Mikhail Ruttherford, el hijo menor varón de una familia con poder y dinero, acostumbrado a actuar según sus creencias, sin prestar atención a lo que otros digan de su forma de llevar las cosas, solo su perspectiva era importante, hasta llegar al punto de mantener una relación amorosa con Anastasia Petrova, la mujer de la cual estaba profundamente enamorado a pesar de las controversias y problemas que ese amor le procuraba, siendo el hecho de que la mujer ya se encontraba casada con otro hombre, por lo que su relación era un secreto que no podía salir a luz pública, mientras él debía verla ocasionalmente desfilando por la alfombra roja tomada de la mano del hombre quien era su esposo, teniendo que compartirla para poder mantenerse a su lado, aferrado a ella sin importar las condiciones.
Para distraer su mente y mantenerse alejado de la tentación de buscarla cometiendo la imprudencia de interrumpirle el evento al cual ella asistiría en compañía de su esposo. Prefirió crearse algo de trabajo extra y viajar hacia una zona remota con el pretexto de ir a ver nuevos terrenos para un negocio. Algo que no estaba dentro de sus planes era que durante ese viaje tendría un accidente que lo haría desaparecer de ese mundo durante algunos meses.
¿Qué sucederá cuando aparezca luego de su accidente?
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Capitulo 7. Noche estrellada
La evaluación fue algo sumamente rápido, al comprobar que todos sus sentidos se encontraban alerta y no tenía mayor problema que el de su falta de memoria, el doctor pudo terminar rápidamente con su trabajo.
- Solo debe mantenerse en reposo, no se sobre esfuerce – le dice el doctor de forma amable – luego de quitarle las vendas debe comenzar su rehabilitación para fortalecer sus músculos y articulaciones – le dice
Freya se mantenía a un lado de la cama escuchando de forma atenta.
- Freya, Freya – comienza a llamarla Charls en voz baja
- Oh, sí, si – dice entendiendo que debía continuar con su trabajo
- O, oye, espera – le dice Mikhail alzando su mano hacia ella
- Prometo que volveré después de terminar mi turno – le dice Freya de forma apresurada, pero el hombre solo coloco una mirada cabizbaja
Con un inexplicable sentimiento de culpa, Freya salió de la habitación, afuera se encontraba Charls esperando por ella.
- Ese es el hombre que tu hermano trajo, ¿no es así? – le dice Charls
- Si, acaba de despertar y el doctor le estaba realizando la evaluación – le responde mientras caminan por el pasillo
- Escuche que no quería que te marcharas, ¿ya te conocía? – le dice curioso
- No, no, el doctor me explico que estas cosas suelen pasar a menudo con los que pierden la memoria, son como pequeños polluelos que se apegan a la primera persona que ven – le dice sonriendo.
- Entonces perdió la memoria – dice sorprendido – vaya, debe ser difícil estar en esa situación, pobre hombre, ¿Qué hay de su familia?, ¿no ha venido nadie aun? – le pregunta
- No, nadie ha reportado aun que lo esté buscando – le dice encogiéndose de hombros
- Que difícil – dice sintiendo pena por aquel hombre
Dado que Freya era quien más se entendía con los ancianos, tenía una facilidad para que le permitieran ayudarlos y se dejaban hacer de todo mientras ella solo les hablaba del clima, las noticias, comida, deportes o cualquier tema trivial que fuera de su agrado con el cual pudiera ganarse su confianza.
- Aquí tengo más compañía de la que puedo tener en mi propia casa – dice una de las ancianas a las que Freya le estaba ayudando a vestir
- Solo cuando es Freya quien nos atiende, las otras parece que solo nos ven como una molestia – le dice otra en la esquina
- Esas solo quieren andar coqueteando con los doctores – dice la de en medio – otras solo están por Charls – dice en tono de tedio
- Esta juventud de hoy día – dice la anciana de la esquina en tono decepcionado
- Por cierto, Freya, ¿Cómo se encuentra el hombre de cuidados intensivos? – le dice la anciana a la que Freya estaba atendiendo
- Esta mañana despertó, el doctor lo evaluó y dijo que su recuperación va excelente – les dice Freya emocionada
- Eso es bueno, me alegro por ese pobre – dice la mujer en tono empático
- SI, pero el único problema es que no tiene recuerdo alguno – dice Freya en tono cabizbajo
- Oh, qué pena – dice la de la esquina
- Freya, ¿Terminaste aquí? – le dice Charls desde la puerta
- Si, si, ya terminé – le dice apresurada
- Bien, vamos entonces – le dice sonriendo – Que tengan buenas noches señoritas – les dice a las ancianas con una enorme sonrisa.
- Freya si tú no te lo quedas lo hare yo – le dice la anciana de la esquina entre risas
- No, no tenemos, yo no – no sabía ni que excusa dar de la vergüenza
- Tranquila mi niña, ya todas sabemos – le dice la anciana que acababa de ayudar a vestir – no le hagas caso a Margot, ya sabes cómo es - le dice viendo que Freya se apeno ante en comentario
- Si, si, bueno que tengan buenas noches – les dice antes de marcharse
- Si sigue de esa forma terminara para vestir santos – dice la anciana del medio luego que Freya se marchara
- Déjenla tranquila – les dice la primera
Afuera al final del pasillo, Charls esperaba por Freya, recostando su espalda de la pared mientras veía la hora en su reloj de pulsera.
- ¿Ya estas listas para irnos? – le dice sonriendo
- SI – le dice
- Bien, entonces vamos, te llevare a casa – le dice comenzando a caminar
- Oh, lo, lo siento Charls pero debo ir a…
- Vas a ver al paciente de cuidados intensivos - le dice Charls
- Si, lo siento – le dice apenada
- Tranquila, nos vemos mañana – le dice en tono amable despidiéndose con una sonrisa.
Aunque se sentía apenada por tener que despreciar la buena fe de Charls todos esos días, tampoco quería faltar a su palabra con Lukas, quien tal vez no la esté pasando nada bien en ese momento, debe ser difícil no poder recordar quien eres o a donde perteneces.
- Lukas, ya llegué – dice al abrir la puerta, agitada por caminar apresurada
La habitación estaba totalmente a oscuras, solo la luz de la luna brindaba un poco de brillo, frente a la ventana se encontraba Lukas, enseguida volteó a mirarla.
- Hola Freya – le dice sonriéndole
- ¿Por qué esta esto tan oscuro? – le dice buscando el interruptor para encender la luz
- Dejala así – le dice Lukas en tono bajo – solo ven aquí un momento, ¿sí? – le dice extendiéndole su mano
- O, ok – le dice caminando hacia él, luego toma su mano y el hombre la guia hasta la ventana
- Mira – le dice en tono suave al oído – aunque no tenga recuerdos, estoy seguro de que nunca había visto algo como eso – Freya sentía un hormigueo en su estómago mientras escuchaba su voz y sentía su respiración tan cerca – Muchas gracias por venir y quedarte a mi lado – le dice abrazándola fuerte sumiendo su respiración en el cuello de Freya.
- No, no hay nada que deba agradecer – le dice nerviosa, sintiendo sus piernas debilitarse
Esa noche la luna brillaba radiante, el cielo despejado de nubes, cubierto de estrellas, la habitación oscura permitía darles la ilusión de estar entre aquellas luces que adornaban todo el cielo nocturno, brindándoles una mágica y hermosa vista, que a pesar de haberla visto miles de veces en el pueblo todas las noches, nunca se había detenido a detallarla de aquella forma, creándole un sentimiento de calidez en su corazón, al igual que aquel fuerte abrazo que no pretendía liberarla.