Logan

—No tengo la intención de huir, si eso es lo que te preocupa, Henrique, no quiero morir, todavía tengo mucho que vivir.

—Me alegro de que pienses así, aquí solo tendrás placer, te entrenaré y serás mi adorado novio.

—Pero si me querías para novio, bastaba con que fueras a mi padre y me pidieras en matrimonio.

Fue entonces cuando mi mundo se vino abajo, supe que mi padre planeaba matarme por ser como soy, mi amada madre, la primera de la mafia francesa, lo descubrió y se puso en contacto con Henrique para pedir ayuda, ya que ella sola no podría salvar mi vida.

—Fue entonces, Logan, cuando me puse en contacto con tu padre diciéndole que yo podía hacerte un hombre, le dije que te daría un señor pasamanos en tus entrañas y verías que este es un lado muy difícil de ser, digamos, dado.

Mi propio padre planeaba matarme, qué infierno, cómo puede ser eso, no estoy enfermo, nací así, mi madre siempre me amó como soy, nunca necesité esconderme de ella, tanto que cuando encontró la cartita de un noviecito del colegio y le conté la verdad, ella me entendió y desde entonces me apoyó, pero cuando mi padre lo descubrió, por conversaciones de una de las empleadas de la casa, no lo aceptó, pero nunca pensé que planeaba matarme, qué hombre horrible y de carácter dudoso.

Sin alternativa, me vi obligado a agradecer al jefe de la mafia inglesa.

—No tienes que agradecer, mi querido, solo sé mi novio y pronto nos casaremos como manda la mafia.

Por alguna fuerza desconocida no tuve miedo de Henrique, al contrario, me siento atraído por él.

—Logan, más tarde hablamos, tengo que salir para resolver algunos asuntos de la mafia, descansa y no intentes huir, mis hombres están orientados a disparar a matar y sería un desperdicio perder un novio que pagué una dote cara para tener a mi lado.

Me acuesto en la cama suave y él sella mis labios con un beso rápido.

—Nos vemos más tarde, Logan.

Cuando él sale del cuarto, me doy la vuelta para intentar dormir, siento un dolor horroroso en la espalda, al fin y al cabo fui abatido por detrás, pero el dolor mayor está en mi corazón, que ahora sabe que no es querido por aquel que debería protegerme, sino que, al contrario, quiere matarme.

Mi preocupación es mi madre y mi hermana pequeña, espero que mi padre no intente nada contra ellas, estoy lejos y no podré hacer nada para ayudarlas.

Me cuesta dormir, y cuando me despierto siento que alguien está cortando con una tijera mi ropa, me doy la vuelta bruscamente y tengo mis labios tapados por una mano enorme, imposibilitándome gritar.

—Calma, Logan, soy yo Henrique, estabas durmiendo de lado y noté la herida en tu espalda, probablemente el palo que tu padre usó para golpearte tenía algún clavo, es preciso tratar esa herida si no es peligroso que mueras.

—Voy a abrir mi mano, voy a soltar tu boca y te quedarás quieto, ¿está bien?

Solo asiento con la cabeza y él libera mi boca.

—Henrique, tengo frío.

Siento al mafioso colocar su mano en mi frente.

—Esa no, estás ardiendo en fiebre, él corre hacia la puerta y grita por un nombre que escucho a lo lejos:

"Bernadete"

La joven señora entra en el cuarto y es orientada a llenar la bañera del baño del cuarto con agua fría para bajar mi fiebre. Mientras ella atiende a ese pedido, siento a Henrique desvistiéndome.

Él me toma en sus brazos y me lleva hasta la bañera de agua fría y me coloca con delicadeza:

—Logan, sentirás frío, pero es preciso bajar esa fiebre alta.

—Bernadete, llama al médico, mientras yo cuido de él.

—Señor, es preciso dejarlo por lo menos unos veinte minutos en el agua.

—Lo sé, ve querida y llama al dr. de la mafia.

Henrique se queda conmigo y va mojando despacio mi cabeza, siento frío que llego a temblar los labios.

—Calma, Logan, necesito dejarte aquí por un tiempo para que tu fiebre ceda.

—G... Gracias...

Algún tiempo después Henrique me baña y me saca de la bañera, me auxilia a secarme y a vestirme, al principio la parte de abajo de la ropa.

—Logan, acuéstate boca abajo, yo cuidaré de la herida de tu espalda.

Hago lo que él me pide y luego él termina de cuidar de la herida y me ayuda a vestir la camisa.

—Nuevamente gracias Henrique.

—No, no me agradezcas, me quedé preocupado por ti, Logan.

Bernadete, la gobernanta, vuelve al cuarto, con un señor bien simpático que deja su maleta en la cómoda y viene a examinarme, el Dr. Muerte es el médico de la mafia y su codinome es irónico.

Después de examinarme, él me medica y llama a Henrique de lado para hablar de lo que tengo.

Solo veo al jefe de la mafia asintiendo y al hombre yéndose acompañado por la gobernanta.

Henrique camina hasta mí y me mira con empatía.

—¿Voy a morir?

—No, no vas Logan, la fiebre que tuviste fue debido al golpe que recibiste por la espalda, te quedarás bien, yo cuidaré de ti.

Me veo en una situación complicada en un país que no conozco, forzado a ser el novio de un jefe de mafia que mal conozco y que me besó, mis sentimientos están confusos y será difícil colocarlos en su lugar.