Raíces Cruzadas (LGBT)

Clara se había acostumbrado a los pequeños gestos de León que llenaban su día de tranquilidad. Había algo especial en cómo la miraba mientras hablaba, como si cada palabra suya fuese importante. León era alguien que hablaba con acciones: la forma en que le acomodaba el cabello que tendía a caer sobre su cara, cómo le ofrecía su brazo al cruzar una calle, o la forma en que le tomaba la mano en los momentos menos esperados.

Esa tarde, Clara estaba estudiando en su escritorio cuando León llegó con un termo de café que preparó en la cocina, con la complacencia de Doña Florencia. "Sé que no te gusta parar cuando estás concentrada, pero pensé que esto podría ayudarte", dijo con una sonrisa cálida.

Clara se levantó de su silla y lo abrazó. Era un abrazo largo, uno de esos donde el silencio lo decía todo. León la sostuvo, acariciándole la espalda suavemente, dejando que el peso de la jornada se desvaneciera entre sus brazos. No necesitaban palabras; el simple acto de estar allí, juntos, era suficiente.

Días después, decidieron salir a caminar por el parque cerca de casa de Clara. El aire fresco y el sonido de las hojas crujientes bajo sus pies creaban una atmósfera perfecta para hablar de todo y nada.

Una forma extraña que tenía León de divertirse, y que mataba de risa a Clara, era molestar a los gansos del parque. Estos lo perseguían abriendo exageradamente el pico, pero cuando él se volteaba para confrontarlos, retrocedían como si fueran aves cobardes.

León llevaba el brazo sobre los hombros de Clara, mientras ella dibujaba círculos con su dedo en la palma de su mano. "Siempre he querido un amor que se sienta así", confesó Clara, rompiendo el silencio. León la miró con curiosidad.

"¿Así cómo?"

"Fácil. No porque sea simple, sino porque siento que todo encaja, que puedo ser yo misma sin miedo".

León detuvo su paso y se volvió hacia ella. "Clara, tú eres mi lugar favorito". Las palabras resonaron en ella como un eco cálido. Era esa conexión física y emocional lo que hacía que todo con León se sintiera natural, sin complicaciones.

León también tenía una manera única de mostrarle cuánto le importaba. Cuando veía que Clara estaba agotada, le masajeaba los hombros, lo que siempre terminaba en risas cuando ella se quejaba de sus "manos de piedra". En las noches de películas, Clara encontraba consuelo acurrucándose contra su pecho mientras él jugaba con su cabello distraídamente.

Incluso en los momentos cotidianos, como cocinar juntos o pasear por el supermercado, León encontraba formas de estar cerca de ella. Le besaba la frente mientras esperaba que eligiera una marca de cereal, o le entrelazaba los dedos mientras empujaba el carrito.

Clara se dio cuenta de que la relación con León no solo la hacía feliz, sino que también la ayudaba a crecer.

Los Celos de León

Era un día tranquilo para León. Había decidido tomarse un descanso del estudio y revisar las redes sociales mientras se relajaba en el sillón. Mientras deslizaba su dedo por la pantalla, una publicación capturó su atención de inmediato. Era de Mariana.

En la foto, Mariana y Clara estaban en el café, sonriendo ampliamente. La descripción era sencilla pero impactante: "Juntos para siempre ❤️❤️." La frase estaba acompañada de varios emoticonos de corazones, lo que hizo que el corazón de León comenzara a latir más rápido, pero no precisamente de felicidad.

León sintió un calor subirle al rostro. ¿Por qué Mariana publicaría algo así? ¿Y por qué Clara no le había contado nada? En su mente, las preguntas comenzaron a multiplicarse: ¿Qué tan cercana es esta amistad? ¿Hay algo que no me esté diciendo Clara?

Conversación con Clara

Esa tarde, cuando Clara llegó a casa, León la esperaba en el sofá, tratando de parecer tranquilo, pero la tensión en su mandíbula delataba lo contrario.

