Aisha tiene un problema de escritura: su villano es un mago oscuro invencible y su protagonista es un inútil "príncipe azul".
Frustrada, intenta eliminar la novela, pero el destino tiene otros planes.
Es violentamente succionada dentro de su propio ordenador.
Ahora, Aisha está atrapada en el mundo de fantasía que creó. ¿Será que logrará derrotar al villano? Te invito a descubrirlo.
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Capitulo:14
AISHA:
Cuándo está cayendo la noche llegamos a las ruinas del río Yuna y desde lo alto observamos todo el lugar.

—Las ruinas.
Murmuro mirando el lugar maravillada.
—Escuchen todos, si acabamos con el príncipe invasor, le daremos fin a esta absurda guerra que ha hecho estragos a nuestra gente.
La voz del Príncipe Bartolomé resuena en la cima de la colina llena de una elocuencia que en otro contexto me hubiera parecido inspiradora.
Su mirada abarca a los soldados, pero se detiene en Damián y por un instante veo una chispa fría en sus ojos, algo que contradice la imagen de nobleza que proyecta... La que yo misma escribí.
Damián se mantiene en silencio, con los ojos fijos en las ruinas, sé que el ve la estrategia, no el espectáculo.
—¡Por el reino! ¡Por la paz!
Exclama Bartolomé levantando su espada al cielo.
Los soldados responden con vítores y gritos... Me pregunto si realmente lo creen, o si solo están cansados de la guerra.
—Es un buen orador, digno para ser un príncipe.
Comento en voz baja dirigiéndome a Damián.
—Es un actor excelente.
Responde él con su habitual tono cortante.
—No te dejes engañar por las palabras bonitas, Aisha, solo un tonto confía en la retórica.
Me pica el impulso de defender a mi "personaje bondadoso", pero la mirada de Damián me dice que no es el momento para esto.
Él tiene razón, ahora no es momento de iniciar una tonta discusión. Damián se baja del caballo con agilidad, y yo hago lo mismo sintiendo la tierra bajo mis pies como un alivio.
—Lucas.
Ordena Damián, su voz baja pero firme.
—Tú y los exploradores se encargarán del perímetro, no quiero sorpresas... El Príncipe Bartolomé tomará la retaguardia por el río, mantenga la línea Majestad.
El príncipe asiente con su sonrisa perfecta.
—Será un honor duque, la retaguardia está segura conmigo.
Pero cuando se da la vuelta, puedo sentir el veneno en su mirada hacia Damián... Es sutil, casi imperceptible, pero ahí está... ¿Será por qué son enemigos en la novela? Sí, debe de ser eso.
Damián se vuelve hacia mí.
—Aisha, vienes conmigo, tu mapa mental de estas ruinas es nuestra mayor ventaja para acabar con el enemigo.
Me susurra lo último para que solo yo escuche y sonrío.
—Lo sé, sé que me necesitas a tu lado.
Damián ignora mi comentario.
—Lucas, si ves algo inusual, cualquier cosa que no encaje en la estrategia, repórtamelo, no confío en el Príncipe para una misión de campo.
Me quedo boquiabierta ¿Por qué se expresa así del príncipe sin conocerlo? ¿Será que sabe algo de él que yo no?
Lucas solo asiente sin expresión, pero su mirada se detiene en Bartolomé por un segundo.
—Entendido, señor.
Los grupos se dispersan y Damián me toma del brazo guiándome hacia el camino más discreto por la ladera, nos dirigimos hacia el corazón de las ruinas.
La noche nos envuelve como un manto, y las estrellas comienzan a asomarse una a una.
—La cueva en dónde está el orbe está al pie de la montaña, bajo el arco principal
Le digo señalando un punto en la distancia.
—Es la entrada a los pasajes subterráneos.
Damián asiente, sus ojos escaneando el terreno.
—Aún no comprendo como es que conoce cada detalle de este lugar.
Susura sin dejar de caminar.
—Ya te lo dije, pero no me crees.
Él me mira de reojo y permanece en silencio por algunos segundos.
—Bien, vamos a infiltrarnos, no quiero un enfrentamiento directo a menos que sea inevitable, necesitamos encontrar el orbe primero que él.
Avanzamos con cautela moviéndonos entre las sombras de los árboles y las rocas.
Damián es un maestro del sigilo y yo me esfuerzo por seguirle el paso, aunque mis pisadas se escuchan claramente.
De repente él se detiene y yo me detengo también sintiendo su mano apretar ligeramente mi brazo.
—Escucha.
El silencio de la noche es roto por un sonido tenue, un tintineo metálico y un murmullo de voces.
—Aquí hay hombres del príncipe invasor.
Susurra Damián y miro hacia donde él señala... Un grupo de cuatro hombres con túnicas oscuras y armaduras ligeras patrullan el sendero que nos conlleva al lugar del orbe y en sus manos portan cristales de luz que funcionan como linternas.
—No saben que estamos aquí, creo que aún no nos han visto.
—No nos verán.
Asegura Damián desenvaina su espada, miro como la hoja brilla con un brillo frío en la oscuridad.
—Quédate detrás de mí y esta vez no hables.
Él avanza sigilosamente como una sombra. Es una danza mortal, una coreografía que he escrito mil veces, pero que ahora se desarrolla ante mis ojos.
El mago se mueve con una gracia letal, sorprendiendo a los guardias uno por uno.
El sonido de las hojas es un silbido breve, un gemido ahogado, y luego, el silencio.
En menos de un minuto, los cuatro exploradores yacen inertes en el suelo.
Damián no se detiene a mirar los cuerpos.
Su concentración está en nuestra misión y me hace señas para que me acerque.
—Qué rápido eres.
Murmuro tomando la delantera y entramos a una especie de cueva oscura que solo es iluminada por el cristal que lleva Damián.
Trato de hacer memoria y en la historia que escribí, el príncipe encuentra el orbe y luego se enfrenta al príncipe derrotándolo y llevando el reino a la victoria con la muerte del invasor... Pero ahora que ha cambiado ¿Todo continuará igual?
—Tenemos que darnos prisa antes de que el príncipe invasor nos encuentre.
Digo comenzando a caminar más rápido hasta que llegamos frente a una sólida pared.
—¿Es aquí?
—Está detrás de la pared, para abrirla se necesita...
Quedo a medias cuándo una gigantesca bola de fuego derriba la pared por completo.
—No podemos estar perdiendo el tiempo.
Dice él entrando a la pequeña cámara y yo lo sigo despacio sintiendo una fuerte energía.
Mis ojos se clavan en una tenue luz de color rojo, tiene forma de un huevo, pero mucho más grande y transparente.
—El orbe... Pero que maravilla.
Sonríe el mago acercándose y yo mejor me mantengo alejada.
—No le veo nada de maravilla a algo que es un portal para monstruos oscuros que pueden destruir el mundo.
—Sería muy lindo ver el mundo destruido por las sombras de la oscuridad.
Un escalofrío recorre todo mi cuerpo y los ojos de Damián se vuelven más oscuro reflejando una maldad siniestra.
—No estás hablando en serio ¿Verdad?
Pregunto con un leve temblor en la voz y él sonríe.
—Si hablo enserio, pero ahora mismo no tengo motivos para hacerlo ¿O sí?
Me tiene bien atrapada esta novela y me encanta pero me da ansiedad esperar capítulos nuevo pero me emocióna cuando veo que actualizaste espero más capítulos
Ahora estaré pensando si esta envenenada o no 🫠😣