¿Es posible volver a amar después de una ruptura? Cinco años después de romper su compromiso, Gus y Félix vuelven a cruzar miradas. El pasado regresa como una herida abierta, trayendo consigo el amor que nunca murió… y la falta de valor que amenaza con destruirlos. Esta vez, no solo se juegan el corazón: también su última oportunidad de salvarse el uno al otro para poder terminar juntos.
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PERO HUBO
—¿Cómo estás? —Quiero averiguar.
Alán toma asiento, lo he invitado a sentarse en la terraza.
—¡Muy bien! ¿Cómo estuvo el viaje a la playa?
—Fue muy bonito. Estuve mirando las estrellas por la noche y en verdad lo disfruté. Aunque fue un viaje muy exprés, la pasé genial.
Su sonrisa me provoca sonreír con amplitud.
—Me alegro por ti, suena a que hiciste muchas cosas.
—En realidad estuve pensando en varias cosas y con el mar de fondo, todo fue perfecto —dejo escapar un suspiro—. ¿Cómo estuvo tu regreso?
—¡También lo disfruté! Me gusta manejar en carretera.
—Los viajes por carretera son hermosos.
—¿También te gustan?
—Sí. Me gusta admirar el paisaje y contemplar los contrastes del mismo.
—Deberíamos hacer un viaje por carretera.
—Sí, es una buena idea. Hay que planearlo.
El asiente y sonríe.
—Así que tu padre se compromete este fin de semana.
—Sí. Está muy enamorado y parece que ha tenido éxito cortejando a su amada.
—¡Qué vivan los novios!
—Pues sí, que vivan los novios y por eso necesito tu ayuda para este fin de semana. ¿Crees que te sea posible ser el fotógrafo del evento?
Me mira con fijeza, tengo la esperanza de que él acepte y entonces...
—¡Alán! Qué bueno que nos visitas —la voz de mi padre captura nuestra atención.
—Gus me invitó a venir.
—¿Ya se conocían? —Papá parece un poco sorprendido, dirige su mirada a mí.
—Sí. Nos conocimos en Orizaba. Ambos compartimos el viaje y la pasamos muy bien —me atrevo a decir.
Mi padre me mira con serenidad y parece estar contento con lo que yo le acabo de decir.
—¡Y yo que quería presentarlos!
—¿Presentarnos? —Cuestiono a mi padre.
—Sí. Alán es el muchacho que quería que conocieras. Él me dijo que estaba muy entusiasmado por conocerte —mi padre sonríe con amplitud—. ¿Verdad Alán? —Le pregunta a él.
—Así es. Pero la vida hizo que nos encontráramos en el lugar menos planeado y ya pude conocer a su hijo.
—¡Vaya sorpresa! La vida es muy curiosa a veces. ¡Me da gusto saber que ya pudieron conocerse!
—El gusto más grande siempre ha sido el mío —Alán me mira con fijeza y mueve sus cejas de forma natural.
—¿Ya lo invitaste a la fiesta del fin de semana? —Papá se dirige a mí.
—Algo así.
—¿Cómo que algo así? ¿No te ha invitado? —Papá dirige su atención a nuestro visitante.
—Sí. Ya me invitó.
—También le pedí que fuera el fotógrafo. Alán es un talentoso fotógrafo.
—¡¿Eres fotógrafo?! —Papá suena incrédulo.
—Sí. Soy fotógrafo.
—¡Caramba! Nunca te pregunté a qué te dedicabas.
—No se preocupe.
—Pero no puedo permitir que vengas a trabajar a mi fiesta de compromiso, me gustaría que fueras nuestro invitado. Ya le he dicho a tus padres y ellos aceptaron la invitación.
—No trabajaré en su fiesta de compromiso, será un regalo. ¡Yo seré el fotógrafo!
❤️❤️❤️
—¿Qué te parece? —Dice él.
—El lugar es muy bonito —estoy maravillado por los jardines que tiene y la tranquilidad que irradia este lugar.
Había una fuente de piedra rojiza, ambos nos dirigimos a sentarnos allí.
—¿Cómo te sientes por el compromiso de tu padre?
Su pregunta no me desagrada.
—Me da gusto por él. Después de todo, es su vida y él puede elegir con quien compartirla.
El sonido del agua es relajante, estar con Alán no me desagradaba en lo más mínimo.
—¿Y tú aún no has elegido a alguien con quien compartir tu vida?
¿Qué debía responderle? ¿Qué decir ante su curiosidad?
—Yo no estoy preocupado por eso, al menos no por ahora.
—¿Te gusta la soltería?
—¡Me gusta mucho!
—A mí también, estoy bien con mi soltería, pero me gustaría perderla contigo —no titubea en sus palabras y eso me hace sonreír.
Siento que es muy probable que mis mejillas estén llenas de rubor y de forma natural sonrío porque me siento chiveado.
—¿Perder tu soltería conmigo?
—¡Me gustas! Yo te sigo en redes sociales desde hace varios meses atrás. He leído tus historias y siento que eres una persona muy increíble. ¡Tanta imaginación que tienes y la usas para tratar de hacer sentir a tus lectores que has sufrido tanto!
Nunca imaginé que él me diría algo así en este momento. ¡Inesperado!
—¿Te gustan mis historias?
—Sí. ¿Alguna vez has pensado en publicar en físico?
—No. La verdad no. Escribo por puro pasatiempo.
—¿Te dije que tengo una librería?
—Sí.
—¿Te gustaría ir?
❤️❤️❤️
Alán era muy directo en sus palabras y eso me gustaba de él. Su librería era una casona de tres plantas. En la segunda planta había una cafetería y después de hacer el recorrido por toda la belleza literaria, él me invitó a tomar un café.
—¿Por qué te gusta la fotografía?
—Porque puedo inmortalizar momentos memorables.
—¿A qué edad empezaste con la fotografía?
—Empecé a los catorce. A esa edad, mamá me regalo mi primera cámara y desde allí, todo fue único. A los dieciocho decidí tomar un curso de fotografía. No estudié la universidad. Me empapé de todo lo que debía saber para ser un buen fotógrafo y a los veinte comencé a publicar en internet. Empecé a obtener fama y aunque me contrataban para ser fotógrafo de marcas importantes, decidí dedicarme a la fotografía de eventos.
—¿Te gustan los eventos?
—Me gusta inmortalizar los momentos en las que las personas suelen estar muy felices. Sobre todo cuando son bodas o pedimentos. ¡Yo también creo en el amor eterno!
Hablar de amor no era difícil, Alán parecía estar en confianza conmigo y yo también me sentía cómodo estando con él.
—¿Te has enamorado?
—Sí, como tres veces. ¡Tú eres mi tercer enamoramiento! —Confiesa él.
—¿Y tus dos anteriores enamoramientos?
—Jamás me atreví a decirles.
—¿Por qué?
—Porque yo creo en el amor eterno y siento que contigo puedo tener esa oportunidad. Perdóname si soy muy franco, pero es que me siento bien contigo. ¡Eres un buen chico!
—No me pidas disculpas, yo también me siento cómodo contigo.