Más Que Una Mentira

La mañana avanzaba lentamente en la clínica, y Logan permanecía sentado en su cama, hojeando la carpeta que Ethan le había dejado anteriormente. Cada detalle de la vida de Emma estaba ahí, desde sus logros hasta las dificultades que había enfrentado. Conocía la magnitud de su deuda y cómo había hecho sacrificios para costear sus estudios y pagar las facturas médicas de su padre. Todo eso le confirmaba que había hecho la elección perfecta para lograr su objetivo, aunque sabía que convencerla no sería fácil.

  Un suave golpe en la puerta interrumpió sus tranquilapensamientos. Sin levantar la mirada, dijo con voz suave...

  —Adelante.

  Ethan entró con su típico aire despreocupado, el maletín en la mano y una sonrisa que denotaba más cansancio que alegría, por haber tenido que trabajar hasta tarde con el bendito contrato.

  —¿Cómo estás, amigo? —preguntó mientras se acercaba a la cama.

  Logan lo miró de reojo y dejó la carpeta sobre la mesa.

  —He estado mejor, pero considerando que sigo aquí para molestarte, diría que no estoy tan mal.

  Ethan soltó una breve risa y tomó asiento en la silla junto a la cama, dejando el maletín en el suelo.

  —¿Así que ahora contratas enfermeras para que finjan ser tus novias?—le dijo casi con diversión— Es un movimiento bastante creativo, incluso para ti.

  Logan sonrió de medio lado, pero su mirada se oscureció un poco.

  —No es un capricho, Ethan. Es una estrategia. Y creo que funcionará.

  Ethan levantó una ceja, incrédulo.

  —¿Una estrategia? Logan, no puedes esperar que una mentira como esta no tenga consecuencias. Además, ¿cómo demonios la convenciste?

  Logan soltó un suspiro largo y recargó la cabeza en la almohada.

  —Te diré que no fue fácil, pero resultó— respondió Logan.

  Ethan lo miró fijamente, tratando de descifrar su expresión.

  —¿Qué le ofreciste? —preguntó con cautela.

  Logan sonrió, esta vez con algo de diversión.

  —Algo que no pudo rechazar: pagar todas sus deudas.

  Ethan negó con la cabeza, incrédulo.

  —Estás loco. Esto no es solo un contrato, es un desastre esperando ocurrir.

  —Que pase lo que tenga que pasar— dijo Logan

  encogiéndose de hombros en señal de que ya estaba hecho.

  Sin más, Ethan abrió el maletín y sacó un contrato perfectamente encuadernado. Lo colocó sobre la mesa junto a Logan y lo empujó hacia él.

  —Aquí tienes, pero quiero que quede claro que yo te advertí. Que esto puede explotar en tu cara, y cuando lo haga, no digas que no te lo dije.

  Logan tomó el contrato y comenzó a leerlo en silencio, revisando cada detalle. Después de unos minutos, levantó la mirada hacia Ethan.

  —Está perfecto. Ahora, ve a buscar a Emma.

  Ethan arqueó una ceja, claramente molesto.

  —¿Por qué siempre termino siendo tu mensajero?

  Logan sonrió con diversión.

  —Porque eres mi mejor amigo, y porque harías cualquier cosa por mí.

  Ethan bufó, recogió su maletín y se dirigió hacia la puerta.

  —A veces me pregunto por qué sigo siendo tu amigo.

  Logan lo miró con seriedad por un breve momento antes de hablar.

  —Porque soy tu único mejor amigo, Ethan.

  El abogado giró la cabeza, mirándolo con una mezcla de fastidio y afecto, antes de salir por la puerta.

  Cuando la puerta se cerró, Logan se quedó solo. Cerró los ojos por un momento, tratando de acallar las dudas que comenzaban a asomarse. Había confiado en su intuición muchas veces antes, pero esta vez sentía que estaba jugando en un terreno peligroso, pero no había más que hacer al respecto.

  Mientras tanto, Ethan llegó a la isla de enfermería.

  —Buenos días, estoy buscando a la señorita Emma Swang— saludó el joven.

  —Buenos dias— respondió la mujer, quien parecía ser la Jefa del area— En este momento debe estar terminando su ronda. Puede esperarla si quiere— agregó señalando las sillas en el pasillo.

  Ethan, resignado, se sentó en una silla cercana y sacó su móvil para distraerse.

  Cuando Emma finalmente llegó...

  —Emma, te buscan —dijo una de las enfermeras, llamando su atención, y señalando hacia donde se encontraba el joven abogado.

  Ethan levantó la mirada y vio a la joven que se acercaba. Era, sin duda, hermosa, con una belleza natural y descomplicada que contrastaba con las mujeres sofisticadas a las que estaba acostumbrado tener alrededor. Cuando ella le dirigió una breve sonrisa, Ethan murmuró para sí mismo:

  —Estás jodido, Logan.

  Emma llegó hasta él, curiosa pero cautelosa.

  —¿Me estaba buscando? —preguntó con un tono profesional.

