Lauren Rossi, creía tener la relación perfecta con su amado novio, Paul, hasta que lo descubre en la cama su mejor amiga. Cegada por el dolor, Lauren decide ir a un bar a ahogar sus penas en alcohol; lo que ella no sabía que en ese bar se encontraría con el mismísimo diablo, llamado Alexei Kutnezcov.
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Capítulo 10
Al llegar a la villa, nos dirigimos directamente al sótano del lugar. Allí estaba uno de mis hombres, a quién consideraba alguien leal. ¿Quién hubiera creído que me traicionaría?
Me senté frente a él, observándolo atentamente, estaba brutalmente golpeados, su boca sangraba y realmente dudo que supiera exactamente dónde se encontraba.
Encendí un cigarrillo, mientras que Xion me servía un vaso de whisky.
—Boris. –Llamé su nombre, él soltó un gemido y con mucha dificultad trató de levantar la cabeza para hacer contacto visual conmigo–.
—Pa... Pakhan... –Tartamudeó, mientras levemente recuperaba la consciencia, lentamente comenzó a notar el entorno y el pánico llenó su ser, comenzó a moverse tratando de liberarse; pero era imposible–.
—Boris, has estado a mí lado desde que tomé el poder de manos de mí abuelo. Conoces mí temperamento, sabés que no tolero traiciones, así que, dime... ¿Qué te hizo pensar que podrías quedar impune luego de haberme traicionado?
—¡No fue mí intención, Pakhan! –Comunicó con desesperación–. ¡¡¡Fue la hija del presidente, ella secuestró a mí esposa, a mís hijos!!! –Gritó, mientras trataba de zafarse de las ataduras al rededor de sus muñecas–. Dijeron que si no les informaba sobre usted, matarían a mí esposa, y venderían a mis hijos en una red de trata de personas. –Reveló, mientras veía el dolor detrás de sus ojos inyectados en sangre–. ¡Perdóneme, Pakhan! –Suplicó–.
Lo observé en silencio mientras escuchaba su historia, éste idiota fue engañado de una manera cruel pero, no podía importarme menos. Una traición se paga con la muerte.
—Si hubieras venido a mí, habría ordenado rescatar a tu familia. –Declaré, viendo como la sorpresa y esperanza llenaba su rostro–. Pero, por tu traición, mereces ser castigado. –El pánico y temor llenó su ser, mientras veía a Xion tomar un martillo y clavos–.
—N-No... ¡¡¡Por favor, no!!! –Suplicó, pero ya era tarde para suplicar–.
—Por tus años a mí lado, recuperaré a tu familia. –Dije, mientras veía el humo desaparecer–. Por tu traición, pagarás con tu vida.
A continuación, Xion comenzó a clavar clavos en las manos y pies de Boris, sus gritos incesantes llenaron el sótano, seguido de su llanto agonizante.
Observé atentamente cada movimiento, cada golpe, escuché claramente cada gritó, cada súplica. Estuve en ese sótano por horas, viendo a Xion castigar al traidor y, cuándo finalmente el silencio reinó, su cuerpo cayó.
Estaba irreconocible, Xion se había encargado de quitarle los ojos, cortarle los dedos, le arrancó los dientes y le rompió las extremidades. Algo muy interesante de ver, en mí opinión.
—Haz que lo cremen y envía sus cenizas a su madre. –Ordené, mientras comenzaba a subir las escaleras para salir del lugar–.
—¿A dónde vas? –Cuestionó–.
—Debo ir a buscar a mí mujer, no sin antes rescatar a los hijos del traidor.
Sin más que decir, salí del lugar, alejándome de el intoxicánte olor a sangre.
Tomé y teléfono y llamé a Xander.
—De cielo a su mesa, ¿Qué necesita mí hermano favorito? –Dijo el muy idiota, causando que soltara un gruñido, haciendo que me arrepintiera por haberlo llamado en primer lugar–.
—Secuestraron a la esposa y los hijos de Boris. –Declaré y guardó silencio–. –Entiendo, ¿Qué debo hacer? –Preguntó, ya sin el tono bromista que poseía segundos antes–.
—Quiero que rescates a su esposa y que recuperes a sus hijos ahora mismo. –Ordené–.
—Entendido.
La llamada acabó y subí a mí auto, dirigiéndome a la universidad de Lauren, para recogerla.
Al llegar, ella ya estaba esperándome. La observé un momento mientras estacionaba el auto, ella se veía tan bonita e inocente ahí parada.
Ni siquiera se imagina que acabo de llegar luego de ver cómo asesinaban a uno de mis hombres.
Ella subió al auto y me regaló una sonrisa con su precioso rostro angelical.
—Bienvenida, Milashka. –Sonreí y me incliné, capturando sus labios en un beso posesivo, ella correspondió al instante; luego de unos segundos nos separamos, observándonos mutuamente–.
—¿Qué hiciste hoy? –Preguntó con curiosidad–.
«Bueno, secuestré a un hombre, lo torturé hasta matarlo. Luego enviaré su cuerpo a su familia sólo para demostrar que a el Pakhan, Alexei Kutnezcov, nadie lo traiciona».
—Fuí a trabajar, como siempre. –Respondí vagamente, y ella frunció el ceño, estaba claro que quería más información–.
Le dí un golpecito en la nariz, causando que ella soltara un chillido gracioso.
—No hagas pucheros delante de mí, Milashka, sabes lo que eso me hace. –Sonreí y ella se sonrojó–.
—Bien... –Rodó los ojos–. Por cierto, ¿Tienes algún hermano? –Preguntó de repente y la observé, entrecerrando los ojos–. –¿Por qué quieres saber eso? –Cuestioné, volviéndome más serio que antes–.
—Jenna y Lisa quieren saberlo. –Sonrió con picardía, haciéndome soltar una risita baja–. –Ah, ¿Si? –Arranqué el auto, comenzando a conducir–.
—¡Si! ¡Están muy celosas de mí porque me casé contigo! –Declaró orgullosa–. ¡Y ahora quieren tener la misma suerte que yo! –Verbalizó y me observó con ojos brillantes, esperando mí respuesta–.
—Tengo un hermano. –Admití–. Se llama Xander, tiene 34 años de edad, y 15 años mentalmente.
No era necesariamente una mentira, a pesar de la edad de Xander, se comportaba como un maldito niño adolescente, así que realmente tiene quince años.