Madre Soltera a los 18

Estaba silencioso dentro del coche, no intercambiaron ninguna palabra, Augusto aún estaba pensativo, Rebecca no sabía qué decir y, por lo tanto, no dijo nada. Su perfume impregnaba todo el coche y, con el aire acondicionado encendido, era aún más fuerte. Rebecca estaba embriagada, lo peor era que le gustaba el perfume, así que no podía quejarse.

Al llegar, Augusto ayudó a Rebecca a salir del coche, cogió las bolsas y abrió la puerta, ya que ella llevaba a Analu en brazos. Ella dejó a Analu en la cuna y Augusto notó algunas bolsas dispersas por la casa. Rebecca volvió de la habitación y se sintió avergonzada por el desorden.

Rebecca: Perdón por el desorden, cuando fui de compras dejé todo por ahí para guardar pero luego fui a buscarla y no tuve tiempo.

Augusto: No hay problema, ¿quieres ayuda?

Rebecca: No hace falta, gracias.

Augusto: De acuerdo, me voy. Piensa bien en lo que conversamos.

Rebecca: Está bien, gracias por la cena y por traernos a casa.

Augusto: Espero poder hacerlo más veces, solo necesitas ser menos terca.

Rebecca: ¿Soy terca?

Augusto: Sí, nunca aceptas nada y no me das espacio.

Rebecca: Pero te dejo con Analu.

Augusto: No se trata de conocerme para confiar en mí.

Rebecca: Ya te conozco, sé que no harás nada con ella.

Augusto: ¿Y contigo?

Rebecca: ¿Qué?

Augusto: Olvídalo, si me dejas quedarme con ella, llévala contigo mañana.

Rebecca: Explícame mejor a qué te refieres.

Augusto: No, era una tontería, ya lo olvidé. Buenas noches, Rebecca.

Rebecca: Buenas noches, Augusto.

Rebecca abrió la puerta para él, él se despidió con un beso en la mejilla y se fue. Rebecca estaba cerrando la puerta cuando Paula se acercó con Carol antes de que lo hiciera.

Rebecca: Buenas noches, chicas.

Carol: Hola, amiga.

Paula: Hola, Rebecca. ¿Podemos hablar?

Rebecca: Claro, pasen.

Entraron y se sentaron en el sofá.

Paula: Perdón por venir a esta hora.

Rebecca: No te preocupes, todavía tengo que ordenar este desorden.

Paula: Rebecca, sé que confías en ti misma. He estado con Analu durante un tiempo, pero ahora surgió un imprevisto y tengo que viajar. Mi hermana ha tenido un bebé y ella me necesita para ayudarle con el niño.

Rebecca: ¿En serio? ¿Con quién dejaré a Analu ahora?

Paula: Puedo recomendarte a alguien de confianza de aquí de la calle, pero eso depende de ti.

Carol: Déjala con el jefe guapo.

Rebecca: Es en serio, Carol.

Carol: Sabes que si pudiera, me quedaría.

Rebecca: Lo sé.

Paula: Disculpa, Rebecca, estoy destrozada por ti.

Rebecca: Está bien, Paula, encontraré a alguien. Quédate a dormir aquí, Carol, para que me ayudes.

Carol: Vale.

Paula: Me voy a casa, buenas noches y disculpa una vez más, Rebecca.

Rebecca: No te preocupes, buenas noches y buen viaje.

Paula: Gracias.

Rebecca y Carol fueron a la cocina a guardar las compras, mientras arreglaban todo, seguían conversando. Carol estaba muy emocionada con toda esta historia de la cena, se quedó en shock cuando se enteró del momento incómodo en la sala, solo sabía reír, a Rebecca no le gustó para nada y volvió a enrojecer.

Estuvieron conversando hasta tarde, Rebecca fue a ducharse y Carol se acostó en la cama, como solo había dos habitaciones, iba a dormir con Rebecca. El celular de Carol sonó, era un mensaje de un número no guardado, Carol lo abrió y leyó.

"No olvides que el domingo vamos a dormir en la casa de playa, organiza tus cosas".

Carol sabía que era de Augusto, Rebecca le había contado de la invitación, así que respondió para darle ánimo.

"Me encantará".

"Dale un beso a Analu de mi parte".

"Otro para ti".

Él envió un emoji mandando un besito, ella borró los mensajes y dejó el celular en su lugar. Carol no paraba de sonreír. Rebecca volvió, vio el celular y se acostó para dormir.

Al ver los mensajes de Rebecca, Augusto encontró extraño su cambio de actitud. Hasta hace poco ella estaba fría con él y ahora era así, se quedó boquiabierto pero volvió a la normalidad.