—Clara, ¿puedo hablar contigo un momento? —preguntó con un tono serio.

Clara lo miró sorprendida. —Claro, ¿todo bien?

León le mostró la publicación de Mariana. —¿Me puedes explicar esto?

Clara frunció el ceño, leyendo la descripción. —Es solo una publicación, León. Mariana es un poco exagerada con sus palabras, no significa nada.

—¿Nada? —León dejó escapar una risa seca—. Juntos para siempre y corazones no suenan como nada, Clara. ¿Por qué no me dijiste que saliste con ella de nuevo?

Clara suspiró y se sentó a su lado. —No creí que fuera importante. Fue solo un café, una charla entre amigas.

León cruzó los brazos, evitando mirarla. —¿Y por qué no me lo mencionaste? Parece que yo soy el último en enterarme de las cosas que pasan entre ustedes.

Clara tomó su mano, pero él la retiró suavemente. —León, estás haciendo una tormenta de algo pequeño. Mariana es mi amiga, sí, pero tú mi novio. No son el mismo tipo de amor.

—Entonces, ¿por qué ella se siente con la confianza de escribir eso? ¿Le estás dando alguna señal de que puede acercarse más de lo que debería?

Clara lo miró con incredulidad. —¿Sospechas de mí? ¿Crees que estoy haciendo algo malo?

—No lo sé, Clara. Lo único que sé es que me molesta ver eso. Me hace sentir como si estuviera compitiendo por tu atención, y no debería ser así.

Mensajes entre Clara y Mariana

Mientras León procesaba sus sentimientos, Clara decidió hablar con Mariana para aclarar las cosas.

Clara: Hola, Mariana. Vi tu publicación en Instagram. ¿Podrías cambiar la descripción? Está causando problemas con León.

Mariana: ¿Problemas? No pensé que fuera para tanto. Solo estaba bromeando, Clara.

Clara: Entiendo, pero no quiero que León lo malinterprete. Él ya está sintiéndose incómodo con nuestra amistad.

Mariana: ¿Inseguro, eh? Pensé que era más maduro. No puedo creer que dejes que un chico te diga con quién puedes ser amiga.

Clara: No es eso, Mariana. Quiero mantener la paz entre los dos. Espero que puedas entenderlo.

Mariana: Lo entiendo, pero me decepciona que no confíe en ti. Siempre pensé que eras más fuerte que eso.

Clara dejó el teléfono con un suspiro. La actitud de Mariana no ayudaba, y ahora tenía que encontrar la manera de resolver este conflicto sin dañar ninguna de las relaciones importantes en su vida.

León se quedó solo un rato después de la conversación con Clara, intentando calmarse. Pensaba en cómo había reaccionado, y aunque parte de él sabía que Clara no le estaba ocultando nada, otra parte no podía evitar sentirse amenazado. La relación cercana que Clara y Mariana compartían lo hacía sentirse como el tercero en la relación.

Se recordó a sí mismo lo que Alex le había dicho una vez: “Los celos pueden ser destructivos, pero también son una señal de inseguridad. Antes de atacar a los demás, analiza qué es lo que realmente te hace sentir así.”, destruyó mi relación con tu padre, ten cuidado León.

Además de la publicación, León comenzó a notar otras pequeñas cosas que lo inquietaban. Clara se reía a carcajadas cuando le llegaban mensajes de Mariana, un tipo de risa que rara vez escuchaba cuando hablaba con él. A veces, mencionaba anécdotas de su infancia con Mariana con una nostalgia tan intensa que León se preguntaba si alguna vez él podría ocupar ese mismo lugar en su corazón.

Una tarde, cuando Clara dejó su teléfono sobre la mesa, León vio una notificación: Mariana: “Gracias por el café de ayer. Me hizo recordar cuánto te extrañaba. ❤️”

Aunque sabía que estaba mal, León sintió la tentación de mirar más mensajes, pero se detuvo. ¿Realmente quiero ser esa persona? pensó. Pero la semilla de la duda ya estaba plantada.