En el mundo de los negocios, el control y el poder no existe lugar para el amor, o al menos eso es lo que manifiesta Vladimir Chandoski. Sin embargo, al llegar a su cumpleaños número treinta se verá obligado a contraer matrimonio con una de las hermanas Bonfatti y así conservar su imperio y preservar el legado familiar con la llegada de un heredero. Él no tiene el menor interés en conocer a sus candidatas y le da lo mismo contraer matrimonio con cualquiera de ellas, por eso decide hacer un sorteo, pero grande es su sorpresa cuando conoce a su futura esposa y descubre que no es nada más ni nada menos que la dueña de sus desvelos. Una hermosa mujer con un gran secreto que lo cambiará todo.
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Capítulo N°11
Vladimir se aproximó lentamente, con cuidado y sin intención de asustar a la bella novicia, estaba tan cerca de su rostro que podía contemplar su piel sin ningún tipo de imperfecciones, y sin una gota de maquillaje.
Los ojos grises de la joven se oscurecieron antes de cerrar sus párpados y levantar el mentón en señal de aprobación, entonces él al ver ese pequeño gesto se apoderó de esos labios carnosos que lo invitaban a pecar. Era un beso tierno, dulce, suave que lo hizo tocar el cielo con las manos, y aunque tenía todas sus alarmas encendidas alertando que estaba jugando con fuego no pudo detenerse y la atrajo más hacia su cuerpo profundizando más su unión, recorriendo cada rincón de su boca y deleitándose con la frescura de su sabor.
Jade no opuso resistencia y recibió ese beso con anhelo y pasión, su cuerpo deseaba tanto volver a sentir el calor de otro ser humano que se dejó llevar por la emociones y aunque al principio se sorprendió por la osadía de ese completo desconocido, más se impactó por su reacción, extrañaba tanto ser besada de esa manera que simplemente se entregó al placer del momento, olvidándose en donde estaba y porque.
Al separarse él acarició lentamente la mitad de su rostro sin dejar de mirar esos ojos brillantes que danzaban con verdadera satisfacción.
— Lo siento, sé que este beso lo complica todo, que te he hecho pecar de la peor manera, pero…
Ella lo silenció posando algunos dedos temblorosos sobre los labios tibios de él y con sinceridad le dijo.
— No te disculpes, no es necesario que digas nada, los dos cometimos un error y eso es todo. Tú por besarme y yo por recibir ese beso con desesperación pero comprende esto no se puede volver a repetir, debes dejar de venir a este lugar y olvídate de mí —suplico ya que si la veían hablando a escondidas con un hombre podrían expulsarla de ese lugar y según sus cálculos aún debía permanecer un mes más encerrada y alejada del mundo entero.
Él tomó la mano de la joven que le impedía hablar entre las suyas y con ternura la apartó de su boca no sin antes depositar un beso en su palma entonces le comentó.
—Te juro que solo vine con la intención de comentarte algo maravilloso que pasó esta tarde en mi oficina, sin embargo todo se salió de control cuando te tuve otra vez tan cerca de mí y tu aroma peculiar me hizo perder la razón. Perdóname por favor pero desde que te conocí en ese laberinto no puedo dejar de pensar en ti y en lo bien que se siente estar entre tus brazos —con cariño besó la palma de su mano una vez más y sin pena confesó —. Ni siquiera sé tu nombre, ni me interesa saberlo, solo me importa lo que siento cuando estoy a tu lado y es algo que no sé cómo explicar, es algo nuevo y diferente, que se siente tan cálido que me encanta y me aterra a la vez, son emociones inexplicables pero que necesito descifrar y solo lo lograré estando a tu lado.
— Creo que estás confundido y lo único que conseguirás es que yo también me confunda —ella se separó de él y se alejó unos pasos, su cercanía la estaba haciendo perder la cordura y debía controlar la situación—. Pienso que como sabes que soy una persona imposible de conseguir te obsesionaste conmigo, pero entiende esto no es real, no puedo y no quiero tener algo contigo—. Jade luchaba sus propias batallas internas, ese hombre en muy poco tiempo la estaba haciendo perder la cabeza pero debía ser fuerte.
