Más Allá De Las Fronteras

Capitulo dirigido por Abigail:

...El Abismo sola...

El sol se alzaba con una calidez prometedora, iluminando la habitación de Abigail con un suave resplandor dorado. Mientras los primeros rayos de luz atravesaban las cortinas, Abigail despertó con una mezcla de emociones que la envolvía como una manta pesada. Sus pensamientos viajaron al pasado, al día en que Josué le confesó que debía mudarse a otro estado por un tiempo indefinido.

...•La Rutina Matutina•...

Abigail se levantó lentamente, dejando que la luz del sol acariciara su piel. Se dirigió al baño, donde el reflejo en el espejo le devolvió una imagen de sí misma que no terminaba de reconocer.

 El espejo mostraba a una joven que había pasado por mucho en poco tiempo, pero que estaba decidida a seguir adelante.

Bajo la ducha, el agua caliente relajó sus músculos tensos. Los recuerdos de Josué comenzaron a inundar su mente: las risas compartidas, los paseos por el parque, los momentos de apoyo mutuo. Abigail dejó que las lágrimas se mezclaran con el agua de la ducha, permitiéndose un momento de vulnerabilidad.

Desayuno con Papá

Después de vestirse, bajó a la cocina, donde su padre ya estaba preparando el desayuno. La relación con su padre siempre había sido su ancla en momentos de incertidumbre.

—Buenos días, cariño — Dijo su padre, sonriendo mientras servía café.

—Buenos días, papá — Respondió Abigail, devolviéndole la sonrisa.

—¿Tienes planes para hoy? — Preguntó su padre.

—Sí, voy a encontrarme con Josué más tarde. Queremos pasar el día juntos antes de que se vaya — Dijo Abigail, tratando de mantener la voz firme.

—Me alegra que lo hagas. Es importante aprovechar el tiempo que tienen — Dijo su padre, ofreciéndole una taza de café.

...•Encuentro con Josué•...

Horas más tarde, Abigail se encontró con Josué en el parque donde solían pasar tiempo juntos. La vista del parque lleno de colores otoñales le trajo una sensación de nostalgia. Josué estaba allí, esperándola con una sonrisa triste.

—Hola, Abi — Dijo Josué, abrazándola con fuerza.

—Hola, Josué — Respondió Abigail, sintiendo cómo el abrazo le daba una mezcla de consuelo y tristeza.

Decidieron caminar por el parque, recordando viejos tiempos y hablando de lo que vendría. Sus manos se rozaban de vez en cuando, un contacto que parecía cargado de significados no dichos.

—¿Recuerdas cuando nos escondimos detrás de ese árbol para evitar a los profesores? —Dijo Josué, señalando un roble gigante.

—Sí, y terminamos cubiertos de barro — rió Abigail, sintiendo cómo la risa aliviaba un poco la tensión.

...•Una Tarde en la Ciudad•...

Decidieron pasar el resto del día en la ciudad, visitando sus lugares favoritos. Fueron a su cafetería preferida, donde pidieron sus bebidas habituales. Mientras esperaban, Abigail miró a Josué, notando el brillo de tristeza en sus ojos.

—Voy a extrañar esto — Dijo Josué, tomando un sorbo de su café.

—Yo también. Pero sé que esto es algo que debes hacer — dijo Abigail, tratando de sonar positiva.

La conversación derivó en recuerdos de su amistad y sus planes para el futuro. Ambos sabían que la distancia sería un desafío, pero estaban decididos a mantener su conexión.

...•Una Cena Especial•...

Al caer la tarde, Josué llevó a Abigail a un restaurante que significaba mucho para ambos. La comida fue deliciosa, pero la verdadera importancia de la cena estaba en la conversación.

 —Abi, quiero que sepas que siempre estaré aquí para ti, sin importar la distancia— Dijo Josué, tomando su mano.

—Lo sé, Josué. Y yo también estaré aquí para ti. Siempre — respondió Abigail, apretando su mano.

La cena se prolongó, con ambos compartiendo sus sueños y miedos. Hablaron de sus planes de estudio, sus aspiraciones y cómo esperaban que su relación sobreviviera a la distancia.

...•Reflexiones al Anochecer•...

Después de la cena, decidieron dar un último paseo por la ciudad iluminada por las luces de la calle.

El aire fresco de la noche les ayudó a despejar la mente.

—¿Sabes? Siempre he creído que las personas entran en nuestras vidas por una razón — Dijo Josué, mirando las estrellas.

—Sí, y creo que tú has sido una de las mejores cosas que me han pasado —respondió Abigail, sintiendo un nudo en la garganta.

Caminando de regreso a casa, ambos se dieron cuenta de lo mucho que habían crecido juntos y cómo esas experiencias los habían moldeado.

...•Despedida en la Puerta•...

Finalmente, llegaron a la puerta de la casa de Abigail.

 La despedida era inevitable, pero ambos se prometieron mantenerse en contacto.

—Te voy a extrañar tanto, Abi — dijo Josué, abrazándola con fuerza.

—Yo también, Josué. Pero sé que esto no es un adiós. Es solo un hasta luego — respondió Abigail, dejando que las lágrimas corrieran libremente.

El abrazo se prolongó, ambos aferrándose al momento, sabiendo que pronto tendrían que soltarse.

Con un último beso en la frente y una promesa de llamarse a menudo, Josué se alejó, dejando a Abigail de pie en la puerta, sintiendo una mezcla de tristeza y esperanza.

...•Reflexión Nocturna•...

Abigail entró en su casa, sintiendo el peso del día sobre sus hombros. Se dirigió a su habitación, donde se dejó caer en su cama, mirando al techo.

