murallas y te permiten regresar en el tiempo. Alquilar un Hanbok es súper económico y al ponértelo entras gratis a los castillos, además hacen la experiencia más realista y te hacen sentir como una princesa. Entrar a los museos históricos, fue recodar todos los doramas del Joseon que haya visto alguna vez; imaginé que por esos castillos grabaron Amor bajo la luz de la luna, La historiadora novata, Mi príncipe por 100 días, El afecto del rey, Amantes de la luna: Corazón escarlata Ryeo y tantos otros, que muestran un poco de los hechos verdaderos mezclados con las más fascinantes historias de amor.

- Este lugar si parece barrio latinoamericano- dicen algunos turistas cuando entramos avanzada la tarde a Ihwa Mural Village.

- ¿Eso creen? - Pregunta asombrado el guía coreano. Yo sí creo que algunas favelas o barrios de América se parecen a esto, muchas casitas pequeñas, apelmazadas en un cerro, pintadas de colores y grafitis por todas partes.

Aunque, hasta el aire que se respira es diferente, y la seguridad no puede ni compararse. Este pedacito de la ciudad, es una mezcla entre lo moderno y lo tradicional, aunque los murales rebosan de arte, color, tradición y ternura asiática; muchos de ellos estas descoloridos o vandalizados, parece que a los vecinos no le gusta mucho tener a tantos turistas por la zona. Lo que si tiene a favor es la vista de la ciudad y la promesa del parque Naksan que está a unas cuadras de distancia, y que nos comprometemos a venir a ver en algún momento en el viaje, así como subir a la Torre N.

Los días en verano son larguísimos, y gracias a Dios porque parece que hay muchas cosas todavía por ver cuando regresamos a la zona del hotel, al que muchos de los compañeros de aventuras entran de una vez agotados de tanto caminar, subir y bajar escaleras. Pero otros de nosotros nos sentamos frente al hotel a esperar a que caiga la noche, mientras conversamos.

- Por hoy la aventura guiada llega hasta aquí, pero ¿Quieren ir a caminar a Hongdae? - Nos pregunta uno de los compañeros más jóvenes que nos acompaña en el tour, se llama Carlos y viene de Colombia, no debe llegar a los 22 años y varios se niegan a su invitación directamente, es normal estar cansado.

- Yo quiero ir – Respondo enseguida.

- ¿Tú sabes a donde vamos querida? - Pregunta Sofy mientras caminamos de noche por una calle mega atiborrada de gente joven.

Parece que esto es una zona de moda, llena de entretenimiento, discotecas, salas de karaoke y vida nocturna infinita. Me llama la atención la gran cantidad de artistas callejeros que hay, especialmente de k-pop y música urbana; pero mientras caminamos un sonido familiar me llena los oídos y me calienta el corazón. A todas estas, pasa un señor vendiendo flores, y su cara bronceada me da nostalgia, así que decido comprarle una de las rojas que lleva y me la coloco en el cabello.

- Te ves hermosa – Me dice en un perfecto inglés cuando le pago, y quedo asombrada, hasta el quien uno menos piensa domina el inglés.

- Gamsahabnida – Le respondo y asiento un poco con la cabeza, mientras se va.

Ambiente musical:(Soy Latino- Los Adolescentes) 

- ¿Estas oyendo lo mismo que yo Rosa? - Dice Sofia emocionada, el sonido familiar se escucha más fuerte y decidimos seguirlo, es una cadencia dada por una percusión que conocemos muy bien. En una plaza abierta están tocando salsa en vivo, parece un grupo latino, algunos extranjeros están bailando y la mayoría de los locales solo se les queda mirando haciendo un círculo alrededor, puedes reconocer de lejos de que continente viene cada quien, solo por como bailan.

- Vamos a bailar, bebé. – Me dice Sofy emocionada, mientras los pies y las caderas se mueven solas.

- No vale, ¿tú no estabas cansada?

- Nadie está cansado para bailar esto. – Me hala al centro a bailar con ella, mientras empieza a sonar la Sonora Matancera con Celia Cruz tocando el Yerberito Moderno.

Recordando porque fue que hice este viaje y que nadie me conoce aquí, decido bailar como si estuviera en la mejor fiesta de salsa casino de mi país, moviendo los hombros y las caderas con estilo, el vestido vuela cuando la música se acelera con el Quimbara de Celia Cruz y Tito Puente, y se relaja de nuevo con el Guantanamera. Unos señores con rasgos asiáticos marcados nos invitan a bailar, y quedo asombrada con lo buenos que son, la gente a los lados vitorea, y hasta los más tiesos se mueven cuando los animamos a bailar, algunos graban el espectáculo y el ambiente es muy animado, aunque hay un par de hombres con mascarilla facial y gorra que no se dejan contagiar, tampoco apartan la mirada. De nuevo la sonrisa no me cabe en la cara, aunque terminados con el cabello revuelto, sudadas y cansadas, disfrutamos hasta que los músicos se van. Incluso se despiden de nosotras y nos dicen que esperan vernos mañana, porque en algún punto ya parecíamos parte del show.

- Disculpa - escucho que me llaman, mientras los músicos se van.

- Lo siento, no hablo coreano – Le respondo en inglés al adolescente que no para de hablar rápido. Miro a Sofy extrañada, porque el muchachito insiste que esperemos, pero no le entendemos que quiere. Llama a un hombre mayor que le traduce al inglés.

- Buenas noches, disculpen a Minho, es muy enérgico. Mi nombre es Lee Seojun, mánager de un grupo de trainees de K-pop y estábamos buscando a alguien que pudiera enseñarles a los chicos a bailar algunos ritmos latinos. ¿Estarían interesadas?

Volvemos al hotel muertas de la risa, ni en nuestro sueño más fantástico y descabellado imaginamos esto. Me acuesto dándole vueltas a la tarjeta de presentación que nos dieron, mientras pienso en una frase que me enamoró en una cafetería por la que pasamos hoy “Seúl, el lugar en que el ayer y el mañana suceden al mismo tiempo, hoy” demostrando que del presente se puede esperar cualquier cosa.