  Ethan se levantó de la silla y le extendió la mano.

  —Hola, soy Ethan St. James— se presentó con formalidad— abogado y mejor amigo de Logan Reese. Él quiere hablar contigo.

  Emma estrechó su mano con firmeza.

  —Supongo que usted sabe toda la verdad, ¿no?

  Ethan sonrió ligeramente, un gesto que era más irónico que amable.

  —Soy abogado, señorita. Está en mi naturaleza saber la verdad, incluso cuando no quiero saberla.

  Emma asintió y comenzó a caminar junto a él por los pasillos.

  —¿Trajo el contrato? —preguntó sin rodeos.

  Ethan arqueó una ceja, impresionado por su determinación.

  —Sí, lo traigo. Pero debo advertirte que Logan no es fácil de tratar. ¿Estás segura de que quieres involucrarte en esto?

  Emma lo miró de reojo, con una mezcla de desafío y nerviosismo.

  —No, no estoy segura. Pero hay pocas cosas seguras en mi vida en este momento, así que…

  Ethan no respondió de inmediato. Aunque él mismo había intentado persuadir a Logan de no seguir adelante con esta locura, ahora que veía a Emma entendía un poco más por qué su amigo la había elegido. Había algo en ella que inspiraba fortaleza y vulnerabilidad al mismo tiempo, una combinación que, sabía, podía ser tanto un arma como un escudo en el mundo de Logan.

  Cuando llegaron a la puerta de la habitación, Ethan se detuvo y le hizo un gesto para que pasara primero.

  —Buena suerte —dijo con una leve sonrisa.

  Emma lo miró con suspicacia antes de abrir la puerta y entrar, cerrándola tras de sí. Mientras lo hacía, Ethan se quedó en el pasillo, apoyado en la pared, con una sensación extraña en el pecho. Algo en esta situación le decía que no todo saldría como estaba planeado.

  Mientras tanto, Logan la esperaba recostado en la cama, con el contrato entre sus manos y una expresión que mezclaba confianza e impaciencia.

  Emma entró a la habitación con pasos firmes, aunque el interior de su mente era un torbellino. Logan estaba sentado en la cama, y apenas ella entró la miró con una mezcla de seriedad y confianza.

  —Aquí está —dijo Logan, señalando el contrato—. Léelo con calma.

  Emma asintió, se acercó y tomó el documento. Lo repasó página por página, leyendo cada cláusula con detenimiento. Mientras lo hacía, sentía la mirada de Logan fija en ella, pero no se dejó intimidar. Había aprendido que, en situaciones así, mantener la calma era su mejor arma.

  Cuando terminó, levantó la vista hacia él.

  —Está todo claro. Acepto —dijo con voz firme.

  Logan asintió, como si nunca hubiera dudado de que ella lo haría. Le extendió una pluma y Emma firmó el contrato sin titubear. Al terminar, ambos se miraron por un momento, compartiendo una sensación de alivio y, al mismo tiempo, una profunda incertidumbre sobre lo que acababan de sellar.

  —Bien —dijo Logan finalmente, rompiendo el silencio—. Esto ya es oficial.

  Emma dejó la pluma sobre la mesa y se cruzó de brazos, esperando lo siguiente. Logan tomó su móvil y le envió un texto a Ethan para que entrara.

  No pasaron más de un par de minutos antes de que la puerta se abriera y el abogado ingresara, con su maletín en la mano y una mirada de curiosidad y profesionalismo.

  —¿Todo listo? —preguntó Ethan, mirando a Logan primero y luego a Emma.

  —Listo —respondió Logan con un leve asentimiento. Luego, se dirigió a Emma—. Quiero que conozcas a Ethan. No solo es mi abogado, sino mi mejor amigo. Es la única persona, además de mí, en la que puedes confiar para esto.

  Emma miró a Ethan.

  —Ya se presentó el mismo—dijo con voz cortés.

  — Así es— confirmó el abogado.

  Ethan le dedicó una sonrisa amable, en señal de asentimiento.

  Logan los observó por un momento antes de intervenir.

  —Mira Emma esto no será fácil, pero funcionará si ambos estamos de acuerdo en trabajar juntos. Ella solamente hizo un gesto afirmativo.

  Ethan dio un paso adelante, mirando a ambos con expresión seria.

  —Ahora que esto es oficial, tenemos que empezar a prepararnos. La familia de Logan puede aparecer en cualquier momento, y esta farsa debe ser creíble desde el primer segundo.

  Emma asintió, aunque en su interior sentía un nudo de nervios.

  —Lo entiendo. ¿Por dónde empezamos?

  Ethan sonrió de lado, como si ya tuviera un plan en mente.

  —Por lo básico: conocerse. Si alguien les hace preguntas, deben estar sincronizados.

  Logan y Emma intercambiaron una mirada. Ninguno de los dos estaba completamente seguro de en qué se estaban metiendo, pero ya no había vuelta atrás. Lo hecho, hecho estaba.