Angela es una chica atrevida que se convierte en la admiradora secreta de un misterioso chico que se sienta en la última fila de su salón de clases.
Ninguno ha cruzado palabra en todo el transcurso del año pero ella se encuentró extrañamente fascinada por él después de notar que el muchacho no dejaba de seguirla a todas partes ,lo cuál,ocasionó dentro de ella una inevitable sensación de estremecimiento acompañada por un sorpresivo ataque de curiosidad, emoción que la llevó hasta el grado de obsesionarse , sorprendiendose a sí misma mirándolo entre clases y pasando largas horas del día solo preguntándose:
¿Quién es Ángel?.
Aunque todavía habían muchas cosas que no lograba entender de él. Después de pasar largas horas prestándole atención , se dió cuenta de que nadie parecía registrar la presencia del muchacho ,lo cuál solo generaba más duda y tormento en su interior...
¿Ángela podrá descubrir quién es su flamante acosador antes de que su obsesión por él la consuma por completo?
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Carta 19
Querido Ángel,
Los muertos me acechan.
En cuanto crucé la puerta de la oficina, el licenciado Francisco me dió amablemente la bienvenida a su consultorio y de forma casi inmediata me invitó a sentarme en un mueble ubicado al frente de su escritorio.
Con algo de desconfianza me senté en dicho asiento experimentando como un vaga sensación de incomodidad invadía todo mi cuerpo hasta hacerlo estremecer.
Ya que no me agradaba la idea de hablar sobre situaciones que involucran mi pasado.
Puesto que dicha acción me generaba una extraña mezcla entre angustia y nostalgia.
Y a través de esta última una infinidad de recuerdos abrumaban mi subconciente hasta el punto de hartar mi paciencia y conducirme directo hacia el abismo.
¿Que te trae por aquí?- Me preguntó el licenciado con una sonrisa impregnada en sus labios.
Sin saber que más decir opté por contestar:
Alguien me sugerio que viniera- encogiendome de hombros.
¿ De dónde vienes? - preguntó analizando mis vendajes.
Y en aquel momento:
( Se me puso la piel de gallina)
De la enfermería- confesé tratando de no dar tantos detalles- me caí accidentalmente en uno de los pasillos.
¿ Y eso explica lo de tus hombros?- cuestionó agarrandome desprevenida.
No es nada... - mencioné con la mirada perdida.
¿ Tu madre te golpea? - preguntó de repente sacándome de quicio.
¿Qué? NO claro que no- insistí sintiéndome eufórica.
¿Entonces quién a sido el responsable? Continúo sin inmutarse.
Un muchacho.... - comenté con prisa a causa de la presión.
¿Qué muchacho?- preguntó rápidamente mostrándose interesado.
En eso los segundos pasaron hasta el punto de convertirse en minutos,
Por lo que el licenciado
(Al caer en mi falta de cooperación) se dispuso a lazar una pregunta más eficaz:
¿Asiste a esta escuela?- Insistió causandome ansiedad a lo que yo asentí restándole importancia.
no creo que entiendas la gravedad de este asunto.. -se indignó mirándome a los ojos con una expresión de desaprobación.
¿ Acaso no podemos olvidarlo? - exclamé alzando la voz de forma inesperada.
A lo que el resopló fuertemente tratando de mantener la compostura.
Hay algo en especial que te gustaría contarme? - me preguntó sin mayor demora.
Negué con la cabeza sintiéndome hostigada.
¿Cómo lo estás llevando?- cuestionó finalmente suavizando la mirada.
No entiendo de que me habla- comenté sin titubear
Hablo acerca de la noticia de tu enfermedad- contestó de forma franca.
Ah eso... - mencioné mordiendome el labio.
Bien supongo- hablé con un deje de melancolía.
¿Qué se siente?- preguntó con un tono sentimental.
¿Perdón?- reaccioné de forma incrédula.
Me refiero a...- tardó unos segundos en preguntar:
¿Qué sientes ahora?- regresandome inmediatamente a la realidad.
Incomodidad- contesté con precisión.
Ante aquella afirmación de parte mía, licenciado Francisco me miró de forma ilegible mientras anotaba cosas en su computador.
En realidad me siento más cómoda conversando del presente - comenté unos segundos después dándole pie a una posible charla más profunda.
Preferiría dejar el pasado en su lugar- aseguré agitando las manos.
¿ Si me entiende?- pregunté finalmente esperanzada.
Perfectamente...- sonrió de forma triunfal al notar que finalmente me dignaba a cooperar.
¿Qué podrías destacar del presente?- cuestionó con entusiasmo.
