LA ESPOSA DE LA BESTIA.

Dylan llegó acompañado de sus tropas a una gran edificación, esta era la base de la asociación de magia, al menos una de tantas que hay en el reino. Al verle llegar, uno de los maestros le saludo amablemente y le pidió a un alumno que lo guíe al jardín trasero. Dylan sigue al joven y al llegar al lugar, el joven señala un sitio.

Bajo la sombra de un árbol, una bella jovencita de larga cabellera gris y ojos verdes, estaba leyendo a gusto mientras disfrutaba de la brisa de la tarde, esta era Lilianna Ramont, la prometida de Dylan. Este levanto la vista al escuchar paso.

— Alteza.— sonrió levemente.— bienvenido. — la joven deja el libro y se pone de pie.

Dylan se acerca a ella y la abraza hundiendo su rostro en el cuello de la joven.

— Alek me ha cambiado, ya no me presta atención.— se queja.

La joven deja salir un pesado suspiro ante la queja del príncipe.

— también me alegra verlo, alteza.— responde de forma sarcástica.

Dylan se aparta un poco de la joven, pero solo para poder verla directamente al rostro, acariciando su mejilla con suavidad.

— te extreñe, Lili...—

La joven sonríe por las palabras del príncipe y este se inclina para unir sus labios en un efusivo beso. Había pasado mucho tiempo desde la última vez que se vieron, pues ella estaba como aprendiz del líder la legión de magos, por lo que tenía que permanecer en la base.

Lilianna invitó a Dylan a su habitación para beber el té mientras este le cuenta sobre su viaje y estadía en la capital, en especial sobre el matrimonio de Aleksander con Ciel, y lo sucedido en su viaje de regreso, pues nadie esperaba que la esposa del gran Duque fuera una maga de primer nivel.

— Ciel Levallois...no recuerdo que se haya registrado una maga con en la asociación de magia.— Lilianna se ve pensativa.

— ¿en serio?, ¿como es que la asociación no sabe de ella?— pregunta curioso.

— suele pasar, aunque es extraño, si es una maga de primer nivel su familia debió registrarla.—

— ella dijo que sus padres no saben sobre su magia, aunque creí que era mentira, pero parece que dijo la verdad.— se encoge de hombros.

— entonces tiene sentido. Al parecer su excelencia encontró una esposa única.— sonríe.— espero conocerla pronto.

— claro que si, le preguntaré si quiere conocerte, estoy seguro que no se negará.— responde Dylan.

Lilianna asiente y continua degustando de su postre, al igual que Dylan, aunque la conversación durará un poco más.

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Por otro lado, Ciel con ayuda de la doncella, pasea por el castillo, mientras esta da más detalles sobre los lugares a los que la lleva, el castillo era realmente grande, por lo que, no podrían recorrer todo en tan solo un día, así que la doncella solo le enseño los lugares más importantes, ya siendo hora de la comida, regresaron a la zona principal para que ella pueda pasar al comedor, por supuesto le avisaron que Aleksander no estaría presente, por lo que Ciel pidió que mejor le llevaran la comida a la habitación, no tiene caso comer a solas en un comedor tan grande.

El día paso de manera tranquilo, pero Ciel tenía en mente lo que había sucedido en la oficina de Aleksander, aún sentía ese cosquilleo recorrer su cuerpo, lo cual la ponía un poco ansiosa pensando en lo que pasará durante la noche. Drante la cena, Aleksander se presentó en el comedor, y al tenerlo de frente, Ciel mantenía la calma, no quería dejar que él viera que estaba ansiosa. La cena fue tranquila, Ciel le comento a Aleksander sobre su paseo por el castillo y que le pareció interesante la manera en la que se conservan las provisiones, incluso vio el invernadero y era un lugar impresionante.

— se ve emocionada, es bueno saber que le gusta el lugar.— responde Aleksander.

— me encanta, aunque durante la mañana hace demasiado frío.— y no trajo ropa tan abrigadora.

— mañana puedes ir de compras, en el pueblo hay una boutique, puedes pedir abrigos.— le sugiere.

— me encanta la idea, tiene tiempo que no salgo de compras.— responde con emoción.

Y es que será divertido pasear por el pueblo. Al terminar la cena, se retiran del comedor y ya en la habitación, Aleksander se dirige al baño, ha estado todo el día en la oficina, así que necesita un baño, en especial porque planea seguir con lo que empezó en la mañana.

Ciel por su parte, salió de la habitación, para usar otro baño. Al regresar, Aleksander ya estaba en la cama, sin la máscara y usando ropa sencilla. Al ver a Ciel dirige su mirada fijamente en ella.

Ciel llevaba solo una bata y el cabello húmedo. Al ver a Aleksander camina hasta la cama quitándose la bata y dejando ver que llevaba un camisón blanco de encaje transparente, lo cual permitía ver perfectamente su cuerpo. Aleksander fijo su vista en ese par de sen*s redondos, sonríe y se sienta en la orilla de la cama sin dejar de observar a la joven.

— parece que a su excelencia le gusta lo que ve.— sonríe ladina.

— es fascinante.— desliza sus manos en la cintura de la joven.

Ciel se sobresalta con ese roce, así que apoya sus mano sobre los hombros del duque y se inclina para besarlo. Un beso intenso y apasionado, mientras que Aleksander la sujeta con firmeza de la cintura, para finalmente atraerla hacía la cama, donde termina por derribarla y subir encima de ella, quitándose la camisa que llevaba puesta, Ciel al ver ese cuerpo fornido desliza sus manos sobre el abdomen marcado, causando que Aleksander deje escapar un leve suspiro, pues él estaba bastante ansioso por ese momento.

