Orien reencarnó en un mundo desconocido, luego de haber habitado por mucho tiempo en Goren y ahora siendo un mago de alto rango decide aventurarse por el inmenso continente Venus.
¿Qué nuevas aventuras descubrirá Orien Nadali?
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Dragones
Al día siguiente los tres vagaban por el bosque de Dimanar en búsqueda del dragón, ni siquiera Orien entendía como se había perdido, se suponía que Happy tenía un buen olfato. Después de buscar por casi una hora encontraron a Happy en su forma humana, con la cara enrojecida. Orien corrió hacia ella cargándola luego en brazos. La bestia ardía en fiebre, él arropó a su dragón debajo de su camisa, jamás se le pasó por la cabeza que el dragón podría enfermarse.
La enano que había sido hostil antes les permitió dejar a Happy descansar dentro de su casilla. Orien junto a Atan se quedaron afuera debido a sus alturas.
—¿Es recién nacido? —le preguntó Atan, él estaba perdido en sus pensamientos, por ello la pregunta le causó sorpresa.
—Ahora que lo pienso en unos meses cumplirá un año. —Atan abrió los ojos con sorpresa.
—¿Un año? Mínimo pensaba que tenía veinte, esa es la edad adulta de los dragones. ¿Cómo hiciste que creciera tan rápido?
Él se quedó en silencio, estaba confundido. ¿Hizo que Happy creciera más de lo normal?
—Solamente lo alimentaba con los cristales mágicos, pensé que todos los dragones crecían así. —Atan se estampó la mano en la frente, era obvio que a Orien le faltaba información sobre la alimentación de los dragones.
—Bueno, hay posibilidades de que fallezca, está muy chiquito como para tener tanta magia dentro de su cuerpo. —Orien sintió su pecho latir, se levantó preocupado acercándose a la puerta de la casilla. —La edad correcta para consumir esas piedras mágicas, sería alrededor de los doce o quince años.
—Mierda, no sabía realmente —se agachó sosteniendo su cabeza, no quería que el dragón muriera, se había encariñado demasiado con él. —¿No se puede hacer nada?
—No creo, dejárselo al destino… —Atan dijo casi en un susurro, que de igual manera Orien escuchó. Su corazón se estaba rompiendo, no sería capaz de ver al dragón irse.
La brisa desordenó el cabello de ambas, mientras el frío de la noche que estaba por llegar los abrazaba, el sol yéndose a dormir mientras tenía las nubes y el cielo color naranja.
—Cálmate, seguro estará bien. «Los dragones se hacen más fuertes con el fuego», —él levantó la cabeza mientras algunas lágrimas resbalaban por su rostro, se levantó y tocó la puertecitas. Zura fue la que abrió.
—Tráeme a Happy.
Ella asintió regresando adentro para luego regresar con el dragón chiquito en sus brazos. Orien se alejó con su dragón de la aldea y estando cerca de una corriente de agua, él abrazó a su dragón mientras lo cubría con su fuego, intentando no lastimarlo.
Zura por su parte se quedó en la aldea con los enanos, también preocupada por la situación del dragón. Atan se alejó, no quería relacionarse mucho con los enanos.
Zura miró el cielo oscurecerse a través de una ventanita, (aunque no fuera tan alta su cabeza alcanzaba el techo cuando estaba parada) .
—¿Piensas en tus amigos? Creo que todo estará bien. Los dragones no mueren tan fácilmente. —Zura asintió a ella. Después la enano le entregó una taza con un té verde, ella se tomó todo de un sorbo, el sabor era agridulce . Y los días fueron pasando, Zura estaba preocupada pues Orien no había regresado desde entonces. Se preguntaba como se encontraba el dragón, mientras estaba perdida en sus pensamientos escuchó a los demás enanos murmurar, otros asomados por la ventanas para poder ver. Zura quien estaba sentada sobre una roca se levantó observando el cielo como los demás, en el firmamento se veía a un enorme dragón volar libremente mientras daba vueltas en el aire, había varias manchas blancas en su piel. Y velozmente aterrizó frente a los enanitos dejando a todos atemorizados.
Orien bajó del lomo del dragón de un saltó, Zura al verle corrió a abrazarlo. Happy por su parte volvió a alzarse en vuelo.
—¿Ya está bien? —Preguntó ella viendo al cielo, él asintió en afirmación.
—Creció más de nuevo, eso me preocupa. —Zura le miró, debían detener el crecimiento monstruoso del dragón o ese podría morir en el futuro, debido a todo el poder.
—¿Atan dijo con carne de cordero, cierto?
—Ajá, ¿No regresó a la aldea todavía? —Ella negó y Orien arrugó las cejas también. Después de ir Zura se despidiera de los enanos siguieron con el viaje ellos dos, pues Happy se había ido volando y no sabían donde estaba Atan.
—Luego de conocer el reino de los demonios, ¿Quieres seguir viajando?
Él negó, ya había adquirido mucha información sobre la magia, además quería regresar pronto a Goren e ir a ver a sus padres en Ziri.
—¿Tú quieres seguir?
—Sí, quiero ir a los demás continentes, conocer nuevos reinos y tener mi propia tierra para construir grandes edificaciones. —Ella dijo emocionada. En eso él recordó que tampoco tenía tierras, (bueno podría heredar las tierras de sus padres). Orien se detuvo un momento.
—¿Cómo se compran tierras?
—Eh, creo que depende del reino en el que habitas, en Alfreimr se hereda y para comprar se intercambia por espadas de nivel avanzado o un artículo importante, como escritos antiguos. —ella explicó.