Después de pensarlo unos segundos sin obtener ninguna respuesta sólida , el estrés nuevamente me aturdió provocando que contestara de forma brusca evadiendo su pregunta.
¿ Que caso tiene? Igual podría morir en cualquier momento- confesé mostrándome abatida.
Todos morimos..- afirmó el licenciado sin la mínima intención de ser empático.
Pero usted no sabe cuando eso pasará- comente entrecerrando los ojos de puro enojo.
¿Y tú si?- cuestionó de forma pedante.
Me refiero a que los doctores podrían equivocarse- continúo en un falso intento de darme ánimos.
Eso me es irrelevante... admití de forma serena..
¿Por qué razón? Preguntó interesado.
Porque yo la he sentido- mencioné desviando la mirada.
¿A quién?- replicó tomando nota.
La muerte... Mencioné en un susurro casi inaudible mientras me disponía a mirar hacia el suelo tirando de evadir su reciente mirada de incredulidad.
¿ La muerte? - preguntó con un tono burlón
Se encuentra a mi acecho- insistí convencida ignorando su arrogancia.
Ella solo esperando que sea el momento apropiado para atacar- concluí con amargura.
¿La muerte es tu enemiga?- cuestionó tratando de incitarme a desvelar la verdad.
En realidad no pero...- me defendi con amargura.
¿ Crees que tú padre también la sintió?- preguntó con osadía mirándome de reojo.
Tras esa pregunta
Mis animos bajaron y
La expresión en mi mirada se suavizó repentinamente
(Entonces el tiempo se congelo)
Y mis ansias de ser insolente se reducieron.
¿Mi padre?
En realidad no pienso demasiado en él ,
Digamos que bloquee gran parte de los recuerdos que lo involucraban.
Su nombre era Richard
Acababa de cumplir 52.
Murió hace tan solo 3 años en un accidente automovilístico.
Mi mamá y yo quedamos devastadas.
Ya que él era un hombre excepcional que trataba a su familia con una extraordinaria devoción.
La razón por la que no pienso en él tan seguido radica en que cada vez que alguien saca el tema a relucir inevitablemente termino rompiendo en llanto.
Aunque definitivamente mi mamá es la que se ha visto más afectada ante dicha perdida, encerrandose diariamente en sí misma , evitando asi todo contacto con el mundo exterior.
No me imagino lo que sentirá ahora que sabe que yo también podría marcharme en cualquier momento.
¿Acaso me extrañará? O ¿optará por ignorar mi presencia como lo hace habitualmente?
Son preguntas que no puedo responder.
Al llegar a este punto de conciencia , mi fortaleza se partió a la mitad , dando pasó a una hilera de lágrimas que amenazaban por escaparse de mis ojos.
Tengo que irme- insistí sintiendo como mi voz se quebraba.
Aún no hemos terminado- declaró el licenciado levantándose de su silla giratoria.
Necesito salir aquí - confesé mostrando mi vulnerabilidad mientras una escurridiza lágrima se salía lentamente de mi ojo izquierdo.
No puedes escapar de tu pasado- afirmó clavándome la mirada.
No ... - admití de forma tranquila, pero puedo intentarlo...
Al dejar en claro mi posición el licenciado Francisco me permitió marcharme en paz, asegurándome que cuando me sintiera dispuesta a hablar me acercara nuevamente a su consultorio.
Después de aquello le dediqué una ultima mirada antes de volver a encaminarme a paso veloz a través de los pasillos, notando que ya era la hora de salida ,
Por lo que,
Todos los estudiantes abarcaban todo el espacio como pequeñas sardinas en una lata.
Cómo si la vida dependiera de ello:
Los rodee de forma ágil sin embargo en medio camino alguien me empujó accidentalmente, provocando que cayera y todos los estudiantes que me rodeaban me observaron con atención.
¿Te encuentras bien? - Me preguntó una chica pelirroja ofreciéndome una mano.
Deberías tener más cuidado- mencionó un chico pecoso que se encontraba a su lado.
Gracias- murmuré de forma rápida marchandome del lugar sin mirar atrás.
En la salida me preocupó encontrarme nuevamente con el matón de Brandon. Aún no podía olvidar la barbaridad que pretendía hacerme.
Al ver que no hacia moros en la costa , me dirigí hacia mi casa a paso lento esforzándome por ignorar el dolor en mis rodillas.
En el camino me encontré con un puesto de florería Que me impulso a hacer algo que hace tiempo no me atrevía a hacer.
Pensé que tal vez,
Alguien merecía una visita de mi parte.
Atentamente, Tu Ángela.
(por eso no le caigo muy bien a la gente 😔)
(yo tampoco sé su nombre pero le diré así también)