Ciel al ver su reacción siguió deslizando las manos por esa zona, hasta subir a su pecho, tomando esos firmes pectorales, no cabe duda que Avery fue una estúpida al rechazar a tan perfecta espécimen. Aleksander apoya las manos sobre la cama, inclinándose hacía el pecho de la joven mordiendo la tela del camisón y tirar de el hacía abajo liberando sus sen*s de la tela. Ciel se sobresalta al sentir el cosquilleo que causa la lengu* del duque al moverse sobre su pez*n, mientras que con una mano, amasa el otro, la sensación recorría por completo su cuerpo, Aleksander estaba disfrutando atender esos lindos pech*s, suaves y redondos, que cabían perfectamente entre sus labios, sintiendo los pez*nes completamente rígidos debido a sus atenciones, lo cual le daban satisfacción pues le hace saber que Ciel estaba disfrutando el momento y su dulce aroma a excitación, solo aumentaban las ansías en él por poseerla.

El camisón fue rápidamente retirado del cuerpo de la pelinegra, dejando ante la vista de Aleksander ese hermoso cuerpo, con una bella y suave piel. Aleksander besa su cuerpo desde sus sen*s, hasta bajar lentamente y adentrarse entre sus piernas, pasando la leng*a entre en sus suaves pliegues, Ciel se sobresalta, esa sensación cálida y cosquilleante se sentía distinta a la de la mañana, pues ahora no eran los ded*s los que le daban atención a su intimidad, era esa leng*a traviesa que no se detenía, recorría cada parte de su intimidad, hasta detenerse a juguetear con ese punto de placer que la hacía estremecer por completo y al sentir los ded*s adentrarse en ella, hizo que dejará escapar un gemido y arquear la espalda.

Ciel respiraba agitada, el placer en su cuerpo no se detenía, esa descarada lengu* ajena estaba asiendo estragos en ella, su cuerpo no resistiría más, pero, Aleksander se detuvo, reincorporandose mientras se relamia los labios y entonces procedió a liberar su miembr*, estaba bastante excitado. Ciel lo miro fijamente, sin duda siendo su primera vez en ese cuerpo, sería doloroso, era más grande que el promedio, aunque claro, el tamaño no lo es todo, Ciel sabe que Aleksander la hará gozar como nunca, después de todo la llevo a un orgasm*, con solo usar su mano. Ella se relame los labios, gesto que Aleksander noto de inmediato así que restregó la punta entre sus pliegues, causando que ella se sobresalte por el roce.

— no desesperes cariño, esta poll* es toda tuyo.— habla con total descaro.

《Vaya descarado.》pensó Ciel en ese momento, pero eso le gustaba.

Sonrió ladina.— entonces dámela ya.

Aleksander sonrío ante la inesperada respuesta de su esposa, así que no dudo más, se acomodo y empujo en aquella húmeda entrada, causando que Ciel se sobresalte ante aquella invasión. El empuje era suave y Aleksander dejaba escapar un leve suspiró al sentirse envuelto en ese pequeño y suave interior, así que no se detenía, pero estaba al pendiente de las reacciones de su joven esposa. Ciel sentía un dolor punzante en cada empuje hasta tenerlo completamente dentro suyo. Ambos respiraban agitados, pero, Aleksander comenzó a moverse con suavidad, Ciel sentía el dolor, pero este poco a poco se fue opacando, hasta desaparecer por completo.

Aleksander guiado por las expresiones de Ciel, pudo notar que el dolor en ella se había ido, así que comenzó a moverse con más brusquedad, entrando en ella con frenesí. Sostiene su cintura y mientras disfruta verla respirar agitada y jadeando, él se mueve con estocadas profundas, sosteniendo la pequeña cintura de la chica. Ciel sentía tan profundos los momentos, cada estocada la hacía estremecer, el Duque sabía como moverse, para hacerle g*mir de plac*r. Su vientre sentía un cosquilleo y tras un par de estocadas más, ambos alcanzaron el clím*x. Aun con sus respiración agitada, Aleksander se apoyo con firmeza de rodillas sobre la cama y levanto el cuerpo de la joven, Ciel se sorprende por esto y rápidamente se abraza al cuello del Duque.

— la noche aún empieza, cariño.— sonríe ladino.

Aleksander comienza a moverse de nuevo, Ciel enreda sus piernas en la cintura de este, mientras el plac*r invade de nuevo su cuerpo al sentir el miembr* crecía nuevamente en su interior. Los ojos de Aleksander parecían brillar y al abrir la boca para dejar escapar un par de suspiros, sus caninos eran visibles y termino por darle una mordida en el hombro a Ciel, ella sintió una mezcla de placer y dolor cuando los colmillos atravesaron su piel y un hilo de sangre se derramo por su hombro. Una sensación cálida remplazo el dolor mientras que Aleksander se aferraba a ella sin dejar de moverse dentro de ella, la excitación lo estaba haciendo perder el control, no quería detenerse, hacer suya a Ciel era en lo único que pensaba y tras un par de estocadas más, su semilla lleno el interior de la chica y ella también alcanzo nuevamente el clím*x. Por supuesto, tal como dijo el Duque, la noche apenas empezaba.

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