Sus pensamientos estaban llenos de recuerdos y emociones contradictorias.

Tomó su celular y comenzó a escribir, dejando que las palabras fluyeran sin restricciones. Reflexionó sobre la importancia de las relaciones, el dolor de la distancia y la fortaleza que había encontrado en sí misma.

“Hoy ha sido uno de esos días que no olvidaré. Josué se va, pero sé que esto es solo el comienzo de una nueva etapa. Nuestra relación es fuerte, y aunque la distancia nos separe, siempre estaremos conectados. Y mientras él sigue su camino, yo debo seguir el mío. Esta separación no es el fin, sino un nuevo comienzo para ambos, se que te amo Josué y no voy a olvidar los momentos que tuvimos y lo que fui felíz junto a el.-

Apagó el celular, sintiendo una extraña sensación de paz. El día había sido largo y emotivo, pero sabía que estaba lista para enfrentar lo que viniera. Con una última mirada al reflejo de la luna en su ventana, Abigail se dejó llevar por el sueño, confiando en que el futuro tenía mucho más para ofrecer. Estaba decidida que puede lograrlo sola, aunque de lejos tendría a Josué pero toca estar en si misma.

-Te voy a echar de menos- Dijo en voz baja mientras se tira a la cama.

Mientras la noche envolvía la ciudad en un manto de estrellas, Abigail y Josué, aunque separados físicamente, compartían el mismo cielo. Cada uno, en su propia habitación, reflexionaba sobre el día y las promesas hechas. Las luces de la ciudad parpadeaban a lo lejos, como recordatorios constantes de los momentos compartidos y los sueños susurrados en la oscuridad.

Abigail se sentó junto a su ventana, observando el cielo nocturno. Las estrellas brillaban intensamente, y en su mente, cada una de ellas representaba un recuerdo, una promesa, un fragmento de la vida que había compartido con Josué. Sus pensamientos vagaban, desde las primeras risas compartidas hasta las lágrimas derramadas. Cada estrella era un punto de luz en la vasta oscuridad de sus recuerdos.

Cerró los ojos y permitió que las memorias fluyeran. Recordó la primera vez que se vieron, el nerviosismo y la emoción que la embargaron. La calidez de su sonrisa y la forma en que su mirada la hizo sentir comprendida y apreciada. Recordó los paseos por el parque, las conversaciones interminables sobre sueños y miedos, y cómo, juntos, encontraron consuelo y fortaleza en la presencia del otro.

En la de habitación

Josué también miraba hacia el cielo, sus pensamientos reflejando los de Abigail. Sentía el vacío de su ausencia, pero también una profunda gratitud por los momentos vividos. Cada estrella le hablaba de una promesa, de un futuro que habían imaginado juntos. Aunque sus caminos ahora los llevaban en direcciones diferentes, sentía que su conexión trascendía la distancia física.

Josué recordó cómo Abigail siempre sabía qué decir para calmar sus miedos y cómo su risa llenaba de alegría cualquier habitación.

 Recordó las noches en que se quedaban hablando hasta el amanecer, compartiendo secretos y construyendo un mundo en el que ambos se sentían seguros y amados. En esos momentos, no había dudas ni temores, solo la certeza de que, juntos, podían enfrentar cualquier cosa.

Las lágrimas rodaban por las mejillas de Abigail mientras pensaba en las promesas que se habían hecho.

Promesas de apoyo, de amor, de nunca olvidar los momentos compartidos. Sabía que mantener esas promesas sería difícil, que la vida tenía una forma de interponerse, pero también sabía que el amor que compartían era más fuerte que cualquier obstáculo.

"Siempre estarás en mi corazón, Josué," susurró al aire, como si las palabras pudieran viajar a través de la noche y llegar hasta él. "No importa dónde estemos, siempre te llevaré conmigo."

Josué, sintiendo una conexión invisible pero palpable, susurró en respuesta, "Abigail, siempre serás una parte de mí. Nuestro amor es eterno, más allá del tiempo y la distancia."

Mientras las lágrimas de ambos se secaban, una sensación de paz comenzó a envolverlos. La noche era testigo de sus pensamientos y emociones, y las estrellas parecían brillar con una intensidad renovada, como si supieran que estaban siendo testigos de algo profundo y eterno.

El amor y la amistad que los unía eran más fuertes que cualquier distancia. Ambos sabían que el futuro, aunque incierto, estaba lleno de posibilidades.

 Habían decidido tomar caminos separados, pero esos caminos siempre estarían entrelazados por los recuerdos y las promesas que se habían hecho. La noche podía ser oscura, pero sus corazones brillaban con la luz de mil estrellas, guiándolos hacia nuevos horizontes.

Abigail, con una última mirada al cielo, se sintió lista para enfrentar el día siguiente.

Sus recuerdos con Josué serían su fortaleza, su faro en tiempos de incertidumbre. Con un suspiro, se apartó de la ventana, sintiendo que, aunque el día había terminado, un nuevo capítulo en su vida estaba a punto de comenzar.

Josué también se alejó de la ventana, sintiendo una mezcla de tristeza y esperanza. Sabía que la vida seguiría, que nuevos desafíos y alegrías lo esperaban. Pero también sabía que, sin importar dónde estuviera, una parte de él siempre estaría con Abigail.

Y así, bajo el manto de estrellas, ambos se permitieron soñar con el futuro, confiando en que, aunque sus caminos se habían separado, siempre estarían conectados por el amor y la amistad que habían compartido. La noche continuó su avance, llevando consigo las promesas y los sueños de dos almas entrelazadas por un vínculo inquebrantable.

...¿Tanto amor que cuesta dejarlo?...

...¿Los sueños de dos almas entrelazadas?...