Después de años de matrimonio con Josue de un momento a otro me pide el divorcio. Como volveré a confiar en los hombres?
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Por que crees que no me importa?
Después de eso me sentí mucho mejor, desahogue todo lo que tenía que decirle de frente y descansó mi corazón, mi humor cambio hasta en el trabajo, mientras yo dejaba algunos reportes en el escritorio de Don Rubén, entró Arturo contrastando con un humor de perros, se me quedo viendo y parecía que iba a decirme algo, pero se arrepintió y salió de la oficina, me extrañó, ya que nuestro trato había estado siendo cordial, yo no creí haber hecho algo para molestarlo, posiblemente como estuve tan metida en lo de Josué, posiblemente no le he hecho caso, así que dejo que se le baje un poco y después pido un par de cafés y me dirijo a su oficina, no estaba ahí, ni la secretaria me pudo decir donde encontrarlo, ni modo, me toco andar por todos lados con mis cafés en las manos preguntando por él, pero nadie me dio razón, regresé a mi lugar y le escribí un mensaje preguntando donde estaba, pero no respondió. Me tomé mi café y le di el otro a la secretaria. Arturo no apareció en todo el día, así que se me cargó mucho el trabajo. Por la noche pensé en escribirle nuevamente, pero no me animé, ya no éramos más que amigos de trabajo, así que tenía que esperar a verlo para preguntarle por qué estaba así.
A la mañana siguiente, paso por café y unas galletas de arándano, que sé que le encantan, si logro que se relaje un poco puedo hablar con él y aclarar las cosas. Paso por su oficina y ya está trabajando, entró directamente y dejo su café y su galleta frente a sus ojos mientras le doy los buenos días. Voltea a verme y responde a, mi saludo de manera fría, le pregunto directamente si lo estoy molestando, y con el mismo tono contesta, sabes que tú nunca me molestas, tu cara y tu actitud dicen lo contrario. Tenemos que hablar y no aquí, me dijo. Podemos comer pizza si quieres, sugerí, ok, nos vemos a medio día, sonreí y camine hacia mi oficina dándole su espacio.
A la hora acordada, pasó por mí a mi despacho y caminamos al restaurante hablando de trabajo.
Mientras esperábamos la comida, le pregunté que le pasaba, y me respondió que estaba muy dolido conmigo, que he hecho para que te sientas así, cuestione, y respondió que más bien era lo que no hice, y que es lo que no hice replique, pues no me dijiste lo de tu ex, no me tuviste confianza, si quedamos en ser amigos no veo porque me tuve que enterar por medio del abogado, a él si le contaste lo que estaba pasando y a mí no. Porque crees que no me importa todo lo que pase contigo, si sabes todo lo que significas para mi. Lo entiendo, dije después de un breve silencio, cargado de incomodidad y expectativa, y comencé a contarle con lujo de detalles todo lo que había vivido los últimos días, desde el miedo y la angustia, hasta la libertad y el desahogo.
Si me hubieras tenido en cuenta, hubiera sido yo quien te acompañará a encontrarte con él, de ninguna manera, respondí, si vieras a David entenderías por qué tenía que ser el quién me protegiera, y busqué en mi teléfono la foto de su perfil de Facebook, se la mostré y en seguida sonrió, me imagino la cara que puso ese tipo, y riendo le dije, ni te la imaginas. Bueno, si tu amigo tenía que ir, yo también podía acompañarlos. No señor, no te confundas, decidimos alejarnos para cuidar nuestros sentimientos, si te sigo viendo fuera del trabajo, vamos a terminar por confundirnos más y posiblemente volvamos a caer en la tentación, si solo nos vemos en el trabajo es más fácil, no dañemos los hermosos recuerdos que compartimos.
Estuvo de acuerdo, a mí me quedó claro que tengo que darle un poco de tiempo, aún tiene sentimientos confusos hacia mí, debo ser más comunicativa con él pero no como para confundirlo más.
Decido hablar con mi mamá para contarle que había tenido razón, y el desenlace de todo esto, para que por lo menos esté tranquila. También tengo la intención de invitarla a que conozca mi departamento, que vea la, manera en que vivo para que no se anden imaginando lo que no es, y tengan donde buscarme cuando quieran.
Me aceptó la invitación a la primera. La llevo a conocer mi espacio, creo que no le gustó por ser muy pequeño, pero le explico que para mi sola está bien, aquí no te veo haciendo tu vida, exclama, pero esto es temporal, yo tampoco me veo aquí en algunos años, pero es mi refugio mientras me reconstruyo, afirme. Y tuvimos una larga charla, en donde con el corazón en la mano, como no lo habíamos hecho nunca, aclaramos todos nuestros miedos y preocupaciones, y también externamos nuestros sueños y deseos. Ahí entendí que aunque sus acciones no sean del todo apropiadas, siempre tienen una carga de amor y preocupación, que nadie está preparado para los desafíos que nos da la vida y que podemos cometer errores aún teniendo las mejores intenciones, y hasta herir a nuestros seres queridos, pero la comunicación puede arreglar las cosas si hay una verdadera disposición de entender el punto de vista del otro. Esa conversación me liberó de una carga pesada qué llevaba desde hace años, desde que mi decisión de casarme abrió una brecha entre mis papás y yo, pero ahora podía remediarlo con paciencia y empatía, pero llevaría tiempo. Sobre todo con mi padre, que aún estaba renuente a verme por no haber acatado la orden de irme a vivir con ellos. Mi madre prometió ayudarme y hacerlo ver la realidad, y de verdad espero que lo haga, pues lo extraño mucho.
Esa noche dormí como hacia tiempo que no lo hacía, con la conciencia tranquila y una cálida sensación en el alma, todo estaba tomando un buen camino, pues yo iba tomando las riendas de mi vida.