Esta es la continuación de la primera novela de la saga, titulada; NO ES TU HIJO.
Cyrus Vidal, al nacer en una familia adinerada, crece sabiendo aprovechar el poder que le fue otorgado desde su nacimiento, logrando encontrar placer en el caos que el mismo causaba, aprovechándose de las personas a su alrededor y engañándolas.
Uno de sus mayores timos, era cuando se hacia pasar por su hermano gemelo, Ethan, logrando asi, tener lo mejor de ambos mundos, sin importarle quien saliera herido en el proceso de su diversión.
Aunque como todo, siempre aparece un rival, en el caso de Cyrus, se trataba de Nyra, la mejor amiga de Ethan a quien quería ver sufrir sin importar el costo.
Es asi como después de descubrir el amor no correspondido de la mujer por Ethan, Cyrus descubre la forma de verla a sus pies, "El y yo somos iguales, ¿quieres usarme como su sustituto?"
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Capitulo 2. El juego de compartir
A partir de aquel momento, Cyrus descubrió lo divertido que resultaba el juego del engaño, así que muy de vez en cuando lo aplicaba, cambiando entre personalidades, desequilibrando a todos a su alrededor.
Ethan al ser sumiso nunca llego a tener queja alguna por el comportamiento de Cyrus, así que, solo le permitía hacer lo que quisiera, de la manera que fuera.
En la escuela no era la excepción para esto.
- A mí, me gustas Cyrus – le dice una de sus compañeras, para ese entonces ya tenían doce años
- Lo siento, yo soy Ethan – le dice Cyrus con una voz dulce y dócil
- Oh, di, di, disculpa – dice la niña apenada
En ese momento abren la puerta del aula
- ¿Qué hacen? – les dice Ethan viendo la escena
- Cyrus, yo quiero hablar contigo, ¿puedo? – le dice la niña
- Yo soy Ethan – le responde de forma directa, entendiendo que una vez más Cyrus estaba jugando
- ¿Qué?, pero, pero, él – señala a Cyrus
- Ja, ja, ja, No puedes siquiera diferenciar entre uno y otro – dice Cyrus riendo – entonces, ¿Cómo sabes que yo soy el que te gusta?, cuando ni siquiera puedes darte cuenta de a quien tienes frente a ti – le dice de forma maliciosa
- Yo, Yo….
- Sí, eso pensé – le dice Cyrus caminando hacia la salida, pasando al lado de su hermano – Quédate con Ethan, a él le encantan las tontas, combinan a la perfección – le dice riéndose antes de marcharse, dejando a la niña humillada y confundida ante esa situación.
Confundir los sentimientos de las otras personas hacia ellos, se volvió entretenido, llevándolo incluso hasta la universidad, ambos estudiaron la misma carrera, pero se encontraban en diferente aula, así que era aún más fácil el engañar a todos allí.
Era divertido ver la cara de confusión de las personas, el odiar a uno de los dos gemelos, pero querer a otro, el problema radicaba en, ¿Cuál de los dos odiaban y a cuál querían?, nadie lo sabía, porque de eso se había encargado Cyrus.
Por ello se daba muy seguido la situación en que las Omegas que se sentían atraídas por Ethan terminaban en manos de Cyrus.
Dicen que los Alphas, en especial los dominantes tienen su propio aroma, la esencia que los caracteriza y con lo que pueden marcar a un Omega como su posesión, pero en el caso de Cyrus e Ethan, ellos burlaban aquella regla escrita por la naturaleza, ya que, los gemelos poseían el mismo Aroma, sin diferencia alguna, en el caso de haberla era demasiado imperceptible, al punto que nadie lo podría saber nunca a quien de los pertenecía.
La única forma era que alguno de los dos se atreviera a marcar a algún Omega, pero con ello, debían tomar la responsabilidad de ello, esa era la única regla impuesta por Darius Vidal, obviamente era para mantener a Cyrus a raya, creyendo que su locura y desquiciado comportamiento podría llevarlo a ello, creando sin duda un escándalo en los medios.
