Ella es alegre, divertida, atrevida, rebelde, y de un gran corazón, pero a los ojos del mundo está defectuosa. Él es guapo, adinerado, malcriado y caprichoso, es el más popular y codiciado por todas. ¿Qué pasará cuando se encuentren? Averigüémoslo juntos.
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Capítulo Dieciseis
Más tarde, Rose salió de su casa en su bicicleta, iba camino al hospital. Se detuvo un pequeño puesto de revistas compró algunas para llevárselas a Franco. En eso, Vanessa y otra chica se pararon detrás de ella.
_ Hola marrana - Rose no volteó solo miró por sobre sus hombros.
_ ¿Qué quieres Vanessa?
_ Quiero hablar contigo, pero debe ser en otra parte.
_ ¿Por qué? ¿Se te hará a un lado la boca, si lo haces aquí?
_ ¿No creo que quieras que te enseñe esto delante de la gente? O ¿sí? - movió el celular frente a su cara.
_ Está bien ¿A dónde iremos?
_ Sígueme - las dos chicas comenzaron a caminar, ella las siguió hasta un callejón.
_ Aquí está bien - dijo desde atrás - no dar un paso más.
_ Está bien también para mí - le hizo un gesto para que acercara. Sacó el celular y le enseñó un vídeo.
Era una recopilación de varias tomas. En el vídeo se veía a Franco totalmente, borracho y drogado, haciendo todo tipo de cosas impropias.
_ No imagino a qué tipo de bruja has ido para hacer que se fije en ti. Porque solamente, embrujándolo podría fijarse en una chancha como tú. Pero yo también tengo mis formas.
_ ¿Qué quieres, por qué me enseñas esto?
_ Quiero que lo dejes. Sé que eventualmente, se cansará de ti. Pero él, es mío. Y lo quiero de vuelta.
_ Él no es de nadie. Es una persona, no una cosa. Y yo no lo obligué, ni fui a una bruja para que quiera estar conmigo. Sí me eligió a mí, acepta que lo perdiste y deja de estar molestando.
La muchacha hizo un ademán de cabeza y rio con sarcasmo. Rose iba alejarse y la chica le volvió hablar.
_ Yo nunca pierdo, gorda babosa. Sabía que no te importaría ver el vídeo. Pero estoy segura de que a su padre le encantaría verlo. Y no dudará en enviarlo de vuelta al extranjero.
La joven la miró incrédula, no podía entender tanta maldad de su parte. Pensar que cuando era niñas, fueron amigas.
_ ¿Serías capaz? ¿Así demuestras que lo amas?
_ Yo nunca dije que lo amara. Dije que era mío. Él siempre ha sido mío, lo fue antes de irse a Europa y lo fue después de volver. Todo lo que te hace a ti, me lo hizo a mí antes. No lo olvides, cerda.
La chica la miró con cara de nada.
_ ¿Sabes? Yo seré una cerda, pero tú - la miró de arriba abajo - eres una perra.
_ Tú, maldita vaca - levantó la mano para abofetearla.
_ Ni se te ocurra, porque te juro que tendrás que comer puré el resto de tu vida.
La joven se detuvo en seco. Sabía que estaba hablando en serio.
_ Entonces ¿Tengo que mostrárselo a su padre?
_ Has lo que quieras. Yo no tengo nada que ver con eso. Franco es un adulto. Y los adultos son responsables de sus actos.
Se dio la vuelta y subió a su bicicleta.
_ ¡ERES UNA MALDITA VACA APESTOSA! - le gritó con todas sus fuerzas - TE CREES LA GRAN COSA, ¡TE VOY A DESTRUIR!
La joven se colocó los auriculares y se puso en marcha.
Ya en el hospital, le dijeron que debía esperar al horario de visitas. Afortunadamente, faltaba solo quince minutos. Se sentó a esperar. En eso, vio llegar a Daniel. Este se acercó con algo de recelo.
_ Hola. - se quedó parado a cierta distancia se lo veía incómodo y nervioso.
