EL TRATO DE NUESTROS PADRES

Jacobo, se retorció de dolor. mientras se cubría la nariz su mano se impregnaba de sangre. las lágrimas salieron automáticamente. algunas personas miraron la escena, pero nadie se atrevió a refutar o acercarse para ayudarlo. pues en este momento estaba yo hecha una furia. y no me importaba quién se acercara, me desquitaría con quien fuera. para aplacar mi ira. cuando el dolor disminuyó Jacobo levantó la mirada y me miró, tenía una mirada llena de enojo. su aliento se escuchaba, que estaba conteniendo sus ganas de regresar el golpe. aún permaneciendo en el suelo, mientras se cubría las narices.

— levántate. tienes ganas de golpearme ándale inténtalo, — hablé con enojo, mientras me quitaba el abrigo y lo lanzaba al auto. remangue las mangas de mi sudadera. — por tu culpa tengo que estar aquí. mira la maldita ahora que es. ya son a las 6:00 de la mañana. sabes, yo sí estuve trabajando, estoy cansada. Y Pal colmo. tengo que venir a buscar a un maldito mocoso mimado que cree que puede hacer lo que se le dé la put* gana. ¿te parece correcto eso?.

Jacobo se apoyó en su brazo derecho para levantarse del suelo. ya estando de pie desvio la mirada y, se pasó la mano por debajo de la nariz limpiándose la sangre. por más que él quisiera enfrentarse a mí a los golpes, él sabía que solamente terminaría más golpeado de lo que ya estaba. me miró y pidió perdón. dijo que no causarías molestias, él se iría. que dejaría de ser una carga para la familia. esas palabras me hicieron enojar aún más.

— en verdad sabes cómo colmar mi paciencia. ¿quieres que te rompa las piernas?. la tía Rebeca está muy triste y preocupada por ti. deja de ser un maldito niño berrinchudo. regresarás conmigo a la mansión, la tía está esperando ahí.

— ¡no iré deja de molestar!. —respondió, con enfado dándose la media vuelta.

— Claro que si lo aras. — añadí agarrándole el puente de la nariz. — además no te estoy preguntando si quieres o no. he dicho que regresarás y punto.

— ¡AH!, ¡suéltame, me estás lastimando la nariz!. — Jacobo dijo gritando en súplica.

— si no quieres entrar voluntariamente al auto, entonces te quebrare la nariz. — dije mientras lo jalaba y lo hacía entrar en el auto.

cerré la puerta del auto, camine hacia el frente tomando mi abrigo y así entrando. encendí el auto y manejé dirigiéndome a la mansión mientras seguía molesta. saqué un paquete de toallas húmedas y se las di para que se limpiara las narices. varios minutos de silencio, donde él me debatía con la mirada todo lo que quería gritarme. sí comprendía que el estuviera furioso, pero no me importaba. yo también lo estaba. estaba muy molesta. había pasado dos dias y una noche sin dormir, sin descanso. golpeando el volante del auto dejé salir un suspiro frustrado.

— lo siento....

la bos de Jacobo salió en perdón, lo miré de reojo. él tenía una cara triste, se notaba que estaba arrepentido mientras seguía limpiándose la sangre de las narices. inhale y exhale, mientras unas palabras salían de mi boca, en respuesta. eran frías y descontentas. le planteé la situación tal y como era sin rodeos. lo hice sentirse culpable, hasta el punto que derramó lágrimas. se cubrio el rostro con el antebrazo para ocultar las lágrimas. en un parque es estacione el auto. no había nadie, pedí a Jacobo que bajara del auto para que platicaramos. El bajo, se limpio las lágrimas y se dirigió a sentarse en una banca de mármol.

—¿Por qué te peleaste con la tía Rebeca?. ¿cuál fue el detonante principal, por el que tú te enfadaste con ella?.

— estaba muy molesto. — habló Jacobo con tristeza .— cuando llegué a casa mamá me empezó a hacer preguntas y estaba tan frustrado que exploté, le grité, discutimos y seme salió lo de mi padre, ay fue cuando todo se fue a la m*erda. mamá me abofeteó y llegué al punto en que tomé la decisión de irme de casa...

— ¿por qué razón estabas molesto?.

— Carmina, esa maldita mujer, ¡AH!, ¡es una sinvergüenza!. — dijo el, empuñando las manos mientras daba un fuerte golpe a su rodilla.— Se atrevió a engañarme, en el maldito departamento que la avía regalado. siempre se revolcaba con ese maldito hombre y nunca me había dado cuenta. fui un maldito estúpido.

el estaba muy molesto. carmina, la había conocido una vez. Era una mujer que a simple vista se notaba que simplemente buscaba aprovecharse de las personas, era una fanática de Los lujos. ella nunca me había agradado del todo. pero en fin. era la novia de mi primo y aunque me molestara prefería no intervenir en su relación. pero ahora, ella causó muchos problemas. hizo que Jacobo se peleara con mi tía y eso no se lo perdonaría jamás. mire a mi primo, él se notaba desgastado le di unas palmadas en la espalda para consolarlo.

— idiota, te lo había dicho, esa chica nunca me había agradado.— hablé tratando de suavizar un poco mi voz y, disminuir la frialdad en mis palabras—. pero tú empeñado en que la amabas por ende ya no continúe diciéndote nada. de lo contrario terminarías peleado conmigo.

—perdóname, debí haberte escuchado....

— bien, a mí no me tienes que pedir perdón. a la persona a la que le debes perdón es a la tía. tu madre ha estado muy preocupada por ti. — replique en un consejo.

— sí, tienes razón, No debí haberme desquitado con mi madre. ella no tiene la culpa de nada. — digo Jacobo mientras se limpiaba las lágrimas.

sonreí y abraze a Jacobo, nos dirigimos a casa.