Alexandra fue engañada creyendo que firmaba un contrato laboral y acabó siendo uno matrimonial.
En tanto que para Christopher la situación también ha sido complicada, ya que como presidente de la empresa familiar, al momento de firmar los papeles para asumir el cargo de manera oficial, dos cláusulas cambiarían su vida para siempre: casarse y ser padre.
Por obligación ambos debieron aceptar la situación; sin embargo, jamás pensaron que la llegada del otro cambiaría muchas cosas para ellos.
¿Podrá el amor surgir con base a un contrato dado por mentiras?
¿Pueden dos personas, con perspectivas de la vida tan distintas, llegar a llevarse bien?
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Capítulo 16 FINGIR
Christopher
He estado muy tranquilo, todo ha estado saliendo súper bien, tal y como lo planeé.
Alexandra no contestó las llamadas por la prueba del vestido y fui a su casa, sabía que estaba allí pero no me abría así que tomé copias de la llave y entré para encontrarla llorando desconsoladamente. Creí que había muerto alguien pero resulta que soy el gran culpable. Ahora casarse con un guapo empresario forrado en dinero es una desgracia, quien entiende a las mujeres.
Pedí un vestido que fuera lo más único y lujoso para ella, no pienso volver a casarme pero ella debe demostrar el poder que poseo en cada paso que de caminando hacia mi. Vestirla con algo sencillo sería un insulto, los empresarios más importantes estarán presentes.
Llegó el día de la boda y ella vino caminando al altar del brazo de mi abuelo con un vestido que dejó a todas las invitadas deslumbradas.
Que decir de Alexandra, se veía muy bien aunque no tan feliz como yo hubiese querido.
Ella derramó algunas lágrimas lo cual entendieron que eran por la gran alegría de éste matrimonio. Al momento del beso me excedi pero no estuvo a la altura, parece como si no supiera que hacer.
Salimos de la iglesia y nos fuimos a la gran fiesta, aunque en el trayecto tuvimos cierto intercambio de palabras.
No quiere que la bese porque según ella es exagerado que le de saliva pero eso será lo de menos, cuando me acueste con ella no tendrá solo esa clase de fluidos.
Entramos de la mano al gran salón, saludamos a muchos de los invitados. Alexandra era el centro de atención por haberme atrapado. Halagaron su belleza y elegancia, además de que me felicitaron por tener una esposa tan hermosa.
La verdad es que estaba muy hermosa, aunque mi interés estaba en ver que había debajo del vestido. Descubrí que tiene una buena figura así que acostarme con ella no será un sacrificio.
Aún así cumpliré mi palabra de no tocarla hasta que pase un tiempo prudencial. No podía dejarla embarazada enseguida porque dirán que nos casamos por apuro, tampoco dentro de los tres meses posteriores porque tenemos que durar más de un año casados.
Cuando llegue el momento podré poseer ese cuerpo obstinado y me asegurare de disfrutarlo.
Cenamos, brindamos y después le ofrecí mi mano como todo un caballero para que vayamos a bailar la primera pieza como marido y mujer. Puse mi mano en su espalda baja y la apreté contra mi cuerpo. Era divertido verla tan incómoda
-Podrias relajarte, parece como si bailara con una tabla de lo dura que estás
-Me aprietas demasiado
-¿Sabes dónde iremos de luna de miel?
-No lo sé ni me importa
-Será una sorpresa. Te besaré al acabar de bailar, así que ya sabes lo que debes de hacer
-Te divierte torturarme
-No lo estoy haciendo, solo estoy tomando un mínimo derecho sobre ti, además debemos actuar
-No me alcanzara la vida para odiarte Christopher Price, lo juro. Arruinaste mí vida, maldigo el momento en el que empecé a trabajar en tu estúpida empresa- una sonrisa adornaba su rostro mientras me hablaba entre dientes
Le di una vuelta y la besé hasta dejarla sin aliento, fue divertida la mirada de furia que me dedicó al soltarla. También noté que jamás ni un solo momento cerró los ojos en ninguna oportunidad.
Nos despedimos después de bailar con algunos invitados y nos fuimos hacia la limosina tomados de la mano para ir a nuestra luna de miel.
-¿Por qué no cierras los ojos?- me dio curiosidad y le pregunté
-No entiendo
-Cuando el pobretón iba a besarte tenías los ojos cerrados pero cuando yo te beso los tienes abiertos
-Eso es porque por ti no siento nada, ni siquiera cuando me besas pero por el siento de todo
Estaba furioso porque me ofendía deliberadamente, molesto
-Cuando te tenga desnuda debajo de mí
-¿También debo fingir ahí?
-No puedes estarme preguntando esto, no ahí no tienes que fingir, solo disfrutar
-Entonces no será contigo
Me enfurece, cuánto la odio cuando se porta así conmigo. Solo se hace la fuerte, cuando la tenga a solas a ver si se resiste a mí.