Mi Final Feliz

Paula al escuchar que tocan su puerta de forma insistente, decide abrirla con cuidado, mientras que, Álvaro empuja la puerta con brusquedad e ingresa a la habitación.

- Necesitamos hablar – menciona Álvaro.

- No es hora para hablar, por favor salga de mi habitación.

- ¿Cuándo hablaremos? Se marchará a la Baronía y estoy seguro que no me recibirá.

- Le parece apropiado, ingresar a la habitación de una señorita en la noche, ni cuando estuvimos casados entro a mi cuarto, ahora retírese.

- Sé que me equivoque, ahora veo la verdad, le pido que me perdone.

- Está bien, no le tengo remordimiento si es lo que le preocupa.

- Entonces arreglaré nuestra situación, mañana iremos al palacio, les pediremos que rompan los documentos de la separación, si hay algún castigo lo recibiré por ambos.

- Parece que no escucho bien lo que le dije, no le guardo rencor, eso no significa que pienso volver a su lado, nuestro matrimonio se acabó.

- No se da cuenta que nadie querrá casarse de nuevo con usted – Guillem quien había estado escuchando todo desde el principio decide salir del baño.

- Guillem: se equivoca Duque, Paula me tiene a mí, si por mí fuera nos casabamos en cuanto aceptaron su divorcio – toma a Paula de la cintura y la acerca a él-, ella desea esperar un tiempo.

- Álvaro: así que en verdad tenías un amante. Este hombre solo desea usarte, si sus intenciones fueran serias no estaría en tu alcoba en este momento, te respetaría.

- Guillem: entonces sus intenciones tampoco son serias, que hace en nuestra habitación.

- Álvaro: no me compare con usted.

- Guillem: no puedo hacerlo, porque soy un hombre honorable, en cambio usted es despreciable, estuvo casado por 2 años con Paula y yo seguí cada uno de sus pasos atentamente esperando una oportunidad, le agradezco haberle fallado, y despreciado, por fin, puedo estar con Paula – mueve el cabello de Paula y le da un beso en el cuello.

- Paula: Duque creo que ya entendió que no pienso volver con usted, le pido que se marche, no cause más inconvenientes, le advierto que estaré pendiente del trato que reciban sus hermanas, si encuentro una falla no me dejará más opciones que intervenir, le aseguró que no le gustará si lo hago.

- Álvaro: es tu última oportunidad de volver, olvidaré que te vi con este tipo. Si me marcho no pienso volver a recibirte, así vengas llorando y te pongas de rodillas a suplicar mi perdón.

- Paula: esperó que tenga un buen viaje, salga de mi habitación.

Álvaro molesto sale de la habitación, enseguida Paula cierra la puerta y mira molesta a Guillem.

- No me gustó lo que te dijo – intenta abrazarla, pero ella lo esquiva.

- Podía ponerlo en su lugar, quería darle una cacheta y por tu intervención no pude.

- Lo siento no podía seguir oyendo las tonterías que decía – la abraza -, si quieres averiguó donde se encuentra y lo golpeas hasta dejarlo inconsciente – Paula ríe por el comentario.

- Te recuerdo que íbamos a salir antes de que nos interrumpiera, no tenemos tiempo para hacer eso.

- Podemos hacerlo otro día.

- Si se porta mal con las gemelas lo haremos. Diana nos espera, vamos.

Enseguida parten en caballos para el palacio, en cuanto llegan Diana los hace pasar, ella se sorprende al ver a Guillem, este con señas logra hacer que Diana no diga nada sobre él.

- Diana: pensé que no llegarías.

- Paula: Álvaro interrumpió en mi habitación, cuando íbamos a salir.

- Diana: estabas con un hombre en la noche a solas en tu habitación.

- Paula: no los presente adecuadamente, lo siento, quien me acompaña es Guillem, un amigo, si escuchas en el Imperio que dicen que tengo un amante se refieren a él, el único que lo sabe es Álvaro, bueno, ella es Diana princesa consorte del Imperio y mi mejor amiga.

- Guillem: es un gusto conocerla Alteza – hace una reverencia.

- Diana: lo mismo digo, Paula y solo es un amigo… - ante la pregunta Paula se sonroja.

- Guillem: pronto me convertiré en su esposo.

