A pesar de sus reservas iniciales, la conexión emocional y la química entre Nick Evans y Dayanne Wilson, es tan poderosa que los lleva a experimentar un deseo incontrolable de estar juntos. Esta sensación de atracción abrumadora los impulsa a explorar sus sentimientos y a desafiar sus creencias previas sobre el amor. Pero la situación entre ambos, se complicará por las propias inseguridades de Dayanne relacionadas con la intimidad, lo cual le impide entregarse por completo, aún cuando siente un deseo irrefrenable por Nick. A pesar de la intensa atracción que ambos experimentan, Dayanne lucha internamente contra sus propios temores y barreras emocionales que le impiden abrirse completamente a Nick y a la posibilidad de una relación significativa. Esta dicotomía entre el deseo abrumador y las inseguridades personales de Dayanne crea una tensión emocional que será crucial para el desarrollo de su historia juntos.
Los invito a leer esta hermosa historia de amor y superación ¡Disfrutenla!
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CAPÍTULO V EXTRAÑA REVELACIÓN
Para Nick fue importante estar en todo el proceso de la clínica, porque realmente estaba preocupado por el bienestar de Dayanne y estaba también dispuesto a ayudarla en lo que fuera necesario, no iba a permitir que ella lo echara a un lado, menos después de verla en el estado real en el que estaba. Él pretendía velar porque ella tuviera todo lo que necesitaba para estar cómoda…
. – Permíteme, ya vuelvo – Le dijo cuándo detuvo la camioneta y se bajó…
Dayanne lo observó caminar hasta la farmacia que había frente a ellos, y supuso lo que haría…
. – Después dice que yo soy la terca… - Sentenció en voz alta, pero lo continuo observando, entrecerrando los ojos ante la visión del hombre, “Tiene un buen revés” pensó sonriendo y luego sacudiendo la cabeza negativamente, pero era en serio, ella no se había fijado antes en lo fornido que él era pues en la reunión mantuvo su saco puesto que ocultaba cuan corpulento es. Más si se fijó como lo miraban las mujeres cuando salieron de la clínica. Esos pantalones negros le quedaban bastante ceñidos, resaltando muy bien esa parte inferior de su cuerpo. Y desde el ángulo que ella lo miraba, es decir de espalda, esa parte hacia alucinar a cualquiera.
Ante ese pensamiento, retiró la mirada, recordando que difícilmente ella podría estar con un hombre así “Ni de ningún tipo” se recordó. Miró en otra dirección, dominada de pronto por la rabia. Y para entretener la mente en algo más útil que bucear a su jefe, decidió colocar su dirección en el GPS. Sin embrago, igual muchos pensamientos la invadieron.
Cuando Nick desde la lejanía activó el control de la camioneta y la hizo sonar, sacándola de su ensimismamiento, ella dirigió la mirada hacía el, y en esta oportunidad, lo detalló de frente, “Mmm sí, claro que es guapo el condenado” se dijo “Me imagino que debes tener a muchas mujeres a tus pies”
. – Bueno, eso no es algo que tu deberías estar pensando de tu jefe Dayanne, eso no te incumbe – Se dijo en voz alta antes de que él subiera.
. – Ten, aquí está todo lo que te envió el Doctor - Le entregó la bolsa que traía en sus manos con una sonrisa deslumbrante…
. – Gracias, luego me pasa la cuenta y donde girarle – Dijo tomando la bolsa, y apartando la mirada de él.
. – Por eso no te preocupes… - Al ver que iba a refutar lo dicho, se adelantó – El seguro paga Dayanne, ya relájate.
. – Okey… - Ella poco le creía, pero no quería discutir, y menos verlo después de haberlo buceado descaradamente, se sentía cansada, le parecía que los analgésicos le estaban haciendo efecto en toda su existencia. Así que recostó la cabeza y cerró los ojos.
Nuevamente Nick tuvo esa imagen de fragilidad ante sus ojos… la detalló unos segundos, y sin decir nada para que ella lograra descansar, puso en marcha el auto. Al llegar a su destino, él sin querer despertarla, pero sabiendo que lo debía hacer, tocó con suavidad su hombro…
. – Dayanne… - Pero ella estaba súper rendida - Así que se acercó un poco, quitó un mechón que le caía en la frente tapando uno de sus ojos “Dios, que linda y delicada eres mujer” pensó antes de sacudirla con un poco más de fuerza sin ser brusco – Dayanne…
. – Ummh – Susurró la chica moviendo su hombro para rechazar el contacto de quien se atrevía a despertarla – Déjame dormir… - Exigió y él sonrió, “Hasta dormida es difícil”
. – ¿No prefieres ir a la cama? – Nick sacudió la cabeza después de escuchar sus propias palabras “Lo digo porque estas incomoda aquí” corrigió para él, porque obviamente ella no lo iba a escuchar. – Dayanne…
. – Si quiero… - “Oh mi Dios” – Pero no me puedo mover… - “Ah” expresó decepcionado entre risas… Por supuesto que él jamás se aprovecharía de una mujer indefensa, pero es que sus palabras ponían a volar su mente y más con tremendo mujeron a su lado.