— No es eso, no me obsesione contigo, esto es más puro, noble es…
— No digas amor, porque no te lo creo.
— Seré honesto contigo, yo no creo en el amor, jamás o amé a alguien, ni mucho menos me he obsesionado con alguna persona, sin embargo desde que te conocí eres un faro en mi vida que me guía a través de esto y solo quería agradecerte —toco la cruz que ella le dio con gran devoción y continuó hablando —. En unos meses mi vida cambiará por completo y es gracias a ti. Tú me devolviste la fe en mí mismo y me distes la fuerza suficiente para enfrentar a mi padre —él se acercó y con ternura acarició el velo sobre su cabeza—. Sé que no entiendes ni una sola palabra de lo que te digo y no espero que lo entiendas pero estoy tan feliz porque al fin seré libre para vivir mi vida sin tener que asumir los compromisos familiares que mi abuelo impuso antes de morir que solo quise compartirlo contigo y agradecerte tu ayuda —explicó y ella lo miraba confundida.
—Estás equivocado yo no hice nada, en todo caso fue Dios —dijo tocando el dije que alguna vez pendió de su cuello.
Vladimir posó su mano sobre la de ella, ambos sostenían la cruz mirándose a los ojos intentando descifrar qué sentía realmente el uno por el otro, cuando de repente el grito de la madre superiora los sorprendió y las palomas revoloteaban a su alrededor como señal de que alguien más se acercaba.
—¡María Magdalena! ¿estás aquí?—gritó desde el primer escalón.
—Sí madre, estoy en el campanario, ya bajo —respondió con nerviosismo mirando el final de las escaleras
—¡¿María Magdalena, ese es tu nombre?!—interrogó en un susurro.
— No… ehhh… sí, en realidad ese es el nombre que tomé estando aquí, tuve que renunciar a todo e incluso a mi verdadero nombre para ser postulante —explicó mientras lo empujaba escaleras arriba hasta el descanso.
— Es hermoso.
—Ya cierra la boca y escóndete al final del campanario, cuando me veas salir de la capilla sal de este lugar y jamás regreses— ordenó.
—De acuerdo —acepto pero sorprendiendo a María, la ceño de la cintura contra su cuerpo y susurró entre dientes —. Si está va a ser la última vez que te vea, al menos despidámonos como se debe —entonces se apoderó de sus labios y la besó con vehemencia, cada fibra de su ser deseaba a esa mujer aunque su cerebro le decía que su comportamiento era irracional y que no estaba bien lo que hacía, de igual manera no podía dejar de besarla e impregnarse de todo su ser.
Ella lo empujó para separarse, lo miró con asombro y salió corriendo escaleras abajo.
Sus mejillas estaban encendidas, su pecho agitado y su respiración era errática al llegar al último peldaño junto a la madre superiora que al notar su estado le preguntó.
— Niña, ¿ te encuentras bien?
— Sí madre, solo que bajar corriendo la escalera fue muy mala idea—respondió jadeante mientras se sostenía del brazo de la monja y la obligaba a caminar a la salida.
— Ven, vamos por un vaso de agua, tu padre te espera en el despacho—dijo y se dejó guiar.
— ¿Mi padre?—interrogó con curiosidad.
— Sí, necesita con urgencia hablar contigo.
Jade por un momento se olvidó del hombre en el campanario y solo podía pensar en Juliano, sí él estaba en el convento solo significaban buenas noticias y era que ya habían escogido la esposa para ese niño mimado y ella sería libre de vivir su vida.
Desde lo alto de la torre, Vladimir no podía apartar la vista del patio del convento y una sonrisa iluminó su rostro cuando vio que María giraba su cabeza en dirección a la campana y también sonreía.
Vamos por la próxima 😘😘
Felicidades por tan hermosa novela 🥰🌹🫂
Felicidades 🎆 querida escritora vamos por más novelas así 🫂🥰