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Irina: ¡Esta Villana No Se Dejará Matar!

Irina: ¡Esta Villana No Se Dejará Matar!

Status: Terminada
Genre:Escuela / Comedia / Brujas / Reencarnación / Mundo de fantasía / Completas
Popularitas:5k
Nilai: 5
nombre de autor: Stephanie_$77

Reencarné como la villana y el príncipe quiere matarme. Mi solución: volverme tan poderosa que nadie se atreva a intentarlo. El problema: la supuesta "heroína" es en realidad una manipuladora que controla las emociones de todos. Ahora, debo luchar contra mi destino y todo un reino que me odia por una mentira.

NovelToon tiene autorización de Stephanie_$77 para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

La Máscara de la Dama Blanca

La capa blanca se convirtió en su segunda piel. Con el rostro oculto bajo una capucha, "la Dama Blanca" no solo recorría los barrios pobres; ahora también se deslizaba en audiencias privadas con nobles de mente abierta o incluso se presentaba ante el consejo real en sesiones cerradas. Su voz, modulada para sonar más madura y etérea, exponía ideas que dejaban a todos boquiabiertos.

Propuso sistemas de acueductos y alcantarillado para las ciudades, basándose en vagos recuerdos de infraestructura romana y moderna. Diseñó molinos de viento más eficientes para moler el grano. Sugirió reformas en los impuestos para aliviar la carga a los campesinos y gravar ligeramente el comercio de lujo. Cada idea era revolucionaria, práctica y demostraba una comprensión profunda de la economía, la ingeniería y la sociología que no tenía parangón.

Los nobles, el Rey y su propio padre asentían, impresionados. Todos sabían, por supuesto, que tras la capa estaba Irina. Pero respetaban la farsa. Era más fácil para una "consejera misteriosa" introducir cambios radicales que para una niña de diez años, por más prodigio que fuera. Era un juego de sombras que beneficiaba a todos, y Irina lo jugaba a la perfección.

Mientras su mente moldeaba el reino, su cuerpo y su espíritu se perfeccionaban. A sus diez años, Irina era ya una fuerza de la naturaleza.

· Boticaria: Su laboratorio secreto estaba lleno de pociones que iban desde curativas hasta... otras más cuestionables, guardadas bajo llave.

· Combate: Podía desarmar a un guardia adulto en segundos usando solo jiu-jitsu adaptado, y su esgrima con Alexander era un baile mortal de igual a igual.

· Magia: Dominaba los elementos con la facilidad con la que otros respiraban. Y en lo más profundo de la noche, en lugares aislados, practicaba la magia prohibida. No para el mal, sino para entenderla, para tenerla como último y definitivo recurso. Creaba escudos de sombra que absorbían el sonido y la luz, y hechizos de sugestión que podían nublar la mente de un oponente por unos segundos críticos.

Y en medio de esta vida de dobles identidades y poder en aumento, su corazón era su campo de batalla más confuso.

Con Elías, sentía una paz y una felicidad que no necesitaba explicaciones. Cuando él visitaba, su risa fluía libre, y sus conversaciones eran un torbellino de ideas y sueños compartidos. Un cosquilleo cálido en el pecho, una sonrisa tonta que no podía contener... eran señales que su mente adulta reconocía, pero que su corazón de niña aún temía nombrar.

Con Alexander, la cosa era más compleja. El odio y el miedo al verdugo se habían disuelto, reemplazados por un respeto profundo y un cariño genuino. Lo veía como su compañero de batalla, su aliado más confiable. Su presencia era familiar y segura. Pero cuando Alexander se ponía tenso y posesivo durante las visitas de Elías, Irina sentía una leve irritación. Él era su prometido por contrato, sí, pero esa actitud chocaba con el espíritu libre que ella había cultivado con tanto esfuerzo. Lo quería, pero no como un objeto que se reclama.

Una tarde, después de que Elías se marchara, Alexander se acercó a ella en el jardín.

"Pareces...disfrutar mucho de su compañía", dijo, intentando sin éxito que sonara a comentario casual.

Irina suspiró, mirando el horizonte. "Elías es un buen amigo, Alexander. Es fácil hablar con él."

"¿Y conmigo no?",la pregunta salió más abrupta de lo que pretendía.

Ella lo miró, y por primera vez, no vio al príncipe serio o al guerrero, sino a un chico inseguro.

"Contigo es diferente",dijo con suavidad. "Tú eres... mi compañero. Mi espada. Eso es invaluable." Era la verdad, pero al decirlo en voz alta, se dio cuenta de que era una verdad que dejaba fuera el calor, el cosquilleo, la felicía simple.

Alexander asintió, pero su expresión era ambigua. No era la respuesta que quería escuchar.