_ Hola, Daniel - se acomodó el cabello detrás de la oreja. El muchacho la observó disimuladamente. Se veía diferente. Se había maquillado y tenía puesto un vestido corto de corte acampanado que se ceñía en su cintura, zapatillas blancas y una chamarra corta de jean encima. Su amigo tenía razón era muy bonita.
_ ¿Te quieres sentar? - le preguntó ella retirando su bolso de la silla de al lado.
El joven agradeció y se sentó junto a ella
_ ¿Cómo te enteraste de que está aquí? - Preguntó curiosa.
_ Mi padre estaba con el suyo, cuando llamaron está mañana - la muchacha asintió, el chico carraspeó - ¿Crees que quiera verme?
_ Estoy segura de que lo pondrá muy feliz - le sonrió.
Justo en ese momento salió el padre de Franco.
_ Chicos - los miró sorprendido. No esperaba verlos juntos - Franco acaba de despertar. Pasen yo iré por un café.
Los chicos agradecieron y fueron a ver al joven. Rose fue la primera en entrar.
_ Hola bebé - le dijo él, extendiendo los brazos hacia ella, se abrazaron.
_ Que bueno que estás bien - le dio un beso rápido y apoyó su frente contra la suya - Daniel vino a verte. Está afuera. Lo dejarás pasar ¿verdad?
_ ¿Está bien, para ti?
La joven asintió y le sonrió. Fue a llamar a Daniel. El chico entró con actitud cautelosa.
_ Hola, Dani - Franco lo saludó primero, el joven se acercó.
_ Hola, Fran ¿Cómo te sientes?
_ Mejor de lo que me veo - sonrío
_ Lamento como me comporté ayer. Me asusté, es difícil sentirse rechazado. Pero tú eres mi mejor amigo. Siempre lo ha sido. Ninguno de ellos vale perder tu amistad. - agachó la cabeza.
_ Me alegra que estés aquí, Daniel - le dio un golpe en el brazo casi a la altura del hombro.
_ Anoche mientras Cristian se regodeaba de haberte dado una paliza. Se la pasó toda la noche hablando de eso - añadió - Cuando estuvo muy borracho, confesó que la paliza que te dieron ese día afuera de la disco él les pagó. Al parecer fue porque según él, tú le robaste a Vanessa. Y ahora, como quiere conquistarla de nuevo, está dispuesto a todo. Debes cuidarte Franco. Tú también Rose, dijo que por tu culpa perdió dinero esa noche, que te lo cobraría.
_ ¡Vaya, amigos! - dijo Rose - Sí fue capaz de contratar a esos tipos para golpearte. Debe ser capaz de cualquier cosa.
Franco se recostó con el brazo debajo de su cabeza.
_ Pensar que alguna vez lo llamé, amigo.
En eso, su padre entró.
_ ¿Ya se pusieron al corriente? - dijo en tono alegre. Le agradaba verlo con ellos, los consideraba buenos chicos. Sobre todo a la joven - No me había dado cuenta, Rose estás muy bonita.
La muchacha sonrió tímida. Franco la miró de arriba abajo realmente, estaba preciosa - ¿Vas a algún lugar luego?
_ Sí, es el cumpleaños de una amiga de la infancia e iré a su fiesta.
_ ¿Irás sin mí? - sus celos comenzaron a aflorar - No dijiste nada.
_ ¿Cómo podrías ir, estás internado? Además, ni siquiera la conoces.
_ Por eso mismo ¿Irás a divertirte mientras estoy aquí?
Su padre y Daniel se miraron.
_ ¡Franco! ¿Por qué le dices eso? Ella puede ir a donde quiera. Discúlpalo Rose, debe ser producto de los medicamentos.
_ Papá no te metas. Es mi novia y tengo derecho a preguntar por qué va a divertirse sin mí.
_ ¡¿Tú novia?! - preguntó asombrado - ¿Desde cuándo?
_ Desde ayer - respondió la joven - Pero al parecer, esto no durará. Su hijo es un celoso insoportable - miró a Franco y suspiró - Será mejor que me vaya. Nos vemos mañana, Franco.
_ ¡Rose! ¡Rose! - la chica le arrojó una mirada fulminante - Que te diviertas, cuídate.
Su padre y Daniel volvieron a mirarse, pero está vez se rieron.