Ella lo ama a pesar del a gran diferencia de edad.
Él solo la ve como su hermanita menor.
¿Podrá triunfar el amor?
Para quienes han leído Rosas Amarillas esta es la historia de Cameron y Lizet desde que la llama creció en el corazón de una pequeña adolescente.
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En la noche
Las gemelas se veían preciosas en brazos de sus padres, los payasos animaban la fiesta y la familia celebraba aun con la ausencia de la Collins más pequeña.
Cameron estaba en una de las reposeras observando como la gente iba y venía dejando regalos o jugando con burbujeos, cada tanto su mirada esperanzaba se dirigía a la entrada cuando se anunciaba la llegada de un invitado, seguía albergando la esperanza de que Lulú decidiera aparecer, pero a medida que las horas avanzaban sus ánimos fueron decayendo.
La fiesta llego a su fin poco a poco los familiares y amigos se despedían de Alma que como siempre regalada una hermosa sonrisa, esa que hacía a Lion suspirar mientras la observaba desde lejos.
-Deberías limpiarte la baba- la voz grabe de Cameron lo obligo a voltearse-
-Qué esperas, es hermosa- sonrió.
-Lo es –dijo Cameron con naturalidad- deja de clavarme los ojos pareces querer asesinarme. Soltó sin ver Lion sabía perfectamente que sus palabras harían surgir al enfermo de los celos de su amigo.
Lion rodo los ojos y volvió a ver a su esposa que contoneaba sus caderas con gracia hacia él-
-Que miras preciosos- Alma acaricio el rostro del empresario-
-A ti princesa- Lion tomo la pequeña cintura de su mujer y la beso-
El carraspeo improvisado de Cameron los obligo a separase.
-Creo que mi tiempo aquí a llegado-
-El nuestro también hablo Elizabeth acercándose con Antoan que no se despegaba de ella desde que accedió a darle una oportunidad.
-Antes de irte necesito hablar contigo Cameron, mañana es la reunión con los inversionistas de Japón y debo mostrarte unos papeles- Lion hablo aun sujetando a su mujer.
-Claro, - Cameron asintió
-Ustedes los hombres solo piensan en negocio- Elizabeth sonrió al ver como Alma le daba la razón afirmando.
-Déjalos amor, son jóvenes exitosos deben trabajar- Antoan miro a Lion y le guiño un ojo, allí estaba el padre que siempre necesito y recupero a hace unos años.
-Acompáñanos papá, podrías darnos unas ideas.
-Por supuesto- Antoan beso la frente de su esposa y los siguió al despacho.
-Creo que quedamos solas- afirmo Elizabeth.
-Qué opinas de unos tragos- sonó divertida Alma.
-Pensé que nunca lo ibas a sugerir. Elizabeth abrazo a Alma y ambas mujeres caminaron apresuradas hasta la concina riendo.
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Luego de un par de horas, Antoan y Elizabeth se despedían de la pareja para subir al Lamborghini azul que los esperaba afuera.
-Estas cansada amor- Lion beso el cuello de su esposa sintiendo como se estremecía.
-Para nada- Alma sonrió.
-Amo cuando bebes con mamá te vuelves más atrevida- rio fuerte, atrayéndola a su cuerpo, mientras ingresaban a la sala.
-Perfecto, deja todo listo para mañana- Cameron colgó el teléfono y se acercó a la pareja.
-Ya hablé con Marcus, no hay de qué preocuparse, para mañana estarán los contratos redactados.
-No sé qué haría sin ti- Lion palmeo el brazo de Cameron.
El timbre sonó y los tres se miraron sorprendidos, eran pasada la media noche, quien iría tan tarde. -
Vieron pasar apresurado a Pierre que fue atender. Desde donde estaban no alcanzaban a ver quién era la visita solo pudieron escuchar al mayordomo.
-Que agradable sorpresa, los señores estarán felices. Un ruido de tacones resonó en la sala, los tres veían a la puerta atentos.
Lizet caminaba sonriendo, aun sus ojos estaban clavados al suelo.
Cameron presencio la escena en cámara lenta, la hermosa mujer frente a sus ojos llevaba uno pantalón negro perfectamente ajustados a su cuerpo, una remera rosa que dejaba entrever sus pechos turgentes y sobre sus hombros caí delicadamente una campera negra con detalles delicados.
Lizet levanto el rostro, esa sonrisa brillante que mostraba sus dientes perfectos, sus ojos verdes estaban celestialmente delineados dejándolos sensuales al punto que obligaron a Cameron a soltar todo el aire contenido.
Ella había vuelto, más hermosa, aún más perfecta.
-Zopenco –soltó juguetona.
-¡¡Oh por Dios!!- grito Alma cubriendo sus labios y dejando escapar una que otra lagrima.
-¡¡Lulú!!- grito Lion que corrió por la sala como un niño, para tomar a su hermana por la cintura y girarla. La cartera Louis Vuitton de mano cayó al suelo, pero a ninguno le importo,
-Llegaste, creí que te habías olvidado de nosotros, niña mala- Lion sostenía el rostro de su hermana feliz. La cabellera larga negra ahora estaba cortada en capas y caía sobre los hombros como una suave cascada-
-Bueno pedí permiso, deseaba ver a mis princesitas, serán solo unas horas, mañana debo volver. Dejo ver un falso puchero para convencer a su hermano mayor
Lion retrocedió y tenso el rostro- Un año que no te vemos y tu solo vienes por unas horas. Cruzo los brazos sobre el imponente pecho.
-Autch- restregó su cabeza por el golpe recibido-
-Lion Collins no molestes a mi hermanita, al menos vino a vernos y aprovecharemos el tiempo que este aquí- Alma camino hasta Lizet y la abrazo.
-Te extrañe Lulú, no sabes cuánto. Alma no podía contener las lágrimas de felicidad, esa niña era un cascabel que rodeaba a su familia y se estaba convirtiendo en una esplendorosa mujer.
-También te extrañe- Lizet cerro los ojos abrazando a Alma, que ahora quedaba unos centímetros más baja que ella.
Cuando abrió los ojos su pequeño bolso de mano, se balanceaba frente a sus ojos.
-Volviste pequeña- la voz ronca y profunda la dejo aturdida- Alma sonrió y se alejó para darles espacio.
-Cameron es bueno verte, sus ojos verdes brillantes lo miraron sin emoción y el empresario no dudo en abrazarla como si quisiera romperla. Sintió como el cuerpo de Lizet se tensó entre sus brazos, pero poco a poco se relajó.
-Sé que aún está molesta, pero la contentare. -se dijo mentalmente.
Lizet aclaro su garganta y empujo suavemente a Cameron que la miro desconcertado.
-Alma podría ver a las niñas, vine por ellas- remarco, mirando fijamente los ojos negros de Cameron- las extrañe demasiado.
-Claro- Alma tomo la mano de Lizet y juntas caminaron al cuarto de las niñas.
Cameron no se movió del lugar, siguió la silueta de Lizet perdiéndose en el pasillo, era como una perfecta ilusión, como quien por mucho tiempo, recorrió el desierto, para ser preciso un maldito año de tortura, y ahora frente él estaba ese sublime oasis.
-Carajo, mi hermana sí que creció- Lion lo despertó sosteniéndolo en un abrazo.
-Si, se ve hermosa- dejo salir sin pensar-
Lion observo a Cameron y volvió a mirar hacia donde su hermana y su esposa caminaron.
-¿Qué haremos Cameron? nuestra pequeña creció
Cameron no pudo hablar, aun tenia en su cuerpo la sensación de hormigueo de haber tenido a lulú en brazos, aun podía disfrutar de su dulce aroma.