Rindiendome A Tu Piel

—¿Qué te asombra querido amigo?.

preguntó Itzel satisfecha.

—Estás jugando con fuego.

Advirtió Will

—Sabes que cuando se trata de dominar no me importa si es mujer o hombre, ¡pero te diré que Jhordan tiene buen gusto! Es respetuosa, acata órdenes, recibe lo que le quieres dar y tiene resistencia.

¡Entre sabores! Tiene dulce hasta el más ostentoso deseo, ¡te incita a probar! Será una buena dominante, lo necesita si ama a ese chico.

Dijo Itzel acariciando el cabello de Isabel.

—¡Otra cosa! Hoy cierta niña atrevida que ha sabido camuflajearse con las ganas de saber si su prima está bien, con buenas artimañas, ha venido, comprendo tu obsesión, bajo ese vestido hay potencial, tiene un buen trasero como para azotarlo a tu gusto.

Dijo Itzel, mirando fijamente a Will.

Will se tensó e Itzel se carcajeó.

—Amigo estás jodido, ¡asúmelo!! Y no le hagas daño. Esa niña es más dueña que tú del harén, no haces nada sin que ella primero lo sepa. ¡No la vayas a perder! Es una buena chica, deja el pasado atrás, las cosas pasan y ya. Por ahí me dijo Dalís que Vannesa tenía novio, ¡que desperdicio! Haz algo porque te vas a arrepentir.

Will bufó y cambió el tema.

 —Yo no vine a recibir tus sermones, vine a informarte que todo lo que pediste está listo, no hay escenario, pero sí quedó listo para el espectáculo. Ya verás el trabajo que te hizo Vannesa.

—Lo dicho, ¡sin ella eres polvo!

dijo fría, decepcionada de su amigo.

Will, furioso y frustrado otra vez, dejó la bolsa en la mesa y salió azotando la puerta.

—Tu prima, es el huracán que atormenta su vida.

dijo colocándose de pie.

Isabel solo hizo silencio, ¿será que de verdad, su prima olvidó lo ocurrido y él no la ha olvidado? Y, ¿entonces qué pasará con Alicia?

Cuando Will caminaba por el pasillo, vio a Vannesa al teléfono, iba decidido a descargar su enojo con ella. Al estar cerca, la escuchó llorar hablando con alguien, alcanzó a escuchar cuando ella insultó en medio de lágrimas a la persona del otro lado de la línea. Sin embargo, no decía nombre, Will se enojó de gran manera imaginando que el novio que él no sabía que existía se atrevía a lastimarla.

“No la quiero lastimar yo” y lo está haciendolo otro, dijo para sí mismo.

Sin medir las consecuencias, loco por los celos, se le acercó por la espalda. Una mano la pasó por su cintura, mientras con la otra le arrebató el celular. Cuando se lo acomoda en su oído, escucha que es Dalís, su madre insultándolo es a él.

Con ímpetu sonrió, ya que todo era su imaginación, su alegría fue tanta, que bajó la cabeza al cuello de Vannesa inhalando ese olor que lo torturaba tanto. Colgó la llamada, dejando a Dalis con la palabra en la boca.

Volteo el cuerpo de la chica y se apoderó de esa boca que lo incitaba a pecar.

Vannesa correspondió con él besó, pues, estaba muerta de amor por él. No lo podía negar, entre besos él la levantó, haciendo que Vannesa enrolle sus piernas a su cintura. Will la estampó contra la pared. El golpe fue tan feroz que Vannesa jadeó. Will aprovechó para meter su lengua en la boca de ella para recorrer cada espacio.

Sus manos tenían vida propia, acariciando por todos lados. Ella se dejó llevar, su cuerpo no respondía sino a él.

En medio del sofocante encuentro, el celular de Vanesa sonó y eso los trajo a la realidad.

Will se desprendió del beso.

—Dime que es mentira que tienes a otro hombre en tu vida.

Dijo con la respiración agitada por el feroz beso.

—Dijimos que debíamos darme la oportunidad con otra personas y lo estoy haciendo, vi que tu miraste a Alicia diferente a otras mujeres deberías hacer lo mismo,

 ya que no podemos ser felices por culpa del pasado.

Dijo Vannesa, con mucho dolor en su corazón.

El interior de Will se estremeció y no pudiendo más con la culpa, le dio un beso en la frente y la abrazó fuerte. Después de soltarla se fue en silencio sin decir nada. Allí quedó ella, mirando por dónde él se iba.

Cuándo Will llegó a la mesa, Sebastian y Lila lo quedaron mirando, pues lo conocían demasiado bien: esa cara, esos labios y esas ganas inmensas de matar tienen nombre y apellido.

Will miró a sus amigos como diciendo, «no pregunten lo que es obvio». Después de un largo rato en silencio, Will dijo.

—¡Vamos a las mazmorras!

Alicia estaba mirando lejos, se sentía ridícula, no sabe como se dejó convencer de Isabel, ahora ella se fue con el drama de Jhordan y ella acá ignorada por Will.

Will vio que Alicia estaba pensativa, se acercó a ella y la tomó por el mentón.

—¿Escuchaste lo que dije?

Preguntó Will.

Alicia sacudió su cabeza.

—¿Me hablas?

Preguntó.

—Que vayamos a las mazmorras habrá un espectáculo te encantará.

Dijo Will ofreciendo su mano para que Alicia la tomará.

Alicia tomó su mano y caminó en compañía de él, con una gran sonrisaen su rostro.

Vannesa observó desde la distancia.

Sebastian y Lila se quedaron mirando, no creyendo lo que sucedía. Ellos no dijeron nada, se levantaron y junto a ellos se encaminaron a las mazmorras, mientras Lila y Sebastian caminaban detrás de ellos.

Lila observaba a Will mientras caminaba tomada de brazo con su novio, quería ahorcar a Will en ese instante, pero en ese mismo instante no le era posible, pero llegaría el momento.

Mientras tanto, en la oficina, Isabel se estaba vistiendo con lo que le había pasado Itzel. Al terminar, salieron de la oficina una al lado de la otra, ¡nadie lo podía creer!, así juntas bajaron a las mazmorras. Cuando llegaron, Isabel se quedó mirando hacia todos lados. Si bien era cierto que las mazmorras son un lugar basado en los años de siglo, también era una sala de tortura, pero elegante.

Alrededor había muchas sillas, en el medio había una mesa con varios grilletes, una silla que parecía la silla eléctrica, en un costado de este círculo. Había una cruz de San Andrés donde estaba una hermosa mujer desnuda, atada y agitada por la promesa de que lo mejor le esperaba; al lado de ella estaba Jhordan sentado en el piso esperando su castigo.

Isabel se sintió un poco mal por lo que estaba haciendo, luego recordó que la dejó sin mirar atrás y se volvió a llenar de dominio. Cambió esa mirada suave por una fría y siguió caminando.

 Llegaron al centro, Itzel se aclaró la garganta y dijo.

—Jhordan mira hacia arriba.

Él obedeció.

Quedó atónito cuando vio a Itzel y a Isabel cómo estaban vestidas, ya presentía lo que se avecinaba.

Itzel lo sacó de su aturdimiento cuando empezó a hablar.

—Buenas noches a todos. Como muchos sabrán hoy le he pedido a mi amigo Will, que me ceda este pequeño espacio. Primero fue por un motivo que a muchos les quedó muy claro.

Dijo Itzel, obteniendo la atención de todos los allí presentes