Irina se dio la vuelta, su capa blanca ondeando suavemente. Tenía un reino que mejorar, habilidades que perfeccionar y dos príncipes que, de maneras muy diferentes, ocupaban un espacio en su vida. La niña que solo quería sobrevivir ahora tenía demasiado que perder, y demasiado por lo que vivir. Y la elección más difícil ya no era cómo evitar una espada, sino a qué corazón darle el suyo.

Irina, envuelta en su capa blanca, recorría un barrio marginal en las afueras de la capital, un lugar tan pobre que ni siquiera sus esfuerzos habían logrado alcanzar por completo. Llevaba hierbas medicinales y pan para una familia cuyo hijo estaba enfermo. Estaba acostumbrada a la pobreza, a la lucha diaria. Pero hoy era diferente.

Mientras se acercaba a la destartalada choza, vio algo que la paralizó. Dos guardias de la corona, con los emblemas de la autoridad real, estaban frente a la vivienda. Uno de ellos, con una sonrisa cínica, arrojaba al suelo la pequeña bolsa de monedas que la familia probablemente había ahorrado con un esfuerzo sobrehumano. El otro empujaba con desdén al padre, un hombre demacrado y tosío, que suplicaba de rodillas.

"¡El impuesto es el impuesto, viejo! Si no tienes para pagar la 'tasa de protección de la corona', te echamos. Es la ley."

Irina sintió una oleada de frío furor. Esto no era pobreza; esto era opresión. Esto era la corrupción que se alimentaba de los más débiles, usando el nombre del rey, el nombre de la estabilidad por la que ella misma luchaba.

Sin pensarlo, se interpuso. Su capa blanca era un estandarte fantasmal en la miseria.

"Basta."

Su voz, aunque joven, resonó con una autoridad inesperada. Los guardias se giraron, sorprendidos.

"¿Y tú quién eres,mocosa? Lárgate."

"Ustedes no representan a la corona", dijo Irina, con una calma peligrosa. "Representan su propia avaricia. Recojan ese dinero y váyanse."

Los guardias se rieron. "¿Y quién va a obligarnos? ¿Tú?"

Fue entonces cuando Irina cometió un error. En su ira, olvidó su personaje. Con un movimiento demasiado rápido para que lo vieran, uno de los guardias se encontró de pronto con los nudillos de su propia armadura apuntando contra su propia garganta, mientras una fuerza invisible lo inmovilizaba. Fue un simple, pero efectivo, hechizo de control corporal de nivel básico... pero era magia. Y no era la magia elemental de un sanador.

El otro guardia desenvainó su espada. "¡Brujería!"

El momento se congeló. Irina se dio cuenta de su error. Había revelado una fracción de su verdadero poder. Con un suspiro mental, liberó al guardia, quien cayó al suelo tosiendo.

"No es brujería. Es justicia", dijo, intentando recuperar el control de la situación. Pero la semilla de la sospecha ya estaba plantada. Estos hombres no eran nobles educados que jugaran al juego de la "Dama Blanca". Eran matones supersticiosos.

"La Dama Blanca... no es una sanadora", murmuró el guardia que había sido liberado, mirándola con una mezcla de miedo y odio. "Es... algo más."

Antes de que la situación escalara, el sonido de una patrulla cercana hizo que los dos guardias corruptos, recuperándose de su sorpresa, maldijeran y huyeran, dejando atrás el dinero y a la familia aterrorizada.

Irina ayudó al padre a levantarse, su corazón latiendo con fuerza. Le entregó las hierbas y el pan, pero la gratitud en los ojos del hombre estaba ahora mezclada con un temor reverencial.

"Gracias, mi Dama... pero... ¿qué fue eso?"

"No se preocupe por eso. Solo cuide de su familia", dijo Irina, sintiendo que su máscara de bondad sencilla se resquebrajaba.

Al regresar al castillo, la ira se convirtió en una fría determinación. Sus hospitales y escuelas eran un parche. Había una enfermedad mayor en el reino: la corrupción que se filtraba desde dentro, el abuso de poder que usaba la "ley" como un garrote. Y la había enfrentado con el tipo de poder que más podía asustar y alienar a la gente común.

Esa noche, miró por la ventana de su habitación. Había visto la oscuridad no solo en los monstruos y los bandidos, sino en el corazón de los hombres que debían proteger. Y había usado una sombra de su propio poder para combatirla. La niña que quería ser una heroína luminosa se daba cuenta de que, a veces, para proteger la luz, había que adentrarse en la penumbra. Y que su viaje era mucho más complicado de lo que había imaginado.

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Nita S.R
Ya quiero leer la nueva temporada.
está historia me hizo recordar los procesos que muchos pasamos 😭😭
Monica Defalco
excelente!!!!!
Maria Phia
Me encantó! Ahora espero ansiosa la segunda temporada!! 💪
Alejandra Gonzalez
me gusto mucho, espero que luego salga la segunda temporada, felicitaciones al autor, mucho éxito en todo
Tania Sierra Galindo
Necesito esa temporada
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