Chloe huye de sus captores en los barrios de la zona roja para salvar su vida, al ir hilando los acontecimientos se da cuenta que cayó en la trampa de su prima que resulta ser la amante de su esposo, hay una incógnita más ¿Dónde está su hijo?. Logra sobrevivir gracias a una indigente que no solo le salva la vida, también le ayuda a recuperar a su pequeño, su fortuna y el amor.
Te invito a que te sumerjas en esta historia donde la tradición, envidia se desarrollan, una serie de eventos donde la protagonista después de pasar momentos desagrables encuentra a su alma gemela.
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Los señores Rulss...
A lo largo de del desvencijado callejón resonaba un silbido, tonada de una vieja canción, rebotaba entre las paredes.
La luz de la lámpara parpadeo un poco y se estabilizó.
El corpulento Carls Rulss zigzagueaba al caminar entonando la melodía y se detenía cada que le tomaba su botella.
La señora Rulss escuchó el silbido, le dio la leche al bebé directo de la cajita y arrojó los empaques por la ventana trasera hacia afuera.
Arrulló al pequeño bebé que durmió satisfecho, lo acomodó en la caja de cartón donde dormía y lo arropó con una vieja frazada, muy limpia. Le dio un beso en la frente corrió a su cama y fingió dormir.
Los espias Clariss y Jerry se escondieron en el hueco que formaba la barda caída, los tabiques no se habían desprendido.
La hermosa pelirroja lloraba en silencio, mordía su mano, escondida en el pequeño hueco con las rodillas dobladas, acomodó su cabeza estre ellas, la emoción que sentía estaba descontrolándola, deseaba salir en ese momento llevarse a Nathan, su bebé.
-- No hagas ruido o nos descubrirá.
Jerry le susurró al oído él estaba en la misma posición, ingreso al hueco con sumo cuidado, el era mucho más alto.
Antes de llegar a la casa el señor Rulss se topó de frente con Meche.
-- ¿Has visto a Pepe?
Le preguntó, con sierta indiferencia.
--¡Noooo!
Arrastró la respuesta siguiendo su camino, no la tomo en cuenta.
Meche se perdió entre las calles gritando.
--¡Pepe! ... ¡Pepe! ... ¡Ven con mamá!
Sonreía, había descubierto un tesoro y burlado al pirata.
El señor Rulss pasó al lado de la barda donde Clariss y Jerry se encontran ocultos, arrojó la botella al piso, al caer se rompio en varios fragmentos, una astilla de cristal se prendió de la mano de Clariss al rebotar del piso.
Ella observó como una línea delgada de sangre brotaba.
El sonido de la cadena se escuchó seguido de un portazo.
El robusto hombre se sentó en la cama y se dejó caer durmiendo enseguida.
La señora Rulss no se
movio hasta que él comenzó a roncar, se levantó con cuidado para no despertarlo, lo acomodó, retiró los zapatos y con una almohada elevó su cabeza.
Le dio un beso en los labios y observó los marcas de amor que tenían su cuello y pecho.
Sabía de dónde venía, como cada día, lloro en silencio.
Giro la mirada a la improvisada cuna del pequeño que dormía tranquilamente.
Al no escucharlos ruidos, la diminuta luz roja zigzagueaba en la entrada del escondite.
Con mucho cuidado Jerry y Clariss salieron metros adelante, corrieron en dirección al auto.
La angustiada madre se detenía, Jerry la jalaba con fuerza de la mano, la obligó a subir al auto y adentro la reviso la herida.
El torso de su mano sangraba, el cristal incrustado no molestaba era más la felicidad que sentía.
De la guantera, Jerry saco un pequeño botiquín. Desinfectó y retiro el cristal, le había provocado una herida poco profunda, se veía perfectamente. Corto unos vendoletes y le cerró.
-- Vamos ¡Estoy bien! No me resistiré a regresar debemos planear como rescatar a Nathan.
El auto arrancó con velocidad y en la villa Lotty ansiosa los esperaba.
Al verlos llegar, ella misma abrió la puerta del auto.
Clariss bajó y la abrazó con fuerza.
--¡Lo encontramos! ¡Lo encontramos! No pude traerlo conmigo. ¡Está vivo y bien!
La euforia le hacía hablar tan rápido, aún así Lotty le entendió.
Le dio un frente abrazo, limpio sus lágrimas la tomó por él brazo y agregó igualmente emocionada.
-- ¡Vamos dentro! Hay que planear cómo rescatarlo.
Gracias Jerry ve a descansar.
Entre lágrimas y risas Clariss no podía dormir, su salvadora recostada a su lado escuchaba el relato de muchas historias de madre e hijo.
* * *
La siguiente mañana el señor Rulss despertaba por el llanto de bebé
Cállalo o lo arrojo por la ventana
Gritó tapándose el rostro con la almohada
Así lo haré no te molestes
La señora Rulss que se llamaba Violet.
Se apresuró a calentar agua la vieja estufa, le dio una mamila con té de hierbas y una galleta.
Balbuceaba y sonreía, por los sonidos monosílabos que producía, hacia burbujas de saliba.
Divertida limpió su rostro.
--¡Es hora del baño!
Violet lo atendía gustosa, siempre habían anhelado un bebé, no importaba que no hubiera nacido de ella.
Nuevamente después de almorzar y tomar un baño, Carls Rulss volvió a visitar a su amante.
A diferencia de Violet, vestía ropa muy desgastada, eso sí pulcramente limpia y planchada.
Cars Rulss vestial, blue jeans y camiseta nueva, tenis de marca.
Se dirigió a la salida y cerró con candado la puerta.
--¡No te vayas! ¿Qué comeremos? El bebé. ¿Qué tomará?
Pregunto angustiada detrás de la puerta desvencijada viéndolo través de los cristales.
-- ¡Te traerán de la tienda!
Dio un golpe en el oxidado metal asustandola a ella y al bebé
Gomenzó a llorar, Violet corrió a su lado y lo sacó de la cuna de cartón.
--Calma bebé. ¡Yo te cuidaré!
Violet lo mesia de Un lado a otro para calmarlo.
El día transcurrió.
Al recibir los víveres, preparó pollo con verduras y comió con el bebé en brazos.
Ella era muy feliz a su lado le gustaba cantarle canciones de cuna con su suave voz.
Carls Rulss llegaría como de costumbre ebrio con aroma a mujer ajena.