Aunque la idea de hacer enojar a Darius era tentadora, marcar a un Omega no era algo que le complaciera a Cyrus, ya que con ello existiría alguien que pudiera diferenciarlo a él de su hermano Ethan, haciendo que se pierda todo el entretenimiento, es por ello que no estaba dispuesto a hacerlo.
- E, E, Ethan, yo… yo quiero – en ese momento se encontraban a solas en el aula de ciencias, y la Omega frente a Cyrus obviamente estaba enamorada de Ethan, dispuesta a hacer lo que sea para atraparlo, incluso, buscarlo en medio de su celo sin si quiera tener un collar en su cuello, eran obvias sus intenciones, pero para su mala suerte, frente a ella tenía al gemelo equivocado.
- ¿Estás en tu celo? – le dice Cyrus en tono dócil, fingiendo no saber
- S… Si – le responde la mujer agitada, dejando salir sus feromonas, tratando de atraerlo
- ¿Estas, segura que quieres hacer esto?, yo tengo supresores para Omegas, ¿quieres uno? – le dice fingiendo buscarlo en su mochila
- ¡No! – le dice tomando su mano – yo, yo quiero esto, Te amo, Ethan, esto es amor a primera vista – le dice viéndolo fijamente, su voz era dulce y su mirada perdida – quiero estar a tu lado, sin importar nada – le dice besándolo
- Bien, si es lo que quieres, aceptare lo que me ofreces – le dice sonriéndole y luego dejando salir sus feromonas algo que termino de enloquecer a la mujer.
No era la primera Omega para Cyrus, así que tratar con ella no era nada difícil, siempre era fascinante el devorarlas, se entregaban de forma dócil y sin medida, pensando que con ello conseguirían al hombre que querían engatusar.
La mujer se encontraba sobre la mesa de trabajo, mientras Cyrus se hundía en su interior con fuerza, saboreándola y saciándose del delicioso sabor que solo los Omegas poseían.
La puerta del aula se abre y Ethan se queda parado, viendo la escena, no mostraba expresión alguna, puesto que ya sabía lo que sucedía y el juego de Cyrus.
- Oh, mira, tenemos público – le dice Cyrus al oído de la mujer
- Es, espera, Ethan, por favor, tu hermano nos está viendo – le dice agitada sin poder controlar su propio cuerpo
- Yo soy Ethan – le dice Ethan suspirando, sintiendo pena por aquella mujer y el comportamiento infantil de Cyrus
- ¿Qué? – dice sorprendida – pe, pero, él – mira a Cyrus quien le sonreía de forma maliciosa
- Yo nunca te dije que fuera Ethan, tu sola lo supusiste, ¿recuerdas? Te ofreciste voluntariamente, incluso te pregunte si estabas de acuerdo con esto – le dice descaradamente
- Tú, debías haberme dicho – su voz sonaba forzada y su expresión era de vergüenza y mortificada.
- ¿Cómo podría hacerlo?, me impediste aclarar las cosas en el momento en que me besaste, todos saben que es imposible para un Alpha el resistirse a la incitación de un Omega – le dice de forma maliciosa
- ¿Qué?, yo, yo, yo no te incite – le dice la chica, le costaba hablar
- Claro que lo hiciste, yo incluso te ofrecí un supresor y no lo quisiste, en cambio te abalanzaste sobre mí, si no quieres aceptar tus acciones, bien podemos revisar el video de la cámara de grabación – le dice viendo hacia la esquina superior, algo que la mujer no había notado, era que en todo momento estaban siendo grabados.
- Yo, yo, yo no – se sentía asustada, pero no podía reaccionar o apartarse, sus sentidos no respondían a sus deseos
- Esto ya me aburrió – dice Cyrus en el momento en que vio a la mujer llorando
Simplemente se apartó de la mujer, acomodo su ropa y tomó sus cosas.
- Si quieres, tu puedes continuar – le dice pasando al lado de Ethan, dejando a la mujer hecha un desastre y sumida en el llanto.