Después de perderlo todo Isabela decide reconstruir su vida.
Entre lágrimas y aprendizajes, descubre que el destino puede sorprender con un nuevo amor y una nueva vida…
Uno capaz de sanar su corazón y enseñarle que siempre es posible volver a soñar y a vivir.
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Capitulo:13
ISABELA:
Llegada la hora ya estoy lista y me mira al espejo para ver que nada me falte.
—Mmm, creo que así estoy perfecta.
Murmuro tomando mi pequeño bolso de mano y en ese instante el timbre de mi puerta es tocada y con un suspiro algo nerviosa me dirijo a la puerta.
Al abrir la puerta observo a Alexander que me mira con una sonrisa brillante.
—Vaya señorita Torres, sí que está hermosa.
Menciona mientras me escanea de arriba abajo y yo solo sonrío.
—Muchas gracias ¿Y Vladimir?
—Está abajo esperándola.
Asiento y cierro la puerta de mi departamento para encaminarnos a la salida.
—Es extraño que usted se alistó justo a la hora... Yo estaba preparado para durar media hora esperándola.
Me río de sus palabras y ambos comenzamos una amena charla hasta llegar frente a un lujoso auto de color negro.
Alexander abre la puerta para mí y observo que dentro está mi jefe concentrado en su computadora.
—Buenas noches.
Hablo en un tono bajo y este levanta la mirada para luego cerrar la computadora y mirarme con una sonrisa.
—Por un poquito casi no la reconozco señorita Torres, está usted muy hermosa esta noche.
Siento mis mejillas calentarse.
—Muchas gracias, creo que no es para tanto.
—Si lo es... ¿Por cierto? ¿No le incomoda el vestido en su estado?
—No, le aseguro que todo está bien.
—Perfecto, podemos arrancar Alexander.
—Si señor.
El vehículo comienza a andar y yo ruego a mis adentros para no marearme y estar bien.
—Mi familia paterna son algo complicados, así que le pido paciencia, todo lo que digan no preste atención.
—No se preocupe, he tratado con gente complicada, así que estaré bien.
—Eso me alegra... Aunque debo advertirle que mi hermano es un degenerado, desde que la vea no dejará de mirarla.
Arrugo el ceño.
—Pero usted dijo que tiene prometida.
—Así es, pero eso no evitará que fije sus ojos en usted, en primer lugar va a estar conmigo y mi hermano envidia todo lo que tengo y en segundo lugar, es usted muy hermosa, hay que estar ciego para no mirarla.
Sus hermosos ojos se clavan en mi haciendo que me ponga un poco nerviosa.
—Por favor, no es para tanto...
—Si lo es, y su madre es peor, ella quiere todo para su hijo y a mí me quiere fuera de todo, es una arpía endemoniada.
—Vladimir...
—¿Si?
—Le aseguro que no pondré objeción si usted decide desviarnos a otro lugar.
Ambos reímos y la tensión se va mientras llevamos una charla amena hasta llegar frente a una lujosa residencia con guardias en la entrada.
Observo como Alexander habla con uno de ellos y luego abren las grandes puertas dejando el auto pasar.
Recorremos un largo camino con senderos verde a cada lado y la verdad este lugar es muy, muy lujoso, se respira dinero en cada esquina.
El auto se detiene y Alexander se gira mirándonos con una sonrisa.
—Yo estaré por aquí, les deseo suerte, chicos.
Levanta una de sus manos y Vladimir sin prestarle atención sale del auto, lo rodea y luego abre mi puerta.
Me tiende su mano y sin quejas lo tomo saliendo del auto.
—¿Está bien? ¿No está mareada?
—Estoy bien.
—Perfecto, entonces es hora de entrar.
Él entrelaza nuestros dedos y caminamos hacia la entrada de la gran mansión.
Antes de tocar el timbre una señora sonriente sale de la residencia.
—Joven Romanov, es una alegría volver a verlo, tenía mucho tiempo que no venía por aquí.
Dice la mujer muy amable y Vladimir sonríe.
—Señora Alcántara, me alegra volver a verla ¿Cómo le ha ido?
—Todo bien joven Romanov.
Dice para luego dirigir su vista hacia mi.
—Te presento a Isabela Torres, cariño, te presento a la ama de llaves, puedes confiar en ella para lo que sea.
—Buenas noches señora Alcántara.
Ella me sonríe de manera genuina.
—Buenas noches señorita Torres, pasen por favor, todos están reunidos en el comedor ya listo para la cena.
Ambos asentimos y entramos a la mansión siguiendo a la ama de llaves.
Ella abre unas grandes puertas y observo una larga mesa con diferentes utensilios y arreglos de flores.
La conversación que llevaban se detienen y todos los ojos nos miran.
—Buenas noches, lamento si llegué tarde.
Dice Vladimir con media sonrisa mirándolos a todos.
—Hasta que por fin llegas mi muchacho, ven acércate a mí.
Dice un señor mayor sentado en una lujosa silla como rey.
Vladimir me lleva junto a él, la verdad siento como las manos me tiemblan, pero trato de tranquilizarme y mantener la compostura.
—Buenas noches abuelo, lamento no haber venido antes a visitarlo.
Dice con una sonrisa amable mientras mira a su abuelo.
Este sonríe y con ayuda de su bastón se coloca en pies abrazando a su nieto.
—Me alegra que estés aquí mi muchacho... ¿Y quién es esta hermosa joven que has traído contigo?
El señor me mira y luego a su nieto.
—Estamos saliendo abuelo, su nombre es Isabela Torres.
—Vaya, no sabía que estabas saliendo con alguien, pero me alegro... Mucho gusto señorita Torres, mi nombre es Nikolai Petrov, bienvenida a la familia, toman asiento por favor.
Vladimir saca una silla para mí y con una sonrisa tomo asiento, quedando al lado de una señora que ha permanecido con el rostro más que serio desde que entramos.
—No puedo creer que mi hijo tenga novia y no me lo haya dicho, pero no puedo negar el buen gusto que tiene jajaja.
Levanto la mirada para mirar a un señor que supongo es el padre de Vladimir.
—Ja, buen gusto...
Dice la señora que está a mi lado en un tono bajo mientras clava sus ojos oscuros en mí y un escalofrío recorre todo mi cuerpo.
—Oh, si se acuerda que tiene un hijo... Pero supongo que debo agradecer el halago hacia mi mujer... Gracias... Padre.
Dice Vladimir tomando mi mano y las entrelaza colocándola encima de su pierna.
—Hermano, no le hables así a nuestro padre, o de lo contrario la cuñada saldrá corriendo... Por cierto cuñada, sé más comprensiva con mi hermano, él puede ser algo cavernícola a veces.
Dice el joven mirándome con una sonrisa que para nada pinta amabilidad.