Una Oportunidad Para Amar Por Última Vez

Betty descendió del avión con una mezcla de ansiedad y esperanza. El ruido del aeropuerto, el ajetreo de la gente, y el frío que le daba en la cara le recordaron que estaba en una ciudad nueva, lejos de la familiaridad de su hogar en Manhattan. Llevaba consigo solo una maleta y el deseo ferviente de empezar una nueva etapa en su vida. El desafío era grande, pero Betty estaba dispuesta a enfrentarlo. Había llegado a Los Ángeles con una recomendación valiosa de Amanda, su amiga en Nueva York, que había sido la clave para conseguir la entrevista en una importante empresa de la ciudad.

Lo primero en la lista de prioridades de Betty era encontrar un lugar donde quedarse. Tras revisar varias opciones y con un presupuesto ajustado, encontró un anuncio en el periódico local que le pareció prometedor. Era una casa de pensión para mujeres, ubicada en un vecindario tranquilo. La propietaria, una señora mayor, arrendaba habitaciones en el segundo piso, mientras que ella vivía en el primer piso. La idea de compartir la casa con otras mujeres le resultó atractiva, y el precio era razonable.

Betty se dirigió a la dirección indicada, Nerviosa pero decidida.La señora, de nombre Mrs. Parker, le abrió la puerta con una sonrisa cálida. Era una mujer mayor, con el cabello recogido en un moño y unas gafas de montura gruesa. La bienvenida fue amigable, y pronto, Betty se sintió a gusto en la casa. Mrs. Parker mostró a Betty la habitación, una amplia estancia con una ventana grande que daba a la calle y un pequeño balcón, también tenía un baño privado , que no tendría que compartir con nadie. Aunque la habitación estaba un poco desordenada, Betty ya podía imaginarse cómo la convertiría en un espacio acogedor.

—Me alegra que te gustara —dijo Mrs. Parker—. Creo que serás una gran inquilina, los pagos se hacen al inicio de cada mes y en este está incluido mantenimiento de la zona común como la piscina.

Betty sonrió agradecida y comenzó a desempacar, aliviada de haber encontrado un lugar donde quedarse, aunque temporalmente. Su siguiente paso era ir a la empresa textil y del buen vestir milly's S.A, para entregar su currículum y presentarse oficialmente. La recomendación de Amanda le daba una ventaja considerable, pero sabía que tendría que demostrar su valía en persona.

El día siguiente, Betty se vistió con cuidado, optando por un look que irradiara confianza. Llevaba una falda entubada negra, pegada a sus caderas, una camisa blanca que dejaba ver un poco más de lo habitual, y unos tacones negros que la hacían sentir segura y empoderada. Cuando salió de la casa, se sintió preparada para cualquier desafío que le esperara.

Llegó a la empresa textil y del buen vestir Milly's S.A, un imponente edificio de vidrio y acero, y se dirigió a la recepción. La recepcionista la dirigió a Recursos Humanos, donde entregó su currículum y esperó pacientemente. La entrevista estaba programada para más tarde, pero el primer paso ya estaba dado.

Mientras esperaba, Betty fue testigo de la dinámica de la empresa. Se trataba de un lugar elegante y moderno, con un ambiente profesional pero amigable. De repente, mientras se dirigía al baño, se encontró con un hombre alto y bien parecido que estaba hablando con un grupo de empleados. Llevaba un traje impecable y tenía una presencia que llamaba la atención. Cuando sus miradas se cruzaron, él le sonrió y se acercó.

—Hola, ¿eres nueva aquí? —preguntó el hombre, que resultó ser Esteban, el hermano de Amanda.Betty no sabe que ellos son hermanos.

Betty asintió, algo sorprendida por la actitud amigable de Esteban.

—Sí, acabo de llegar para entregar mi currículum. Soy Betty.

—Soy Esteban —dijo él, extendiendo la mano—. Es un placer conocerte, Betty. Amanda me ha hablado de ti.

Betty tomó su mano sonrojada, sintiendo la firmeza de su apretón. La conversación fue casual y ligera, llena de risas y comentarios amables. Esteban tenía un encanto natural, y su presencia imponente se equilibraba con una actitud accesible y cálida. Mientras hablaban, Betty notó que había una conexión instantánea y genuina, algo que le dio una buena impresión.

Betty le menciona a Esteban que su objetivo es demostrar la idoneidad para el cargo describiendose como una persona responsable y resiliente. Esteban mostró un interés particular. La conversación giró en torno a las oportunidades que podría tener en la empresa y la buena recomendación de Amanda en el entorno profesional.

—De hecho, Amanda y yo somos bastante cercanos —comentó Esteban—. Ella me ha hablado muy bien de ti, así que estoy seguro de que te irá muy bien aquí.

Betty sonrió, agradecida por el apoyo. Cuando terminó la charla, se despidieron cordialmente. Betty se dirigió a su entrevista, sintiéndose optimista tras el encuentro con Esteban. La conversación con él había sido refrescante y alentadora, dándole un pequeño empujón de confianza.

Más tarde, cuando Betty terminó su entrevista, recibió una llamada de Amanda. La conversación fue un alivio; Amanda estaba interesada en saber cómo le había ido y si había encontrado un lugar para quedarse. Betty le explicó que había encontrado una habitación en una pensión y que la entrevista había salido bien.

—Me alegra saber que todo va bien —dijo Amanda—. ¿Cómo fue tu encuentro con Esteban?

Betty se rió, recordando la conversación.

—Fue bastante divertido. Nos encontramos en el pasillo, y me pareció un tipo muy agradable. Me ayudó a sentirme más cómoda.

Amanda sonrió al escuchar esto.

—Sí, Esteban tiene ese efecto en la gente. Es un buen tipo y muy profesional. Estoy segura de que te irá muy bien. Estoy deseando que esté nuevo comienzo borre lo malo que viviste.

Betty agradeció el apoyo de Amanda y colgó el teléfono sintiéndose optimista. llama a sus padres para decirles que No solo había encontrado un lugar para quedarse, sino que también había hecho una buena impresión en la empresa. Mientras regresaba a su nueva habitación en la pensión, no podía evitar sentirse emocionada por el futuro. Aunque aún quedaba mucho por hacer y el camino no sería fácil, estaba dispuesta a enfrentarlo con determinación.

Al llegar a la pensión, Betty empezó a hacer algunos arreglos en su habitación, desempacando y organizando sus pertenencias. Mientras lo hacía, pensaba en lo que el futuro le depararía y en cómo se adaptaría a su nueva vida en Los Ángeles. El cambio no sería fácil, pero con el apoyo de Amanda y la buena impresión que había causado en la empresa, sentía que estaba dando los primeros pasos hacia un nuevo capítulo en su vida.

La noche llegó y, a pesar de su cansancio termino de organizar todo, Betty no pudo evitar sentirse triste por lo que Antoni había hecho con ella, soltando una lágrimas, pero mañana sería su primer día de trabajo oficial en la empresa, y aunque tenía los nervios a flor de piel, también sentía una gran anticipación por lo que estaba por venir. Había dado un gran paso al mudarse a una nueva ciudad y comenzar un nuevo trabajo, y ahora solo quedaba esperar y ver cómo se desarrollaría todo.

Con una última mirada a su habitación, que poco a poco empezaba a parecerse a un hogar,su lugar seguro, Betty se preparó para dormir, sintiéndose esperanzada y lista para enfrentar los desafíos del día siguiente. La nueva etapa de su vida estaba comenzando, y ella estaba decidida a aprovechar al máximo cada oportunidad que se le presentara.