El Viaje

Ellos se besan apasionadamente. El sentimiento de amor, de cariño, se apodera de ellos; dos almas que se conectan a través de los sentimientos despertados el uno por el otro, de una manera que desafía todas las explicaciones...

​— ¡Dios mío... Gael, dejaste todo, tu turno de guardia, para venir detrás de mí! — dice Cristina.

​— Lo dejé, porque desde la hora en que saliste de mi casa, no he podido admitirlo. Todavía estaba luchando por creer que eso de las vidas pasadas no es real, que no pasaba de una gran coincidencia el haber tenido el mismo sueño... Pero ahora, después de besarte, sé que solo estoy intentando luchar contra lo inevitable, y tú también debes saberlo — dice Gael.

​Cristina siente que todo su cuerpo se estremece. A pesar de todo lo que había pasado, cerca de aquel hombre, su sentimiento era de paz, acogida, comprensión, protección... Ella lo abraza, emocionada. Para dos corazones que se conectan, ninguna palabra es necesaria; ellos se entienden hasta con el pensamiento, sin que nada tenga que ser dicho.

​— Todo esto es nuevo para mí también, Cristina. Después de que perdí a Helena, me cerré en una burbuja. Tenía miedo de recomenzar mi vida al lado de alguien y tener que pasar por todo de nuevo. Perder a alguien que se ama es un dolor que deja traumas, pero entonces, soy puesto en tu camino... Conocerte rompió todo lo que había planeado y decidido creer — dice Gael.

​Ellos se miran nuevamente y se besan, entregándose al sentimiento que fluía. Se entregan el uno al otro, de cuerpo y alma, allí, en aquella cama de la pensión, olvidando todo lo que habían pasado antes. Consuman el amor que solo daba continuidad, pues había surgido hacía muchísimas existencias atrás...

​— ¡Qué alegría! Finalmente se han entendido, ¡esto era inevitable! Tenía que suceder... Tarde o temprano... Mi tarea de unirlos está completa, solo faltan algunos detalles — dice Helena ya en el plano espiritual.

​El día amanece. Los rayos de sol que atraviesan la ventana despiertan a la pareja que todavía estaba bajo las sábanas, durmiendo abrazada...

​— Buenos días, mi amor... — dice Gael al ver a Cristina despertar.

​— Buenos días, mi amor... ¡Dios mío, ni lo creo! Todo fue real... Despertar y verte aquí me hace creer que todo fue real... — dice Cristina, abrazándolo.

​— Cristina, ven a vivir a mi casa, conmigo, vamos a casarnos. No necesitamos darle explicaciones a nadie de lo que vamos a hacer, no quiero que mi novia viva en un cuarto de pensión...

​— ¿Tu novia? ¿Entonces quiere decir que ya soy tu novia y ya has decidido que también vamos a casarnos? — dice ella sonriendo.

​— Excepto si tú no quieres... Vamos a casarnos y a tener 2 hijos, un niño y una niña... ¿Qué te parece?

​Ella sonríe y lo besa, quedando por encima de él en la cama...

​— Me parece una excelente idea... ¿Pero ir a vivir juntos de buenas a primeras (ou tan de golpe)? — dice ella.

​— ¿Por qué perder el tiempo con tonterías, Cristina? Si lo que sentimos el uno por el otro es real, si vamos a estar juntos, ¿entonces por qué perder el tiempo?

​— Gael, temo por lo que alguien pueda pensar, ¡porque yo soy una muchacha pobre, sin nada! Ni familia... ¡Tú eres el Dr. Gael! Rico y famoso, tienes un hospital entero, un legado... no quiero parecer que estoy... me...

​— ¡No repitas eso nunca! Yo no estoy contigo por estar cegado por una pasión, estoy porque me convencí de que el sentimiento que tenemos el uno por el otro, ¡es amor! Un amor que me convencí de que atraviesa existencias, que Helena vino a mostrarnos, que no sé cómo, pero que al vernos, hasta la memoria de vidas pasadas fue despertada... Nunca me ha importado lo que dicen los demás, Cristina. Perdemos tanto tiempo prestando atención a los juicios, a cosas sin importancia...

​Ella sonríe, lo besa y se sienta en la cama...

​— Está bien, ¿pero mi trabajo? Yo quiero seguir trabajando, quiero ser independiente por mí misma, pagar mi universidad con mi trabajo. Estoy a un año de graduarme, eso es importante para mí...

​— Si es importante para ti, está bien... ¡Al fin y al cabo, mi prometida y futura esposa será la mejor abogada de este país! — dice Gael.

​— ¿Ya nos hemos comprometido? ¿Es eso? ¿Usted está decidiendo todo sin consultarme, es así? — dice ella.

​— ¿Alguna objeción? Dra. Cristina... Olvidé que usted será abogada, conoce todos los derechos...

​— Pues sí... Y quiero decir que usted tiene derecho a besarme mucho ahora...

​Los dos se besan, Gael la derriba en la cama nuevamente. Los dos estaban felices, toda sombra de dolor, soledad y amargura se fue de sus vidas, pero... En el plano espiritual...

​Mauro había despertado después de la cirugía que fue hecha en su periespíritu. Abre los ojos y se encuentra con Nélio y Cátia, que lo cuidaban...

​— ¡Mauro! ¡Despertaste! ¿Cómo te sientes? — dice Nélio.

​— Estás en un hospital, en la colonia espiritual Amor Fraterno. Aquí los espíritus que sufren, rescatados del Umbral o que causan problemas en el plano físico son traídos y tratados... Me llamo Cátia, soy enfermera aquí. Aquel es Nélio, tu mentor espiritual...

​— ¡Cristina! ¿Dónde está ella? ¡Quiero vengarme de ella! ¡Quiero destruirla! — dice él.

​— ¡No la vas a destruir ni le vas a hacer daño a nadie, hermano mío! Es hora de que aceptes tu situación. Tú, que tanto negligenciaste tu crecimiento moral, que hiciste mal uso del tiempo que tuviste en la Tierra, ¡necesitas despertar y entender que para seguir adelante, tienes que abandonar todo sentimiento negativo y nocivo de tu corazón! — dice Nélio.