Akira un día despertó en el cuerpo de Mei, una princesa ignorada por su esposo el segundo príncipe, ahora Mei dejará de lado a ese esposo suyo y buscará liberarse de ese matrimonio y unirse al ejército de su padre.
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capítulo 17- fin del castigo
Durante las noches, Mei salía para ir a entrenar al campamento del general, mientras que Jiro se preguntaba como era posible que esa chica haya aguantado tanto tiempo, pues ya habían pasado dos semanas y nadie ha informado que la princesa se quejara, Sumi pasaba por ahí todos los días, pero los guardias no la dejaban pasar, temía que Mei pudiera estar enferma por no haber comido durante mucho tiempo, aunque, su preocupación era en vano, ella se encargaba de traer comida para si misma, pues se la daban los dueños de la granja donde dejaba su caballo.
- suficiente, iré a verla ahora mismo, debo comprobar si aun vive.
- alteza, por favor, ya levante ese castigo.
- no puedo hacer eso Sumi, ese castigo se lo gano por herir a mi madre.
- alteza!
Jiro no le hizo caso a Sumi, aun cuando esta le siguió todo el camino, es una buena oportunidad para ver como esta su amiga; las puertas fueron abiertas por los guardias, no se veía ni un rastro de la princesa, pero Sumi corrió dentro de la casa aun cuando Jiro le decía que no entre, su sorpresa fue ver a Mei sentada cerca de la ventana, puliendo su espada.
- Sumi-chan! ¿Que haces aquí?
Dejo la espada a un lado y se puso de pié extendiendo los brazos, enseguida Sumi se lanzó en sus brazos, llorando por la felicidad de verla bien, Mei le acaricia el cabello y al ver a Jiro enojado, le sonríe con burla.
- así que sigues viva, Sumi, aléjate.
- entonces vino a verme porque se preocupó por mi, oh! Que amable su alteza.
Le sonríe con emoción, aunque obviamente es solo para molestarlo, Sumi se ha apartado un poco limpiando sus lágrimas.
- Ja! No te creas tanto, solo venía a revisar si estabas muerta, para votar tu cadáver.
- ooowwww!! Si se preocupa por mi.
Solo para molestar, ya se acerco a Jiro y le abraza con todas sus fuerzas, por supuesto, Jiro se sorprende al sentir que la chica tiene tanta fuerza y no puede apartarla pues en el abrazo, ella atrapo sus brazos.
- Sumi-chan ¿no es lindo? El príncipe se preocupó por venir a revisar mi cadáver.
Sumi solo observa e intenta sonreír.
- Sumi, no es lo que ella dice, yo nunca me preocuparía por ella...
Apenas Mei le suelta la empuja y se aparta rápidamente de ella, no quiere que Sumi mal intérprete la situación.
- suficiente, nos vamos.
Jiro toma la mano de Sumi para salir de ese lugar, la chica ya no luce preocupada, pues cuando la abrazo, le susurró que ha podido conseguir comida y agua, algo que tranquiliza a Sumi, pues de ese modo, la princesa estará sana, por otro lado, Jiro se soba los costados, Mei realmente lo abrazo con tanta fuerza, no esperaba que una chica pequeña y delgada como ella, pudiera tener tanta fuerza.
Y así, el mes pasó, Mei finalmente podía regresar al salón de loto, apenas entró, sus sirvientas lloraban al verla a salvo, e incluso prepararon un baño para ella y comida, aunque, en realidad, había tenido suficiente comida y se bañaba en la granja, esas personas realmente eran amables, aunque claro, procuro darles una buena recompensa.
- llame a un médico para revise su estado de salud.
- eso no era necesario, estoy bien.
Al quitarse la ropa, las sirvientas esperaban ver un cuerpo mucho más delgado que antes, pero les sorprende ver que esta mucho mejor que antes, pues gracias al entretenimiento, su cuerpo ha ganado algo de musculatura y tiene mejor forma, ya es una chica delgada y débil; al estar dentro del agua, las sirvientas le lavan la espalda y el cabello, mientras que ella, mantiene los ojos cerrados, disfrutando del agua fresca.
- finalmente la princesa salió, hora de poner en marcha mi plan.
Keiko observa una botella pequeña con un líquido amarillento, era el veneno que había conseguido en los barrios bajos gracias a su doncella, con su plan, se deshara de los dos estorbos de una sola vez; ordenó a una de las sirvientas que coloque el veneno en el té de Sumi y que después lleve la botella a la habitación de la princesa, así será ella la culpable.