Te daré un millón de dólares por pasar 30 días con tu mujer- dijo con ese tono altanero que lo caracteriza desde el primer día que lo escuche hablar.
Debes estar loco- contesto mi esposo sin dudar un solo segundo.
Acepto- dije recibiendo las miradas de todos los presentes. Quizás nadie lo entendería pero era la única manera de salvarla y darle todo aquello que luego de la operación necesitaría.
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capitulo 7
Narra Cassidy
la noche se hizo para dormir, pero no pude pegar un ojo. Por alguna razón que desconocía y que quizás le daba demasiada importancia, un hombre aparecía en mis sueños y eso me aterraba, ya que, jamás me había pasado algo así. A eso también se le sumaba que Hannah por primera vez en su vida hablaba en sueños, así que a mitad de la noche me levante de mi cama y me dirigí a su cuarto acostándome a su lado para que no se sintiera sola. No entendía una sola palabra de lo que decía, pero por momentos una lágrima corría por su carita y a mí me partía el corazón.
Hoy desayunaríamos en el hotel, así que a eso de las 8 me fui a bañar y me prepare. Desperté a Antony qué últimamente tenía el sueño tan pesado que no escuchaba nada y mucho menos me sentía cuando me levantaba, luego desperté a Hannah y la cambie.
Bajamos cuando recién estaban terminando de acomodar las mesas del restaurante del hotel, no éramos los únicos que desayunaríamos ahí, estos días habíamos salido temprano así que terminábamos comiendo algo en la calle, pero para hoy el paseo era una playa e iríamos más llegando el medio día, así que podíamos tomarnos nuestro tiempo.
La moza se acercó con una jarra de café y le pedí una leche para mi pequeña, sus medicaciones eran fuertes así que siempre debía tomarlas con el estómago lleno. Mientras esperábamos la leche de Hannah, nos levantamos para ir a la gran mesa donde se servían diversas cosas, desde facturas y tortas hasta fruta. mientras elegíamos con mi niña que comeríamos empecé a sentir una mirada penetrante en mi espalda, no dude en darme vuelta y revisar todo el lugar, pero no encontré nada, solamente había familias y parejas hablando entre ellas. Quizás me estaba sintiendo un poco paranoica, así que una vez que nuestros platos tenían lo que íbamos a desayunar, volvimos a la mesa donde Antony nos esperaba para levantarse él a buscar lo suyo.
Ayude a Hannah a cortar en pequeños trozos las frutas qué se había elegido, al no consumir mucha azúcar, ella siempre prefería manzanas, peras y bananas y esta vez también se había traído una naranja así que pele todo y se lo corte para que pudiese empezar a comer.
El auto va a estar listo en poco tiempo ¿preparaste lo que llevarán a la playa?- me dijo Antony con voz tranquila mientras tomaba su café.
Ya todo está listo- le contesté terminando de comer la porción de tortas qué me había traído.
¿adónde vamos papi?- pregunto Hannah mientras una gota de jugo de naranja caía de sus labios.
Iremos a pasear preciosa, pero no hables con la boca llena o mancharás esa hermosa remera que tienes- le dijo suavemente, a veces él podía ser muy considerado.
Ella asintió con la cabeza y termino de tomar su desayuno. Nos levantamos para ir a buscar los bolsos a la habitación y cuando íbamos por el Lobby del hotel lo vi, estaba parado de espalda con los codos apoyados en el mostrador de la recepción, parecía un adonis y yo daba gracias a todos los dioses que siempre había sido muy disimulada para mirar. Otra vez tenía puestos los anteojos así que no podía ver los ojos ni a quien miraba, aunque por la forma que nos seguía con la cabeza no necesitaba saberlo.
Nos paramos frente al ascensor y mi corazón latía a mil, podía sentir su mirada en mi espalda y un escalofrío recorría toda mi columna vertebral. Antony debe haberse dado cuenta de que algo estaba sucediendo porque intento poner nuevamente su mano en mi espalda, al igual que ayer mientras mirábamos a los niños de coro y hoy al igual que ayer sutilmente se la saqué. Aunque por el reflejo del espejo del ascensor pude ver que él volteaba a ver a ese hombre y lo miraba de manera desafiante ¿acaso sentía celos de un desconocido? No iba a darle demasiada atención a ese asunto, así que subí tranquila y luego de unos minutos volvimos a bajar para irnos del hotel a nuestro paseo programado.
Después de casi una hora de viaje llegamos a una playa muy hermosa y tranquila. Hannah portaba una hermosa malla enteriza rosa con diversas flores estampadas y un volado a la altura de la cintura, también tenía una gorra haciendo juego con los colores y un balde con diversas palas para hacer castillos de arena. Antony tenía un short hasta las rodillas y una remera que le quedaba suelta, mientras que yo me había llevado un bikini de color negra qué había comprado en las últimas vacaciones. Siendo honesta me compré ropa después de bajar de peso, pero por alguna razón el bikini aún me quedaba perfecta así que no vi la necesidad de comprarme otra.
La playa tenía unas pequeñas carpas con mesa y sillas para pasar el tiempo, pero mientras Antony se quedaba allí, nosotras nos íbamos más cerca del agua a hacer esculturas de arena. Antes de llegar llené de protector solar la piel de Hannah y la mía, así que podíamos pasar un rato jugando sin preocuparnos por el sol. Esperábamos almorzar temprano, para luego poder meternos en el agua y disfrutar de un buen día de descanso, hoy no habría paseos en locales, ni plazas ni nada de eso. Hoy sería todo juegos en la arena.
Mami ¿con quién esta papi?- me dijo mi pequeña sacándome de mi momento artístico creando un castillo.
Mire para donde estaba nuestra carpa y la verdad no tenía ni idea quién estaba de espaldas a nosotras, aunque parecía raro que con el día de calor que hace, esa persona esté con ropa oscura y en una playa.
La verdad no sé cariño, pero después papa nos va a contar seguramente- le dije llamando nuevamente su atención a seguir jugando.
Luego de un rato más, me acerque a ella para tomarla en brazos y llevarla conmigo a comer algo, ya que, había visto la seña que Antony había hecho avisando que estaba todo listo. Cuando tomamos asiento pude notar una actitud rara en él y aunque moría de ganas de preguntarle con quién estaba hablando, preferí esperar a que él en algún momento me contará.
Esta noche cenaremos con alguien- dijo en tono serio.
¿Con quién?- le pregunte mirándolo fijamente. No conocíamos a nadie acá como para que nos hayan invitado. Tenía un muy mal presentimiento sobre esto y la cara de Antony quién ni siquiera cruzaba mirada conmigo ni contestaba mi pregunta me daba peor espina.