Cuando Llegaste

Gabriel Jhonson

Gracias a Dios por haber puesto a Jess en mi camino, todo con ella es más ligero, incluso los pensamientos suicidas que antes habitaban en mi mente han desaparecido.

No sabía que era un tipo tan apegado o incluso celoso, estos días ha recibido más flores y todavía no descubro quién las envió, incluso puse a Roberto contra la pared pensando que era él, un hombre más grande que yo, un solo puñetazo suyo me mataría.

Hace unos días Giulia me dio la idea de intentar traer a mi madre aquí a casa, dijo que sería bueno vivir en un lugar con movimiento, pero mi padre no lo logró lo que me dejó un poco triste, quiero mucho que mi madre sienta la sensación que estoy sintiendo, tengo ganas de vivir, de salir y de estar con mis amigos, me gustan las locuras de Jess, cuando se junta con Alda, Abby y Giulia mi casa tiene alegría y principalmente a Dios.

Mi novia me ha estado enseñando a orar y leer la biblia también y eso ha hecho que todo sea más llevadero.

Después de años encerrado en casa sin poner un pie en mi empresa, ahora estoy aquí poniéndome uno de mis trajes a medida que hacía mucho tiempo que no usaba y me voy a trabajar directamente a mi empresa junto a mi amigo y mi novia me ha dado todo su apoyo.

En la mesa del comedor donde antes solo estaba yo, ahora nos sentamos todos a tomar café como una gran familia, los guardias de seguridad también son llamados, pero algunos son muy cerrados, ya Cléber y Roberto se sienten como en casa y aunque son amigos de Jess y me dan todos los motivos para estar celoso, no lo estoy, confío en ellos, la miran con admiración no con lujuria o atrevimiento y mi mujer tiene una postura impecable, siempre educada y servicial.

Gabriel: ¿Quieres venir conmigo a la empresa?

Jéssica: Hoy ocúpate de todo y siéntete a gusto, pero cuando menos te lo esperes iré a visitarte.

Le di un pequeño beso que recientemente me regala con una sonrisa, le dio una cámara polaroid a Ana que se pasa las veinticuatro horas haciéndonos fotos, un amor de niña, me encantaría escuchar su voz, pero como dice Jessica todo a su tiempo.

Gabriel: Vamos pequeña que si no llegaremos tarde.

Ana: sí tío.

Y salió corriendo de la mesa.

Gabriel: No corras Ana bueno chicos me voy.

Salí de la mesa con Ana delante y Jess nos acompañó hasta el garaje.

Jéssica: Adiós mi pequeña pórtate bien y haz caso a tu tío ¿vale?

Ana: Vale mamá, te quiero.

Jéssica: Os quiero, buen trabajo amor.

Entré en el coche y arranqué escuchando las miles de canciones de Ana.

Minutos después ya estamos en la puerta de la escuela, bajé del coche y fui a sacar a Ana de su sillita.

Gabriel: Lista mi princesa.

En cuanto la puse en el suelo, corrió hacia Túlio y Taila que llegaban.

Taila: Pero bueno, ¡qué guapa estás!

Ana: Tú también tía.

Túlio: Y yo, ¿a mí no me hablas?

Ana: Hola tío.

Abrazó a los dos, Taila me saludó y entró con Ana.

Gabriel: ¿Qué haces aquí?

Túlio: Por si no te acuerdas, mi mujer trabaja aquí.

Me reí.

Gabriel: ¿Y desde cuándo consideras a la tuya esposa hasta....?

Túlio: Gabriel no me fastidies, ¿vale? Ayer vine y había un padre de un alumno tirándole los tejos y a partir de hoy vengo a traerla y a recogerla.

Gabriel: Ya entiendo, bueno, Jess dijo que si no la valorabas, otro lo haría, le gustará saber esto.

Túlio: ¿Y las flores que recibió ya sabes quién las envió?

Lo miré y le hice un gesto obsceno mientras subía a mi coche y cerraba la puerta con fuerza.

Gabriel: Idiota, ni siquiera sabe bromear.