. – Dayanne – La volvió a mover
. – Eres un jefe muy molesto… - Lo reprendió ella volviendo a acurrarse – Este brazo pesa – Se quejó mostrándose bastante incomoda – Llévame a la cama pues…
. – Ummh pues, no estoy seguro donde queda tu cama, quiero decir, tu apartamento…
. – Qué jefe el mío – Renegó antes de señalar sus piernas – El bolso…
Él lo tomó y comenzó a buscar lo que se supone le diría donde ir…
. – Y no reniegues, soy el mejor jefe que tienes… – Le dijo aun sabiendo que ella está divagando por el efecto de los analgésicos…
. - ¿Quién lo dice? Ya deja de hablar y llévame a la cama, basta de palabrería… - “Jajaja, en otras circunstancias ya no tendrías nada de ropa encima” le quiso decir Nick, antes de salir del auto y levantarla en brazos - Hablas mucho y actúas poco… siempre es así - Volvió a decirle mientras recostaba la cabeza en su pecho “Pero bueno” Nick ya no estaba seguro si ella estaba hablando en doble sentido y lo estaba tentando, o solo eran acusaciones sin otro propósito que hacerle saber lo que pensaba de él – Hueles muy bien… - terminó suspirando su aroma y Nick cada vez se sentía más perturbado…
“Ay Dayanne”
. – Mejor cállate, te vas a llenar de gases – Le pidió para que lo ayudara a desviar la atención de lo que ella lo estaba haciendo sentir…
. – Es verdad, pero también eres un patán…
. - ¿Y tú qué eres? – Le preguntó para ver si coordinaba sus respuestas…
. – Soy una mala mujer… una mala amante – Dijo de pronto con temblor en su voz… y esto que para él parecía una confesión, lo dejó intrigado…
. – Eso no es cierto, eres una mujer hermosa y muy sexy…
. – No, no lo soy… - Nick la observó y vio una lágrima correr por su mejilla, preguntándose por qué motivo, una mujer como ella se calificaba así… - Soy una frígida, no soy una mujer normal, no sirvo para tener un hombre, y jamás complaceré a alguien…
Repetía palabras con las que obviamente la marcaron…
. – Dayanne, duerme preciosa, estas cansada…
Le pidió para que no continuara agobiándose con señalamientos que esperaba no tuvieran fundamento…
. – Sí, estoy cansada… - Aceptó y ya no dijo nada más.
Nick llegó frente a la puerta del apartamento de Dayanne, antes en la entrada, le había pedido a uno de los vigilantes que lo ayudara para abrir la puerta.
. – Muchas gracias – Le dijo recibiendo las llaves de vuelta – Eres muy amable amigo… - El asintió complacido por el sincero reconocimiento.
. – Que se recupere la señorita Wilson… - Ofreció sus buenos deseos para Dayanne, y se retiró.
. – Bien Hermosa señorita, ahora vamos a llevarte a tu cama…
Nick caminó hasta la primera habitación que visualizó y entró, la detalló, según su apreciación, esa parecía ser por lo visto, la habitación de la dama que llevaba en brazos, y si no lo era, sin dudarlo allí la dejaría por ahora, porque quería que estuviera lo más comada posible.
Con extrema delicadeza la recostó en la cama, quitando el cabello que cayó en su cara. Caminó al otro extremo de la cama, y le quitó los zapatos, mirando con mucho gusto sus delicados y pequeños pies…
“Toda tú eres muy delicada señorita Wilson” pensó “Justo como a mí me gusta”
Nick dudó si debía despojarla del pantalón que por supuesto debieron romperle antes de colocárselo porque con la venda era imposible, o mejor llamaba sus padres para que ellos lo hicieran.
. - Creo que lo mejor será que llames a sus padres, no sea que ella al despertar se ofenda… – Le aconsejó la parte de su conciencia que dominaba su sentido común – Pero también puedes hacerlo tú, no sea que no tengas otra oportunidad de ver lo que obviamente deseas como loco ver - Este era su diablillo interior y causante de las locuras de su existencia… ¿Qué hacer?
Luego de unos minutos de observarla y reflexionar, decidió hacer lo correcto, lo que un verdadero caballero haría…