- Diana: así que dirigirán la Baronía juntos…

- Guillem: no hemos hablado al respecto.

- Paula: no creen que si seguimos hablando los guardias se darán cuenta de nuestra presencia.

- Diana: amiga, tenemos guardias que nos están vigilando, pero Gael dio la orden de que no nos molesten, así que no te preocupes.

- Paula: no los veo.

- Diana: es su especialidad.

- Guillem: como su mejor amiga nos ayudará a organizar nuestra boda.

- Diana: con gusto, debe ser antes de que mi embarazo esté en los últimos meses, o después de dar a luz.

- Guillem: escuchaste Paula, debemos apresurarnos.

- Paula: primero deberías pedir mi mano con mi padre, antes de hablar de boda.

- Guillem: no me necesitan, iré a ver al Barón.

- Paula: no vayas a molestar a mi padre, aún no he aceptado tu propuesta, solo me has dicho tu nombre. Dime algo más…

Antes de Guillem pueda hablar llegan a las celdas del palacio donde se encontraba Vanesa, apartada de los demás prisioneros, Paula les pide que esperen en la entrada, si necesitaba su ayuda, los llamaría ellos acceden, cuando Diana ve que su amiga se aleja lo suficiente interroga a Guillem.

- ¿Qué quiere de mi amiga? ¿Por qué no le ha revelado su identidad?

- Le aseguró que mis intenciones son serias, si no le he revelado mi identidad a Paula es porque no era conveniente, hace poco seguía casada.

- Le advierto que a mí no me importa su estatus, si la llega a lastimar de alguna manera, pediré que le corten la cabeza, no, yo misma lo buscaré y se la cortaré.

- No debe preocuparse, si la llego a dañar, ella es capaz de quemarme vivo.

Mientras ellos siguen hablando Paula llega a la celda de Vanesa, quien le gritaba nuevamente a los antiguos Duques.

- Las pociones fueron muy efectivas – menciona Paula acercándose a los barrotes.

- Tú eres la culpable de todo – Vanesa se pone de pie e intenta aproximarse a ella.

- Mira el antiguo Duque, viene por ti – enseguida se escucha el grito de Vanesa -, solo era una broma, te recomiendo no acercarte más…, no entiendo por qué me culpas de tus acciones… Si querías tener una buena reputación ante los Duques debiste poner empeño en tu educación, eres hija de un Vizconde, tuviste buenos profesores, por lo visto no te intereso aprender nada, es una lástima mira como terminaste, tu familia no tuvo otra opción que irse del Imperio en cuanto se esparcieron los rumores de tu locura y te abandonaron.

- No lo entiendes, ocupaste el lugar que me correspondía.

- No me esforzaré en explicarte más que fueron tus decisiones las que te trajeron aquí. En algún momento pensé que estaba bien que tuvieras el amor de Álvaro, que tuvieran hijos, y sean feliz, siempre que respetaras mi lugar, podíamos ser amigas, tu avaricia fue mayor.

Vine a darte una buena noticia – Paula sonríe -, seguiré siendo la Duquesa, Álvaro me suplico que no lo abandonara, no te alegra, es una lástima que mueras, me hubiera gustado que vieras los hermosos hijos que tendremos.

- No, no, no, Álvaro me ama a mí, no puedes seguir siendo la Duquesa.

- Te amaba, ahora te odia, no te preocupes lo cuidaré muy bien.

- Álvaro no me dejará sola.

- No escuchaste que él será el encargado de cortarte la cabeza. Es una lástima que no podre estar presente, tengo asuntos más importantes que atender, para disculparme, te traje un regalo – saca un frasco de su vestido y se lo muestra -, con esta poción ya no volverás a ver a los Duques.

- Quieres envenenarme.

- No sé por qué tienes ideas absurdas, porque me tomaría la molestia de envenenarte, cuando muy pronto morirás – Paula con cuidado lo deja en los barrones -, es tu decisión si lo tomas o no. Me voy Álvaro me espera afuera.

- Álvaro por favor ayúdame – comienza a gritar.

Cuando Paula sale le preguntan por qué Vanesa grita el nombre de Álvaro, ella les explica que le mencionó que él se encuentra en el palacio, y ella se desesperó, ya que, todavía tiene la esperanza de que él la ayude, al llegar a la entrada del palacio, se despiden.