La mayor cobardía de un hombre es despertar el amor en una mujer sin tener la mínima intención de amarla, como curar aquellas heridas si es difícil de cerrar, y cada día el precio de vida es más difícil de pagar, después de alejar el dulce amor de su esposa, sin imaginar que su búsqueda en el amor termino cuando la conoció, de la cual la vida convirtió a Rafael Castro un mendigo del amor,
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Es mi prima.
Martin miro con agrado lo que hacía Sara, ella le recordaba a su abuelita era la única persona que conocía que lavaba la ropa a mano, por su parte Sara no se había percatado de la presencia de Martin, ya que cuando se concentraba en sus quehaceres su único objetivo era terminarlo, después de poner las camisa en armador y luego colgarlas en un cordel dónde la luz solar era poca ya que cuidaba mucho las camisas de su esposo para mantener el color, al percatarse que la Martin la miraba se sorprendió, a ella no le gustaba tener cerca a los amigos de Rafael por qué cuando ella estaba cerca de ellos, siempre se burlaban de su apariencia sintió angustia dentro si, no quería ser maltratada por Martin, pero el no tenía la intensión de maltratarla a lo contrario le gustaba ver cómo ella se esperaba para cuidar de su amigo.
Sara---: ¿En que te puedo ayudar?
Martin---: Vengo a ver la comida de tu esposo.
Sara asintió con la cabeza, colgó la camisa en el cordel para que el agua se deslice sin ajar la prenda, estaba un poco empapada ya que cuando lavaba se mojaba todo porque sentía una sensación única al estar mojada. Cuando ella estaba por ingresar a la cocina se resbala, de cual pierde el equilibrio, cerro sus ojos a espera el dolor de la caida, pero Martin la sostuvo evitando que caiga, sostuvo sus frias manos de cual se percata que sus dedos estaban arrugado ya que los había mantenido sumergido por mucho tiempo dentro agua.
Martin---: ¿Estás bien?
Sara---: Si, gracias son dos almuerzos verdad.
Martin---: No, solo es uno.
Sara le entrego el almuerzo con una sonrisa,... sonrisa que encantó a Martin el pudo ver la belleza de sus ojos más allá de los lentes y su alma pura atraves de su sonrisa, para él Sara era una mujer perfecta que un hombre necesita a su lado, pero se lamentaba que su amigo no se percate de lo hermosa que era su esposa. Había momentos que le gustaría estar en su lugar, para cuidarla y protegerla y jamás ignorarla.
Con aquellos pensamientos llegó a la oficina, dónde Rafael se comía a besos a Pamela su nueva asistente, eso lo enojó mucho al recordar cómo Sara lavaba con espero su ropa, Rafael se percató de la facies de enojo que mostró Martin al mirarlo. Pidió a Pamela que lo espere afuera, aunque con mala gana ella cedió y abandono la oficina dejándolos a solas, también se percató del enojo de Martin.
Rafael---: ¿Que pasa porque estás enojado?.
Martin---: Por nada, aquí está tu almuerzo.
Rafael---: Y para Pamela son dos almuerzos.
Martin---: Eres un maldito cara dura, ella cocina para ti y tu amante, dime ¿ella sabe que también le envía almuerzo a tu amante?
Rafael---: No, y no tiene porqué saberlo.
Martin---: Sabes lo que la encontré haciendo.
Rafael---: No, tampoco me interesa.
Martin---: La encontré lavando tu ropa con esmero, estaba mojada y sus dedos arrugados de tenerlos sumergido en el agua con detergente, y todavía te hace tu comida para ti y tu amante, escucha bien mientras yo vaya a ver tu comida solo te traeré para ti es cuestión tuya y la compartes y si no te gusta despideme también (se va).
Rafael se sentó en su silla giratoria, no entendía desde cuándo su amigo se volvió gentil con Sara, cuando el era unos de primeros que se burlaba de ella, ahora la defiende, aunque Martin tenía razón ella se esperaba y cuidaba de el, no era ciego se daba cuenta muy bien lo que ella hacia por él, pero no podía corresponder a su amor, él no la ama y lo único que puede hacer es tratarla bien durante los meses de matrimonio, no almorzó su apetito se desvaneció al imaginarse como Sara cuida de él.
