Alpha White, El Origen De La Mestiza

≈NAOMI≈

Al salir de la casa, algo muy peculiar me llamó la atención. No bajamos siquiera los escalones que nos conducían hasta el auto cuando Mariel se detuvo abruptamente, levantó la cabeza e inhalo una gran cantidad de aire, casi como si estuviera olfateando el entorno. Su expresión me causo gracia, porque sus hombros se elevaron, las fosas nasales de su pequeña y puntiaguda nariz se expandieron y su cabeza se movió casi como la de un perro que intenta seguir el rastro de un olor.

—¿Pasa algo? —Le pregunté esforzándome por no reírme.

—¿Sabes algo, Naomi? Quizás deberías empezar a darme algunos consejos sobre cómo atraer a un lobo, —dijo con una sonrisa juguetona encaminándose de nuevo en direccion al automóvil.

—¿De qué estás hablando? —Ella rio.

—Ya lo veras.

La quede mirando sin entender, en tanto ella se me adelantó y abrió la puerta trasera del coche.

Al llegar, todo tuvo sentido.

Cuando Mariel se deslizó en el asiento, me bloqueó el paso y, con un tono juguetón, me dijo: —Hoy tú lugar es adelante, al lado del conductor cariño. — Me indicó guiñándome un ojo y cerrando la puerta frente a mis narices.

Me giré de lado y me quedé mirando como desde adentro, el conductor me abrió la puerta. Cuando intenté entrar al coche, me quedé paralizada, quien estaba al volante no era otro que Geral.

Mirándolo a los ojos me quedé ahí, completamente estupefacta, como en la típica escena de una novela turca donde la protagonista se encuentra con el tipo que le quita el sueño y la vuelve loca. Para peor de mis males, mi mente se quedó en blanco y simplemente no pude responder cuando me dijo con una encantadora sonrisa —Buenos días, hermosa.

Desde el asiento trasero, Mariel me miró con una expresión sarcástica y chistosa.

—Generalmente, cuando alguien te dice “Buenos días”, se espera que devuelvas el saludo, Naomi.

Asentí lentamente, sintiendo como mis mejillas ardían de vergüenza. —B-b-buenos días...

Geral volvió a sonreírme, y esa sonrisa… ¡Dios mío! era como si su mirada hubiera detonado una bomba en mi estómago soltando miles de mariposas. Me apresuré a subir y cerrar la puerta del coche, tratando de abrocharme el cinturón en un intento desesperado por encontrar algo que hacer y no tener que mirarlo. Pero, claro, mi torpeza no tiene límites, eso estaba comprobado…

—Te ayudo — dijo él amablemente, inclinándose hacia mi lado. Casi estuve a punto a comprobar cómo podía ser capaz de regurgitar mi corazón por la boca. Ese sencillo gesto, me dejo sin aliento,  mientras Geral se inclinaba para abrocharme el cinturón, no pude evitar estremecerme percibiendo el roce de su mano por mi cintura y su perfume, una mezcla de madera y pasto recién cortado…

—Luces hermosa hoy —susurro a mi oído, antes de abrocharlo por completo y regresar su posición al volante.

—Hello!, todavía estoy aquí —se quejó Mariel con un tono divertido—¿Qué haces aquí? Pensé que ya te habías ido.

—He aquí tu escolta real —se presentó con un gesto burlón.

—No me jodas…¿de verdad?

—Tu padre me encomendó cuidar de ambas. Así que acordamos que me quedare en la villa lo que resta del año.

—¿En serio? ¿Y qué hay de tus compromisos diplomáticos? ¿tu formación? Pensé que eras una persona muy ocupada.

—Mi padre está a cargo, puede lidiar con eso. En cuanto a mi formación, no será muy diferente a la educación que recibo allá.

—¿Así nada más? Bah...¿Y dónde te quedarás?

—En la casa de invitados, por supuesto.

—Ya me puedo imaginar la cara de Demian cuando se entere de que te quedaras aquí en la villa. Va a estar encantado con la noticia, ¿verdad? —Dijo con un tono sarcástico.

—Soy consciente de que no. Pero bueno, en términos oficiales no hay nada que pueda hacer al respecto. —Dijo, inclinándose de lado y musitándome al oído —No te desharás de mí tan fácilmente.

—Oye, casanova ¿No te parece muy temprano para coquetearle a mi amiga?

—No te pongas celosa, Mari. ¿Acaso no apareció tu compañero?, deberías estar más que contenta. —le reclamo guiñándome un ojo.

Mariel se inclinó sobre el respaldo de su asiento y con el ceño fruncido le pregunto— Y tú, ¿cómo lo sabes?

Lo quede mirando, yo me pregunte lo mismo.

—Como todo el mundo —dijo Geral, como si fuera evidente—. Te escuché gritarlo a los cuatro vientos esta mañana. Creo que no quedo nadie en toda la villa, sin enterarse— se burló. —¿No estas feliz?

—Sí, lo estoy —reconoció Mariel, con una mezcla de felicidad y decepción en su expresión.

—¿Pero? —pregunto él.

—“Pero”, no entiendo por qué no percibí su presencia y tampoco por qué no se presentó ante mí. — Geral arrancó el coche, con una expresión pensativa.

—No voy a mentir. Eso de que no puedas reconocerlo, es realmente extraño. Pero mírale el lado positivo, lo hace más interesante. —Mariel bufó.

