La nobleza de Susan Fontaine era demasiado, tanto que por las relaciones familiares y el bienestar de su padre, ella le propuso casarse a Arturo Lacronte, el Presidente de la Multinacional más importante de la Región y prometido de su hermana, la dulce niña por cariño a su padre le propuso estar casados durante un año y es que una de las razones es que Arturo Lacronte según su madre no puede enojarse con la familia Fontaine de lo contrario sus empresas desaparecerán. El padre de Susan estaba muy enfermo, un infarto lo había dejado en cama, todo por descubrir a su hija mayor envuelta con su amigo que bien podría ser su padre, incluso Gabriela Fontaine se había escapado con su amante tres días antes de su matrimonio con Arturo Lacronte, pero Susan no podía permitir que su padre sufra más, por ende ella llegó a un acuerdo con Arturo Lacronte, por supuesto la familia había ocultado del poderoso hombre la verdadera razón por la cual se convertirá en la noble esposa del Presidente.
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CAPITULO 16
Susan había vuelto en la casa de Daniela, no quería preocupar a su madre, la joven presentía que a su madre le interesaba los asuntos con Arturo, además no quería preocuparle más, ya bastante tenía con la lenta recuperación de su padre, hombre al que solamente entraba a ver cuándo estaba dormido.
La media noche había llegado, Susan salió al patio, la casa de la familia de Daniela era imponente, no tanto como la Villa de Arturo, pero tenía sus encantos, su amiga había salido en una cena de negocios, así que la soledad era su única compañía, el viento Norte soplaba con fuerza, la frescura la hizo estremecerse, pero se había quedado allí hasta que el suelo quería vencer a la mujer, ella pensaba que su hermana y Arturo la estaban pasando muy bien y aquello a ella le gustaba, solo quería que su hermana fuera feliz.
Un mes había pasado, y 4 meses de matrimonio, después de aquella noche, Susan no había vuelto a ver a Arturo, supo que una de sus empresas estaba pasando por una pequeña crisis, por supuesto Gabriela también se había ido con él.
Susan ahora vive con Daniela en un departamento - ¿Por qué te compras un departamento, si vas a tener miedo para vivir en ella?.
— En lugar de estar aquí quejándote porque no te pones a averiguar dónde están Arturo y Gabriela, deberías de demandar a Arturo por abandono a la Familia - Daniela había mostrado una sonrisa perversa.
— Eh - Susan parecía volverse tonta - ¿Con qué argumento yo haría eso? - la joven cerró el libro de un Romance Sobrenatural que estaba Leyendo en la Aplicación de NOVELTOOM, la historia se titulaba ALFA HADES.
— No ves que ha abandonado a su hijo - Daniela saco al pequeño y no tan pequeño Jack colocando al cachorro por encima del Sofá.
— Deja de decir estupideces - Susan había sonreído llevando a Jack en sus brazos.
— No son estupideces, son padres de Jack, deberías de pedirle manutención, tú no has gastado ni un jodido centavo de su dinero en 4 meses de matrimonio, debería de indemnizar su abandono.
— Daniela ¿Estás borracha? - Susan se contuvo para no reír a carcajadas.
— No, hoy estoy siendo realista, lleva un mes fuera de la ciudad, supongo que ya te has vuelto virgen, porque el hombre te tiraba cada noche.
— Basta Daniela - Susan le tapo los oídos al cachorro.
— Esa historia que estás leyendo, bueno en esa Historia, el Líder finge su muerte para proteger a su esposa y su cachorro, ah, incluso ellos no estaban destinados para estar juntos, y al final se aman más a que a nadie, entonces no es imposible que tú y Arturo terminen juntos amándose y dándome muchos - Daniela había guardado silencio inmediatamente al darse cuenta de lo cerca de que estuvo de decir algo que para Susan era imposible.
— ¿Qué ocurre Daniela? - Susan no era estúpida, supo de inmediato que Daniela había evitado decir que tengan muchos hijos para que la llamen tía, por supuesto que conoce a su amiga.
— No es absolutamente nada, iba a decir una imprudencia, y como Jack aún es pequeño, mejor guardo silencio, lo mejor será que nos vallemos a dar una vuelta.
— ¿Tú no tienes que trabajar? - Susan tenía una mirada sospechosa.
— No, mi padre me adora, así que él me dará todo su dinero - Daniela al darse cuenta de la mala mirada de Susan se retractó de manera inmediata - Es broma, hoy a la tarde iré a la Empresa, la Tía Gema quiere que almorcemos con ellos hoy, tú sabes que el tío ya está bien así que prefiero acompañarte a ir allí.
Una hora después dos mujeres en compañía de un cachorro llegaron a la Mansión Fontaine, Susan sintió que su corazón martilleo fuertemente al observar a su padre sentado en el sofá, además a él no le gustaban los cachorros.
— Padre, volveré en un momento - Susan iba a sacar a Jack afuera.
— ¿Dónde está tu marido? - Gabriel Fontaine tenía una mirada severa, Gema y Daniela se mantuvieron al margen.
— Él está resolviendo un inconveniente en una de sus empresas, está fuera de Inglaterra.
— ¿La cervecería? No, no va a ser por qué esa está acá, ¿La Fábrica de vinos en Chile?, ¿Cancún y sus hoteles? ¿Uruguay?, ¿La Carne que exporta de Paraguay? Son muchas empresas Susan ¿Cuál tiene problemas? - La pregunta de su padre le había dejado en claro que ella no conoce absolutamente nada de Arturo, es más, ella ni siquiera sabía que tenía tales Empresas extranjeras, bueno si sabía, pero no sabía que eran de esos productos.
Se sentía en el Aire la atmósfera, Susan no supo que responderle a su padre, Jack ladró aquello si asustó a Susan, que ya estaba esperando el regaño de su padre.
— Mejor no me estreso por ti, vayamos a almorzar, tengo hambre - Gabriel se había puesto de pie dirigiéndose al comedor, Susan iba a dejar al perro afuera - No te he dicho que lo lleves Susan, puedes hacer el favor de dejarlo allí y venir a comer - Gabriel Fontaine tenía una voz dura.
— Si papá - Susan no había sido regañada, Gema le tocó su espalda a su hija y fue por la comida, desde que Gabriel había enfermado ella se había encargado de la limpieza y la comida no quería generas gastos excesivos, así que fue más fácil.
— ¿Por qué no tenemos sirvientes? - Preguntó Gabriel.
— Mientras estabas enfermo para no aburrirme decidí hacer los quehaceres yo misma - Gema bajo la Charola y el olor del cerdo asado hizo gruñir el estómago de Susan.
— ¿Hace cuántos días no comes niña? - Preguntó su padre - ¿Daniela no estás alimentando a mi hija?.
— Tío, como se te ocurre - Daniela también se mostró más suelta, la comida había pasado con total tranquilidad, aquello para Susan fue raro, Arturo no a volvió a ser mencionado, tampoco Gabriela.
Ambas jóvenes habían vuelto al departamento, Daniela se había dirigido a la Empresa de su padre y Susan se había quedado a solas, siendo las 2 de la tarde el timbre había sonado, Susan que estaba viendo la Televisión frunció el ceño, no sabe quién podría ser, pero se reprendió mentalmente si para saber quién era, debía de ir a abrir la puerta.
La joven retrocedió al momento de abrir la puerta, aquella intensa mirada hizo temblar su pequeño cuerpo - ¿Tú estás casada con Daniela? - Arturo Lacronte estaba por delante de ella, su estado de ánimo parecía ser pésimo.