EL TRATO DE NUESTROS PADRES

pasé toda la noche buscando a Jacobo. conocía a algunos de sus amigos. así que procedí a marcarle a cada uno hasta que uno de ellos me dijo en qué lugar estaba Jacobo. Roy, era un nuevo amigo de Jacobo que hace apenas un tiempo se avían conocido en la universidad.. El dijo que estaban en un club nocturno. Maneje asta el lugar, a alta velocidad. Al llegar me puse un par de guantes de piel de cuero negro, cubre boca negro, unas gafas de sol oscuras. Y Mi cabello lo recoji en una cola de caballo. salí del auto dirigiéndome a pasos largos y veloces hacia la entrada. ya en la puerta del club, el cadenero intentó impedirme cruzar. Pero no tuve problemas con eso. tan solo mostrarle una ficha con el logo de la familia Ares, bastó para que el guardia se hiciera a un lado y agachara la cabeza permitiéndome ingresar al lugar. por dentro, el lugar era muy bullicioso y concurrido. podía percibir los olores de las sustancias que se consumían entre la multitud. desde la entrada no podía ver absolutamente nada más aya de las multitud que se encontraban frente a mí. decidí pagar el Vip, para subir a la planta superior. desdé ahí, tendría una mejor vista para localizarlo. ya en la planta superior, con la extensa vista, escaneé cuidadosamente cada centímetro de lugar. bingo. lo había localizado. estaba casi en el centro de la multitud. baje para ir por él, escuchaban risas desenfrenadas. llegué hasta el frente de ellos.

— muy bonito. — exclamé cruzandome de brazos. — ¿crees que estás haciendo bien, estando aquí. haciendo pend3jadas?. mientras tu madre se encuentra preocupada sin saber dónde estás.

Los presentes se mantuvieron en silencio agachando la cabeza, sí que ya sabían quién era yo, por mi forma de hablar. la misma manera en la que mi padre hablaba cuando estaba enojado. con autoridad, firmeza y frialdad. Jacobo permaneció en silencio con una expresión de exesperación, como diciendo, vete a la mi*rda, no te metas en mis asuntos. de pronto uno de los presentes se levantó. con una estúpida sonrisa dibujada en su rostro.

— tranquila. mirá, no estamos haciendo nada malo. — exclamó mientras miraba a los demás, y después le dirigía la mirada. — solo estamos pasando tiempo entre amigos.

— ¿en qué momento te pedí tu opinión?. — respondí de manera arrogante y llena de enojo.

el tipo se sintió avergonzado y se sentó. Jacobo, por su parte parecía que prefería seguir ignorándome. no lo podía permitir, mi sangre estaba que le hervía. mis labios se tensaron en unas palabras firmes.

—¿me seguirás ignorando imbécil?.

los amigos que estaban alrededor de la mesa, hicieron un abucheo, solo avivaban el fuego. esos tipos me estaban exesperando. y más uno, cuando habló diciendo . ¿es en serio jacobo, dejarás que una p*ta vieja te mande?, eso fue la gota que derramó el vaso. maldito mocoso terminó por avivar mi enfado. sin pensarlo dos veces, saqué una escuadra corta y le apunté a la cabeza, preparando el arma. el tipo abrió los ojos como platos, y los demás también quedaron estupefactos por la sorpresa. estaba dispuesta a jalar el gatillo, cuando Jacobo decidió hablar por fin.

— espera, no lo hagas. — dijo mientras, pasaba su mano por la frente y la dirigía echando su cabello hacia atrás.

dediqué una mirada asesina al los chicos. la comisura de mis labios se arqueó en una sonrisa burlona. sin bajar el arma hice una señal para que el hombre se hincara. indicándole que lo mataría. el tipo atemorizado con el cuerpo tembloroso, empezó a sollozar. camino hacia adelante y posándose frente a mí se arrodilló y agachó la cabeza. cinco guardias del lugar acudieron. todos simulando tomar el arma, llegaron para verificar qué es lo que estaba sucediendo.

— baja el arma, no causes conflictos aquí. — hablo mientras sostenía el arma, que estaba metida en la parte trasera de su pantalón.

— ¿quién te crees tú?. — dije mientras sacaba la ficha de la mafia Ares. — ¿conflictos?. quieres ver lo que es un conflicto.

los hombres dieron un paso hacia atrás, agacharon la cabeza pidiendo disculpas por no haberse dado cuenta de quién era. ellos se dieron la media vuelta y regresaron retomando sus posiciones. por mi parte, guardé la ficha nuevamente en mi bolso.

—vamos arrodíllate, abre la boca.

ordené, el tipo queriendo romper en llanto. así como no queriendo, notienia opción más que abrir la boca. tan pronto como la abrió , ingresé la punta del arma dentro de su boca.

— eres el hijo de Bronx, sabes él es alguien importante, un hombre respetable e humilde. sin embargo tú su hijo, eres un estupido vagó que no tiene oficios ni beneficios qué vergüenza.

— vasta!, salgamos de aquí por favor. no les hagas nada a ellos.

Jacobo trató de tranquilizarme, haciendo que bajara el arma y retrocediera para que saliéramos del lugar. fuera de dicho club. Jacobo caminaba atrás de mí, sin previo aviso me di la media vuelta dejándole caer un puñetazo en el rostro. este cayó hacia atrás quedando tirado en el suelo mientras la sangre corría fuera de sus narices. lo miré con enojo. la rabia recorría todo mi torrente sanguíneo.