—Sí, claro. Definitivamente es muyyy interesante no saber quién es.

—Y aquí vamos otra vez… —murmure en voz alta, riéndome.

—Sabes que mi compañero se ha tomado su tiempo, ¿verdad? Dieciocho años para ser exacta, parece que el maldito estaba en algún lugar perdido, o tal vez solo necesitaba un estúpido GPS para encontrarme. —Geral se carcajeo —y ahora cuando por fin aparece, se convierte en un maldito fantasma queriendo jugar al amigo invisible ¿Qué sigue? ¿Un juego de adivinanzas?

—A veces, las cosas no son tan simples como parecen Mari. —ella levantó una ceja.

—Para mí es muy simple Geral. Escucha —dijo carraspeando, aclarándose la voz —“Hola, soy Mariel White, tu compañera”. Y él dice, “Mucho gusto, yo soy tu maldito compañero, el que ha pasado los últimos dieciocho años escondido, solo para mantenerlo interesante…¡Por favor! que estupidez.

Geral y yo estallamos en risas con su imitación, tanta que Geral apenas podía controlarse.

—¿Ves lo simple que es? No sé porque los hombres, hacen las cosas tan complicadas —bufó cruzándose de brazos.Cerca de un rato después, cuando llegamos al instituto, me di cuenta de que ya, mi condición de humana había pasado de moda, ahora el nuevo centro de atención era; Geral.

Al ingresar, a Mariel se le volaron los patitos cuando un grupo de estudiantes se abalanzó sobre él como si fuese una estrella de k-pop para saludarlo, no las culpo, tampoco es que sea ciega y no pueda reconocer que el tipo se parte de bueno, pero sí, me molesto y mucho.

Mientras nos habríamos paso entre el tumulto, Geral con una sonrisa calmada, nos encomendó que lo esperáramos en el salón y eso hicimos. Zoé y Alexis, que ya estaban ahí se nos unieron en el camino.

Mientras caminábamos, para decepción de Mariel, Alexis le confirmo que Úrsula no había asistido y no voy a mentir, en parte me alegre de no tener que lidiar de nuevo con tanto drama. El resto de la mañana transcurrió medianamente normal, durante nuestra primera clase conocí a la profesora de Herbología y medicina sobrenatural, la Señora Andrade, una mujer con una mirada severa y de pocas palabras, sin embargo, a pesar de su apariencia, la profesora no hizo ningún tipo distinción entre los estudiantes de su especie y yo. Su enfoque parecía objetivo y profesional y para ser honesta, fue un alivio encontrar a alguien que no se dejara influenciar por la diferencia.

Sin embargo, durante la segunda clase, “Historia”, fue todo lo contrario. El salón se revolucionó cuando Geral se unió a la clase y para cuando llegó el momento de la lección, Roberto, me envió a estudiar a la biblioteca. Sospecho que Roberto ya estaba al tanto de que Geral actuaba como una especie de guardaespaldas para mí, ya que antes de que pudiera levantarme, le encomendó, “Joven Lucius, acompañe a la señorita Hold a la biblioteca. Así nos evitaremos que cualquier estudiante se dispute un pedazo de ella,” comentó, provocando risas en el salón.

En fin…mientras salíamos del aula, Geral camino con suma naturalidad por los pasillos encontrando rápidamente el camino. Con el plan de estudios en mano, comenzamos a buscar los libros dividiéndonos entre los estantes, para hacer más rápido. Al encontrar los primeros dos, mis ojos se detuvieron en uno que llevaba por título: “El origen de la mestiza”. De inmediato, la imagen de la pequeña niña con la que había soñado volvió a mi mente, y casi por inercia no dude en tomarlo.

El libro tenía sus años, lo supe por la cubierta de cuero desgastado al tacto y el aroma a papel viejo que se desprendía de él. Pasé las manos por la superficie y noté los relieves de las letras en Braille, grabadas en la tapa. Quien lo haya hecho, le había puesto mucha dedicación. Al abrirlo, como lo imagine estaba en blanco. Recorrí con los dedos las páginas llenas de puntos en relieve, formando palabras, dibujos y algunos símbolos extraños.

Curiosa, pase por el índice y fueron las palabras como: Mellizos, Esclavitud, Mirra C., y El Origen de la Mestiza, lo que me llevo a guardarlo…

—¡Hermosa! —la voz de Geral rompió el silencio llamándome desde el otro lado del pasillo.

—¡Mierda! —Maldecí en voz alta cuando deje caer el libro del susto. La bibliotecaria del otro lado, me fulminó con la mirada.

—¿Encontraste los libros hermosa? —inquirió Geral desde un extremo aproximándose.

—Si, ya los encontré. —Afirme mientras me incline para recogerlo. Honestamente no sé por qué lo hice, pero instintivamente oculté el libro debajo de los otros antes de que Geral pudiera verlo. Puede que tal vez haya sido la sensación de que había algo en esas páginas que debía mantener solo para mí, o quizás solo fue mi estúpida imaginación desbordada seguido de un simple impulso sin sentido. Intenté aventar esas ideas mientras caminaba con Geral hacia una mesa.

Lo único que tuve claro en ese momento, era que tenía que concentrarme, ponerme al día con mis estudios y no iba a hacerlo sacando conjeturas ridículas de una extraña niña que había sucumbido en mis sueños…

[…]