Calvin Cole, un valiente bombero de Chicago, vive intensamente su misión de salvar vidas, pero guarda un secreto sobre su orientación sexual y un amor silencioso por un compañero.
Un día, tras una jornada agitada en el cuerpo de bomberos, Calvin es invitado por su colega Frank a su casa, donde surge un encuentro amoroso. Frank ya sabía que Calvin era gay, al igual que él. Tras este encuentro, recuerdos del pasado vuelven a la superficie.
Dereck Clark, un médico prometedor, enfrenta desilusiones amorosas, y sus dudas sobre el amor crecen con cada relación que mantiene.
Pero el destino decide unir a dos corazones heridos: Calvin y Dereck se encuentran en una situación inesperada donde verdades ocultas saldrán a la luz.
Ciertas circunstancias los llevan a cuestionar sus decisiones pasadas. En esta trama apasionante, Calvin y Dereck descubrirán que el amor y la felicidad pueden renacer de las chispas de una pasión que trasciende el tiempo.
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Capítulo 24
El ambiente en el cuartel no siguió siendo el mismo después de aquella discusión; parecía que el equipo, antes unido, ahora estaba dividido, con algunos apoyando a Eddie y otros no. La mayoría se oponía a Calvin y Frank en relación a su orientación sexual, pero cuando se trataba de liderar el equipo, era prácticamente unánime que todos preferían a Calvin.
Al día siguiente, cuando Calvin llegó en su moto, la tensión volvió a flotar en el aire. Eddie aprovechó la presencia de los que estaban de su lado para crear una situación complicada para Calvin, esperando inducirlo a reaccionar de forma agresiva y, posiblemente, ser despedido.
La estrategia de Eddie era provocar a Calvin, buscando hacerlo perder la paciencia y agredir a un miembro del equipo, llevándolo incluso a ser despedido. Usó como argumento la incomodidad compartida al tomar baño en el mismo espacio, entre otras cuestiones que sabía que incomodarían a los otros. Esta actitud, sin embargo, solo intensificó la división en el equipo, creando un ambiente aún más hostil en el cuartel.
Así que llegó, Calvin saludó a todos, pero percibió que la mayoría no respondía de la misma forma. Decidió ir directo al área de la academia, imaginando que encontraría a Hector allí. Este paró sus ejercicios al ver a Calvin, saludándolo con un leve abrazo.
—¿Cómo están las cosas por aquí? — preguntó Calvin, mirando alrededor.
—Cara, no voy a decir que esto aquí sigue siendo lo mismo, porque no lo es. Eddie salió jactándose de que se quedaría en tu lugar, lo que acabó generando una discusión y tanto.
—Imagino que la mayoría se haya quedado contenta con esa información — Calvin cuestionó, sentándose en uno de los aparatos.
—A la mayoría no le gustó que salieras de ese puesto. Calvin, independiente de que te gusten hombres o mujeres, todos no pueden negar que eres un gran líder, mientras que Eddie no llega ni a tus pies.
Calvin se sentía halagado por lo que el amigo dijo, pero también sabía que apenas la opinión de él no resolvería aquella situación.
—¿Crees que no percibí cómo ellos todavía me miran? Ser un buen líder y no ponerlos en riesgo en una operación parece no ser suficiente para ellos; mi orientación sexual pesa más.
Hector no sabía qué decir, al final, era verdad lo que Calvin estaba mencionando. Calvin se quedó allí por más un tiempo y, en seguida, se dirigió a la sala del capitán para obtener alguna actualización. Su entrada fue permitida.
—Buenos días, señor. ¿Alguna novedad sobre aquel asunto? — Calvin fue directo.
—Buenos días, Calvin. Siéntate. Como yo mencioné, hice algunas llamadas, y cuando supieron que eres uno de nuestros mejores hombres y ya trajiste varios premios para el cuartel, no dudaron en aceptar.
—¿Para cuál cuartel voy a ser transferido?
—Ese cuartel queda en el lado sur de la ciudad, en Cottage Grove.
Calvin sabía que tendría mucho trabajo, pero no le importaba si aquello fuese a traerle paz.
—No importa la distancia. ¿La transferencia será hecha cuándo?
—Basta apenas que firmes este documento y te presentes en el cuartel. Si necesitas algunos días para conseguir organizar tus cosas, avísame que le paso al Capitán de aquel cuartel.
—El señor sabe que no me gusta quedarme sin trabajar, entonces puedo buscar un nuevo apartamento en mi día libre. Como tengo mi moto, voy a tener apenas que levantarme un poco más temprano.
Calvin firmó el documento y, antes de salir de la sala, agradeció al capitán por todo lo que él hizo.
—Señor, gracias por todo lo que hizo por mí hasta ahora. El señor siempre fue como un padre para mí, y nunca voy a olvidarme de eso.
El abrazo entre los dos vino en seguida, y Calvin avisó que iba a tomar sus cosas en el armario y despedirse de algunas personas. Así que salió de la sala, el hombre que Eddie pidió para provocarlo apareció y chocó con Calvin.
—Oye, ¿cuál es el problema? — preguntó Calvin, percibiendo que fue a propósito.
—¿Tú que no miras por dónde andas y yo tengo la culpa? Sé que te gusta que hombres se queden tocándote, pero no es necesario tanto.
El hombre estaba con dos colegas al lado, y ellos reían con mofa. Calvin no imaginaba que ellos pudieran llegar a tanto.
—Yo quería saber qué incomoda tanto a ustedes en el hecho de que yo sea gay. ¿Alguno de ustedes tiene la masculinidad tan frágil así? ¿Tienen miedo de que, al final, acaben queriendo saber cómo es estar con el negrito aquí? — Calvin devolvió la mofa en la misma proporción.
—¿Crees mismo que somos unos mariquitas como tú? Lo que no queremos es ser acosados en el baño, que te quedes mirando a nosotros desnudos como un pervertido, y quién sabe lo que te quedas haciendo después. — Él sonrió e hizo un gesto como si Calvin se estuviese masturbando.
—¿A quiénes están llamando de pervertido, sus idiotas? — Calvin respondió, yendo en la dirección de ellos.
En ese momento, Frank, que pasaba, percibió lo que estaba sucediendo y corrió, llegando a tiempo de interferir y sujetar a Calvin.
—Cálmate, Calvin, no les des ese gusto, están haciendo eso a propósito. — Frank pidió, poniéndose entre ellos y poniendo la mano en los pechos de Calvin.
Los tres hombres percibieron que estaban consiguiendo lo que querían y continuaron.
—No falta más nadie, la mujercita apareció para defender a su macho — hablaron y sonrieron en seguida.
Frank ignoró el comentario y se enfocó en Calvin, ya que sabía que si él tocase a alguno de aquellos hombres, sería peor.
—Calvin, ven conmigo, por favor, no empeores más tu situación por causa de esos idiotas.
Frank pidió y empezó a empujar a Calvin en dirección a su sala. Mismo con rabia, Calvin todavía lo siguió. Al entrar, Frank trancó la puerta para evitar que ellos fuesen atrás y fue para cerca de Calvin, sujetando el rostro de él.
—Oye, ellos quieren sacarte de quicio. Si le das un puñetazo a alguno de ellos o partes para encima, sabes que las cosas se complican. Yo no presenté queja, pero ellos harán eso sin ni siquiera pensarlo dos veces.
En aquel momento, Calvin y Frank estaban muy próximos, mirándose a los ojos. Por algunos segundos, la atracción estaba de vuelta, y no apenas por parte de Frank. Calvin también miraba a los labios de él, pero no quería sentirse tan débil así.
