Cegada por el primer amor confío en que era correspondida dando paso a lo que fue y lo que será la vida de Diana, una adolescente que comienza a experimentar una vida de maltratos
NovelToon tiene autorización de Dayma Sánchez Pérez para publicar essa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
Capítulo 16
La primera vez que hice el amor con Marx sentía tanto miedo de no gustarle, de que no fuera capaz de entregarme, de que pensaran más los malos recuerdos que mi deseo por él. No estaba a la altura de él o eso sentía, tenía muy poca experiencia, mi cuerpo aunque firme había cambiado, en mi piel se dislumbraban muchas cicatrices de los golpes recibidos. Recuerdo que le pedí que apagara la luz de la habitación, pero se negó, comenzó a besarme cada una de las marcas y cicatrices que había en mi cuerpo, mientras las descubría al desvestirme.
Tuvo mucha paciencia conmigo, fue con mucho tacto en todo momento, se concentró en mí, en darme placer, lograr que me relajara y fuera capaz de sentir, de disfrutar lo que era la entrega y el intercambio de deseo. Me fue un poco difícil concentrarme lo sé, igual tengo que agradecerle su esfuerzo, me abrió un mundo desconocido para mí.
Solo me había entregado a Javier, fueron encuentros rápidos, dónde mi cuerpo fue usado para su placer, no el mío. Utilizada y desechada como un objeto. Pero con Marx tuve el placer de sentir por primera vez, dejarme llevar y explorar mi cuerpo y el suyo sin pudor, a no sentirme vacía, a sentirme usada.
Esa noche Rubén nos cedió la casa, creía que así estaría en mi zona de confort para dejarme llevar por el deseo que tenía guardado bajo llave hacia él. Seguí su consejo, él me conocía mejor que nadie y sabía que en el fondo tenía razón, si nuestra primera vez hubiese sido en otro lugar, me hubiera sido imposible concentrarme y dejarme llevar como lo hice aquí.
Luego de tener relaciones sexuales con Marx me cayó la culpa, las palabras de mi madre replicaban en mi cabeza, luego de obtener lo que quiso no volverá a verte, decía siempre ella. Recordé que con Javier me ocurrió eso que tanto predicaba, luego de pasar esa etapa bajo el efecto de las drogas deje de interesarle, paso de mí. Ese no era el destino que quería con Marx.
Él noto que algo pasaba conmigo, me preguntaba si ocurría algo, yo claro que oculte mis inseguridades, que pensaría de mí. Esa noche dormimos juntos por primera vez, en sus brazos fui encontrando las repuestas a mis dudas, sentía que me quería. Luego de esa noche nos fue imposible separarnos.
Ya por fin él había resuelto su problema legal con su ex, era oficialmente un hombre divorciado, no había nada que nos impidiese amarnos abiertamente, o eso creía él. Le tuve que recordar el tema de Rubén, que mi hijo no sabía que su padre era gay y fingíamos tener una relación por su supuesto bien. El no se impuso, solo me sugirió que esa mentira no debía ser eterna, ambos merecíamos ser felices con muestras parejas, tanto Rubén como yo.
Sabía que tenía razón, en algún momento debíamos decirle, tal vez en las vacaciones para no afectar su rendimiento académico, pero por ahora todo se mantendría igual, faltaba un poco para el verano. Marx respeto mi decisión, pero me pidió mudarme con él, mientras mi hijo estuviese lejos.
Me costó un poco mudarme, estaba tan adaptada a convivir con Rubén que no me imaginaba viviendo y compartiendo espacio con alguien más que no fuese él o mi hijo. De momento no me fui con todo a su casa, sino que me quedaba en las noches, pasaba la tarde con Rubén, a veces todo el día con Marx, de a poco.
Necesitaba ver cómo nos iba en la convivencia y ver cómo era el en esa faceta de a poco, el desespero no conduce a nada. Hay ocasiones que una persona aparenta una cosa y luego es otra. Nadie sabe que ocurre tras una puerta, por eso necesitaba estar segura antes de dar el paso definitivo.