Pamela---: Almorzamos, que habra hecho tu esposa hoy.
Rafael---: Ve almorzar al restaurante del al frente, hoy solo me enviaron almuerzo a mi, todavía estás en tu hora de tus ingestas.
Pamela---: Está bien, pero si prometes que me llevarás al mercado por unos licores y si te quedas está noche conmigo.
Rafael---: ¡Está bien!
Pamela salió media enojada el prefería comer solo la comida que le cocinaba su esposa, y lo peor que de la nada cambio su actitud con ella, eso significaba que tenía que trabajar más, ella no podía perder antes la esposa, que todos le decían que era fea, sin gracia, por ese motivo Rafael no la presentaba, más bien la tenía oculta y lo más interesante es que él la odia ya que por culpa de su matrimonio se fue Leonela, la mujer que realmente el ama.
Por la tarde, Sara se sentía mal, todo su cuerpo le dolía, su garganta le ardía al ingerir líquido, se sentía sudorosa y con mucho dolor de cabeza, pero eso no le impidió hacer el mercado, empujaba el carrito de los víveres casi sin fuerzas, mientras que Rafael también ingresaba por la otra puerta del supermercado con Pamela, ellos se fueron al pasillo de lo licores, que a pesar de la distancia Rafael pudo divisar a Sara que pagaba en la caja, la vio decaída y pudo ver qué tomo las fundas casi sin ánimo.
Rafael---: ¿Ya lo escogiste?
Pamela---: Será perfecto, para brindar por nuestro amor está noche.
Rafael---: (sonrisa) Si vamos.
Rafael pagó y se dirigió hacia la salida, llegó a su vehículo, antes de ingresar miro a su alrededor y vio a Sara que trataba de parar un taxi, pero ninguno se detenía, camino un poco más y unas de sus bolsas plasticas se rompió haciendo caer partes de sus víveres al suelo, Sara a pesar del dolor de cabeza se agachó para recoger los que se le había caido.
Rafael---: (para un taxi) Sube y espérame en dos horas tengo algo urgente que hacer.
Pamela---: Te puedo ayudar.
Rafael---: No, solo espérame.
Pamela---: No falles, te esperaré.
Rafael---: Ahí estaré.
Mientras Rafael despedía a Pamela, Daniel Hidalgo vio a su prima que estaba en dificultad se bajó del vehículo y se acercó para ayudarla, intención que molesto a Rafael, aceleró los pasos hasta llegar cerca de Sara, mostró su enojo aunque no entendía porque razón se molestaba cuando se le acercaba otro hombre.
Daniel---: Deberías cuidarte.
Sara---: Tomaré un analgésico y estaré bien.
Rafael---: ¿Que haces con mi esposa?
Daniel---: ¡Ayudándola!
Rafael tenía un tono de voz muy firme, sus miradas eran frias y oscuras como Daniel estaba en una competencia la familia Hidalgo no pudo asistir a la boda por esa razón ellos no se conocían, Sara queria hablar pero Rafael la mira con mal humor, no iba a permitir que un mocoso como lo vio se le acerque a su esposa.
Rafael---: Bien la ayudaste ahora lárgate y tú sube al vehículo.
Daniel---: No te parece que un gracias suena más educado, y ten cuidado como te diriges a ella.
Rafael---: Me estás amenazando culi cagado ahaaa(lo empuja).
Daniel lo miro y dió una risa sarcástica, lo tomo del brazo haciendole una llave para inmovilizado, luego lo tomo del cuello y lo presionó contra la pared.
Daniel---: Imbecil es mi prima y no voy a permitir que le hables de esa manera especialmente en mi presencia.
Prima fue la palabra que retumbaron en la mente de Rafael, que lo miro con asombro mientras Daniel tenía unas miradas asesinas.